Sociedad: cambio, forma y esencia.

A raíz de un artículo en Internet titulado «El capitalismo nunca podrá ser verde ni tener rostro humano»[1], donde un par de cientos de académicos y científicos urgen por un nuevo modelo de sociedad si queremos evitar el colapso de nuestra civilización fue que el déficit atencional me llevó a cavilar esta vez acerca del cambio, de las formas y la esencia….no sin pocos obstáculos.

Respecto del cambio, es innegable. Es la propia condición esencial de Todo.

Para entender y sentir el cambio no es necesario ser escritor, científico, periodista, intelectual, profesor universitario. Tampoco artista ni representante de movimientos sociales. Menos aun participar de las democracias y sus mercados, partidos políticos, gremios o sindicatos. Basta solo un corazón.

Y es en estos mismos días que con estos corazones somos testigos del cambio. Algunas veces como actores, en otras como escenario. A veces uno y en otras el otro, según vibremos y co vibremos en esta co creación que compartimos todos, nuestra realidad; desde lo micro a lo macro, lo interno a lo externo, el uno y el otro.

Y en todo, primero Gaia; la fuerza de cambio que al arrastrarnos en su devenir nos hace también mutar … en todos los planos.

Para poder intuir la luz es necesario que en este contexto de cambio y transición estemos alerta a sus señales. Ser. Ser en las fronteras del fractal sin saber si comenzamos o terminamos; esa indefinible región, penumbra que separa la noche del día, la rompiente del océano, el ir y venir, arena y pleamar.

Y en ese devenir incesante, en las fronteras del fractal, atento a los pequeños cambios que anuncian lo nuevo. Atento a esas ideas que asoman insolentes augurando césped y hermosas flores donde no parecía que jamás algo pudiera dar ni el mas pálido de los verdes.

Pero sobre todo atento a las emociones que nos producen y como respondemos a ellas y sus nuevas apariciones y frecuencia de recurrencia. Ojala siempre consciente de ellos, de su disrupción; pues por mucho que anuncien flores pueden traer alguna incomodidad en primera instancia.

En el intertanto tratar de mantener el máximo equilibrio posible y no seguir espejando o proyectando viejas maneras al sentir estas fuerzas nuevas tan extrañas en el hoy del todavía mundo antiguo que aun todo lo domina pero que ya se va, que ya desaparece, que ya se esfuma.

Así entonces un buen ejercicio, o trabajo a tratar de tener presente, es en lo posible dejar solo espacio para las nuevas energías de posibilidades infinitas. Al hacer lo anterior, con esfuerzo y dedicación, ayudamos al inconsciente colectivo para que proyecte cada vez mejores entornos nuevos. Versiones corregidas del mundo anterior desde donde podamos otra vez mirarnos y volver a repetir, en espiral ascendente.

La I Guerra Mundial se llevó muchos hombres, pero dejó grandes también. Como Garret Hardin (1915), que en 1968 a sus 53 años escribe su famoso paper “Tragedia de Los Comunes” o el mismísimo James Lovelock (1919), que con 50 años sugiere su teoría donde propone al planeta como un ser viviente a quien llama Gaia en honor de la diosa de los bosques y la naturaleza del ancestral panteón Griego.

Divagaba también a partir de Edgar Morin (1921) y su maravilloso y seminal “El paradigma perdido: el paraíso olvidado”, 1973, deslumbrado por sus bases en la auto-organización y complejidad creciente, raíces directoras de una nueva oleada de afanes por entender y sentir, como verán si ya no lo habían notado.

Morin, a sus 52 años, se abre a la “lógica de lo vivo” pero pensando en “los problemas fundamentales de una política del Hombre” de frente al conflicto mismo, una sociedad vista como una organización compleja de individuos diversos con base territorial, jerarquía y cooperación solidaria de grupo.

A que viene todo esto? Pues no a mucho salvo que del divagar con algunos de los hijos de la Ia Guerra Mundial, que a sus 50s y en plena revolución hippie pensaban el mundo, hemos llegado sin saberlo al tema de las formas.

Es ahora que transitan en el cambio las viejas formas a las nuevas formas, transformado todos los aspectos de la sociedad; alimentación, transporte, industria, urbanización. Pero sobre todo afectando nuestra economía y formas políticas de maneras radicales que muchos evitan siquiera avizorar.

Como sea, la raza humana ha desarrollado siempre su vida de tal manera que el ritmo de la evolución ha proseguido incesantemente, cada vez, “sobre las bases de lo mejor que fue desplegado en cada etapa anterior y así proyectar las estructuras sociales de cada nuevo tiempo” diría el Maestro Vicente Beltrán Anglada.

Desde siempre nuestras estructuras sociales han generado elites y sobre ellas se ha edificado imperios. Que ellos hayan sido moralmente objetables ya no importa pues ya fue así. Pero ha servido para que en base al proceso de espejarse en la historia y devolver imágenes corregidas es que hemos ido construyendo el mundo sobre lo mejor de cada etapa anterior de desarrollo.

Y así como hoy tenemos las ciudades es que sobre ellas habrá que adaptar el modo de vida industrial en armonía con el planeta.

Ideas, memes, como dinero, propiedad privada, bienes públicos y otros serán fuertemente cuestionados en los días venideros, al igual que la interpretación de conceptos como colapso, disminución, regresivo o aislado y su significado negativo pues ya sabemos urge ajustar nuestra existencia a niveles de huella ecológica armónica con Gaia.

Si desean conocer un poco mas acerca del concepto de Huella Ecológica, por favor revisen en: https://hermandadblanca.org/presente-desarrollo-canon-vigente/

Toda la realidad es en parte espejo de nuestra expresión como un todo. Reflejo de cómo expresamos nuestras formas y maneras de relacionarnos con el otro, con lo otro. Todas estas expresiones que creamos, en sus formas emocionales, mentales, físicas, culturales, se originan primero en lo profundo de nuestra Esencia y Verdad interior.

Pero paradójicamente, al menos curioso, esa  Verdad interior se encuentra también contenida, mientras expresa su Esencia, bajo todo un universo de Energías que también contribuyen a la expresión de todo lo que creamos.

Son todas las Verdades. Todo aglutinado en lo que algunos llaman campo Mórfico, otros Inconsciente colectivo. Es aquí donde residen todas nuestras formas potenciales de expresar; sueños delirantes y utopías impensadas pero también limitaciones auto impuestas en formas físicas, culturales o del entorno.

Si nuestros actos, pensamientos y emociones nacen del temor, la separación y las limitaciones seguro no contribuirán a la paz, el Amor o la expansión.

Así entonces, tanto nuestra Esencia y Verdad interior como la realidad misma están creando expresiones constantemente. Algunas veces estas expresiones se anulan entre sí, en otras algunas pesan mas o se dejan apabullar obnubilándose.

El trabajo que debemos realizar, en conjunto con todas las Verdades, es unificar y sintetizar estos dos aspectos de forma que se manifiesten en la más alta vibración. Para ello es vital entender como sentimos y percibimos la realidad. Si sentimos miedo o enojo seguro nos rodearemos de aquello en formas violentas y atemorizantes no así si sentimos amablemente todo lo que es sabiendo profundamente que así es y está bien.

Algunos llaman a este entendimiento casi tántrico como ascensión o sendero de la Iluminación. Ver la belleza en las ilusiones terrenales como resplandores de un mundo interno que se expresa más allá de la ilusión terrenal hasta las dimensiones del Mundo Espiritual en un estado de plenitud y felicidad integrando cada fragmento de realidad a medida que se presenta.

Aprenderemos a distinguir la verdad permanente en lo que es real de la transitoria ilusión de todo lo que no es.

[1] http://www.publico.es/actualidad/crecimiento-ya-genocidio-camara-lenta.html