Reflexiones: La Muerte

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Si la vida es un gran misterio, su fin, la muerte, resulta ser otro gran misterio. Pero más que la muerte en sí misma, cuya definición como “Cesación o término de la vida” (DRAE) es clara, lo que resulta misterioso y que genera muchas preguntas sin respuestas es: ¿Qué ocurre después de la muerte? Para algunos no ocurre nada, la muerte es el fin de todo, más allá de la descomposición del cuerpo no hay nada en absoluto. Para otros no es más que una transición en el interminable ciclo de reencarnaciones y muertes en el que estamos inmersos, el cual culminará una vez que alcancemos el nivel de consciencia o espiritual que nos permita regresar a nuestro origen y para otros es el momento de esperar a ser resucitados y juzgados para que Dios defina nuestro destino, bien sea con el descanso eterno en el paraíso, con la muerte eterna en el infierno o purgando nuestros pecados para poder acceder finalmente al Reino de Dios.

En el pasado se declaraban muertas aquellas personas que dejaban de respirar y cuyo corazón se detenía, pero los médicos observaban que algunas personas en ese estado volvían a la vida después de ser sometidos a métodos de resucitación, por lo cual era evidente que esos síntomas no eran suficientes para declarar muerta a una persona.

Posteriormente, la llamada muerte clínica se determina mediante el cese del funcionamiento cerebral, lo cual, según algunos estudios, ocurre unos 5 minutos después que las neuronas han dejado recibir el oxígeno que necesitan para funcionar, periodo durante el cual consumen las reservas que aún les quedan, después de lo cual finalmente mueren, aunque aún no se puede determinar con precisión cuanto tardan las últimas neuronas en morir.  Además,  pareciera que este diagnóstico tampoco es suficiente en todos los casos, dado que pacientes declarados clínicamente muertos han vuelto a la vida sin que se tenga una explicación clara al respecto. Algunos escépticos argumentan que esas personas no estaban “realmente muertas”, por lo que aún queda por determinar: ¿cuándo se puede declarar efectivamente muerta a una persona? Y cuál sería el protocolo infalible para poder hacerlo.

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Algunos médicos se han dado a la tarea de estudiar los casos de personas con episodios cercanos a la muerte (ECM) y han encontrado algunas similitudes en esos casos, como por ejemplo: Escuchar las conversaciones de las personas que están a su alrededor; sentir calma, placer y felicidad durante ese estado; percibir una luz brillante y/o una figura mística; verse separado de su cuerpo; ver momentos significativos de su vida o reunirse con seres queridos ya fallecidos. Estos episodios parecieran indicar que la consciencia o el alma para algunos, logra existir después de la muerte física. Sin embargo no está aún claro si esto ocurre antes, durante o después de que efectivamente la persona fallece. Lo que dejan claro estos eventos es que la muerte no ocurre de manera instantánea, sino que es un proceso que lleva cierto tiempo en desarrollarse y durante el cual la persona puede estar consciente de su propia muerte.

Por otro lado, existen muchos casos documentados de personas que “resucitan” horas o incluso días después de haber sido declarados muertos, lo cual se califica como “muerte aparente” y su causa se atribuye a un mal diagnóstico del fallecimiento y en algunos casos a episodios de catalepsia no detectados. Sin embargo, los llamados fenómenos cadavéricos, como la palidez, el enfriamiento del cuerpo, la rigidez, la aparición de morados en algunas zonas del cuerpo y la deshidratación, en especial de la córnea, son síntomas inequívocos del fallecimiento que pueden ser detectados con facilidad.

Pero hasta ahora hemos hablado solo de la muerte biológica, de la cual la ciencia se ha ocupado y se seguirá ocupando ampliamente. La parte más interesante en buscarle respuestas sobre la muerte es sin duda, si hay vida más allá de ella. En ese sentido la filosofía y las religiones son las que se han hecho cargo de dar esas respuestas, en las cuales,  tal como lo señalé en el párrafo inicial, hay principalmente tres tendencias:

Ø  El vacío, la nada: la cual plantea que más allá de la muerte no hay absolutamente nada.

Ø  La transmigración de las almas o las consciencias: Según esta teoría, al morir nuestra esencia reencarna en un nuevo cuerpo en múltiples oportunidades hasta alcanzar el nivel necesario para romper ese ciclo y regresar a su origen. Según diferentes creencias, tal reencarnación ocurriría en cuerpos exclusivamente humanos o también en cuerpos no humanos.

Ø  La resurrección de la carne: Esta versión surge de la gran influencia actual de las religiones judeo-cristianas, incluyendo el Islam, una de cuyas creencias fundamentales de su fe es la resurrección. Para algunos esta creencia no es más que una versión de la reencarnación, solo que en un mismo cuerpo.

La creencia en la vida más allá de la muerte data de muchos siglos atrás y tal vez de milenios, la encontramos en religiones tan antiguas como la hindú, en los egipcios, los persas, en Babilonia y prácticamente en todas las religiones antiguas y modernas. Si bien es cierto que esta coincidencia algunos la atribuyen a la influencia de unas religiones en otras y al deseo humano de no aceptar que la muerte es el fin definitivo de la existencia, a veces me pregunto si tal coincidencia no será en realidad un conocimiento ancestral que por alguna razón lo perdimos en el tiempo. Siempre he pensado que los humanos perdimos a lo largo de los siglos el “manual de usuario” de nuestro cuerpo que nos dejaron nuestros creadores y que muchas de las escrituras que hoy llamamos antiguas fueron en su momento parte de ese manual que nos han ido llegando incompletas y tergiversadas. Pienso que detrás de cada mito y de cada leyenda hay una verdad oculta y que si la ciencia le hubiese dedicado más recursos a la búsqueda de esas verdades que a demostrar su inexistencia, hoy estaríamos en mejor posición para dar respuesta a muchos de los misterios que hoy siguen sin resolverse.

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Afortunadamente muchos científicos, aun exponiéndose a la crítica e incluso a la burla de sus colegas, han dado una paso adelante en el uso de sus conocimientos en la búsqueda de esas verdades. En el caso específico de si hay vida después de la muerte, algunos han dedicado esfuerzos a descubrir que hay detrás de los episodios cercanos a la muerte (ECM) y de los recuerdos de vidas pasadas que muchas personas dicen recordar y algunos se atreven a afirmar que efectivamente hay evidencias que algo trasciende a la muerte física y que se debe seguir profundizando en los estudios en ese sentido.

Por otro lado, algunos teóricos de la física cuántica han planteado teorías que abren la puerta a la posibilidad de que exista vida después de la muerte. Una de esas posibilidades es la existencia simultánea de múltiples universos o universos paralelos, en los cuales la muerte en uno de ellos no impediría la posibilidad de seguir viviendo en otro de esos universos.  Otro planteamiento basado en la física cuántica es que la muerte no sea más que una ilusión, dado que la realidad que percibimos depende del observador, en este caso, de nosotros mismos. Estamos tan convencidos que la muerte es inevitable, que a nuestra consciencia no le queda otra opción que hacer realidad ese pensamiento.

Otra opción cuántica es la existencia de los llamados registros Akáshicos, en los cuales se almacenan todos los conocimientos de la humanidad, incluyendo los nuestros y que nuestras consciencias sean puertas de acceso a esos registros, por lo cual toda nuestra información no se perdería al momento de la muerte, sino que quedaría almacenada en esos registros. La versión moderna de los registros Akáshicos sería la “nube” del internet, en la cual podemos almacenar toda nuestra información y acceder a ella cuando la necesitemos.  

Desde mi punto de vista no debemos descartar la posibilidad que haya vida después de la muerte, dadas las evidencias que hoy se tienen al respecto y de los avances que se tienen en varias ramas de la ciencia que pueden dar luz a la solución de este misterio.  

 

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Autor: Juan Sequera. Autor de la familia de Hermandad Blanca

12 comentarios

  1. Yo creo, que siii hay vida despues de la muerte; pero muy pocos son los que realmente se covierten en seres espirituales llenos de luz e inmortales, por su buen comportamiento los injustos rara vez llegan a es ese privilegio es mi humilde opñion gente..

    1. Estoy de acuerdo con el autor del artículo y me atrevo a preguntarle que pasa con los espíritus que nos rondan y nos molestan, sintiendo su helaje, que nos recorren partes del cuerpo, abuso sexual entre otros? Qué pasa con los espíritus de las personas que mueren accidentalmente como electrocutados, los alcaza una bala mueren atropellados etc. Mueren antes de tiempo y me pregunto sí van a los reinos de Luz o se quedan en este plano físico y quizás por esa razón resultan molestando a sus seres queridos o a las personas que por alguna razón tienen alguna atadura afectiva, alguna deuda económica que se quedó sin pagar, ó alguna promesa incumplida etc. Gracias de antemano pir su respuesta.

    1. Gracias Sr. Ernesto por leer el artículo y por comentarlo. Le agradecería aclarar o ampliar este comentario, realmente no lo entiendo.

    1. Si se refiere a que le temo a la muerte por el coronavirus, le comento que este artículo fue escrito mucho tiempo antes que apareciera esa amenaza, pero lamentablemente tardó mucho en ser publicado y casualmente ahora coincide con esa situación. Por otro lado, siempre he pensado que temerle a la muerte es desperdiciar nuestra energía en algo inútil a sabiendas que es inevitable. La muerte es como esperar a un visitante que sabemos que en cualquier momento va a llegar, siempre debemos estar preparados para recibirlo.

    1. Le agradecería aclarar a que se refiere con "Perverso" en su comentario, espero que sea un calificativo general para todo el mundo, excepto usted, y no se este refiriendo específicamente a mi persona, porque de ser así realmente me ofende, porque no creo haberle dado motivos con mi artículo para calificarme de esa manera. Lo mismo aplica para su afirmación "se esconde", la cual no entiendo. Si desea contactarme por favor envíeme su dirección de correo para comunicarme directamente con usted y aclarar cualquier punto que usted considere que le deba aclarar en relación con el artículo. Gracias.

    1. Gracias por su respuesta Sr. Ernesto. Espero no haberlo ofendido al incluir en el articulo la versión de otras personas que piensan distinto. En la medida de lo posible trato de escribir incluyendo la visión de otras creencias.

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