Sentir a Dios

Dios

Sentir a Dios es tan mágico, sublime y perfecto. Es un acto puro de amor incondicional de verdadera conexión con él. ¿Alguna vez has sentido a Dios?, no sé cual será tu respuesta, quizá te ha sucedido pero no lo recuerdas y tampoco tienes en tu memoria registrado ese grandioso sentimiento dentro de ti. Dios te hizo a imagen y semejanza suya, así eres tú…perfecto como Dios pero te has empeñado en ponerte defectos y en acentuar tus errores que nos son otra cosa más que aprendizajes de muy alta calidad.

¿Deseas sentir a Dios?

Quédate quietecito, ayuda a tus hermanos, sonríe, siéntete vivo, respira y deja partir por mucho que quieras detener…al ver partir y no sentir dolor alguno sino júbilo, alegría y felicidad entonces sentirás a Dios en ti y contigo. Respira hondo, cada vez más hondo hasta que tengas un buen ritmo en tus respiraciones, hasta que logres conectar con tu alma directamente, que el aire no sea solo aire, que sea el viento perfumado a flores, a vida, a amor, que con el te eleves a lo más alto con una ligereza impresionante del mismo modo con que se elevan las aves, en realidad es sencillo, más de lo que parece, piensas o crees.

Deja de querer encontrarle sentido a todo, deja de querer controlar y dominar.

Permite que Dios sea quien te encuentre, te guíe y te lleve de su mano o entre sus brazos según sea tu situación, nunca has estado solo ni jamás lo estarás.

Hoy sentí a Dios y lloré, lloré de alegría, de felicidad y de amor. Abrí mis brazos y agradecí por todo cuanto me ha dado, desde mi vida, mis padres, la dicha, la grandeza y la oportunidad de conocerle y más de sentirle, agradecí por la luz, por la luna, el sol, las estrellas, por el día y por la noche, por el calor y por el frío, por mi techo, por mi cuerpo, por los dones que me ha otorgado y me permite trabajarlos y desarrollarlos cada vez más y mejor; agradecí por lo que incluso no me ha dado o ha tenido que privarme de ello porque no es conveniente para mi, porque el plan de vida que ha diseñado para mi es más que maravilloso y perfecto, esas cosas y personas ya no caben en ese plan, ya han cumplido su misión conmigo y yo con ellos, de otro modo seguiríamos vinculados.

Sentir a Dios transformará tu vida de una manera radical y querrás siempre permanecer en ese estado de plenitud y felicidad, así es Dios de generoso, de bueno nos permite sentirle en todo momento, nosotros somos quienes bloqueamos su presencia, su amor, su voz al encerrarnos en la cotidianeidad, nos privamos de lo mejor de la vida al encerarnos en nuestro propio mundo, un mundo individual y egoísta.

Permítete sentir a Dios, permítete respirar a Dios, permítete vivir a Dios cada día de tu vida y te darás cuenta de que la vida es tan mágica como fugaz, un instante, un suspiro, un abrir y cerrar de ojos, por eso vívela intensamente estando presenta aquí y ahora. Tu vida será más feliz, tendrá mayor sentido, el dolor se irá y llegarán las cosas buenas que siempre han estado ahí para ti pero que no te habías percatado de ello, eres merecedor de eso y mucho más por ser hijo de Dios.

Fortalece tu fe, la confianza en ti mismo y en el Padre, ese que ha estado ahí esperándote como en su momento lo hizo con el hijo pródigo, con los brazos abiertos y las puertas de par en par, ¿qué estás esperando para volver a casa? Ya está todo listo para cuando decidas retornar. Quizá hayas “fallado” pero… ¿quién no se ha equivocado?, todos para poder tener nuestras propias lecciones nos hemos caído y también levantado, anda que alguien te espera desde hace mucho.

Y tú… ¿Deseas sentir a Dios?

Martha Elena López Cuello

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