Tercer Ley Hindú de la Espiritualidad: Cualquiera sea el momento en que algo comienza, es el momento indicado
«Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo.»
– León Tolstoi
A medida que crecemos, nos damos cuenta que la vida es mucho más compleja de lo que creíamos en un principio. Ya no somos unos niños, debemos asumir la consecuencia de nuestros actos y lidiar con las de los actos ajenos. Además, nos encontramos con la frustración de descubrir que la mayoría de los eventos que se desenvuelven en nuestra vida están totalmente fuera de nuestro control.
Si bien el panorama pareciera ser totalmente desalentador, en realidad no lo es. Nos hemos criado creyendo que podemos decidir el curso de nuestras vidas, con la creencia de que tenemos el poder para determinar qué sucede y qué no. Esto no es más que un error de enfoque.
Si bien tenemos la capacidad de decidir sobre nuestra vida, la acción que nos corresponde se da en nuestro interior. No sobre los eventos en sí, sino en cómo traducimos e interpretamos esos eventos en nuestra vida.
Cada ley hindú de la espiritualidad dictamina un enfoque de crecimiento y nos guía para entender para qué sucede cada cosa en nuestra vida. En esta oportunidad, la ley hindú de la espiritualidad que veremos nos habla de los nuevos comienzos.
Tercer ley hindú de la espiritualidad: Cualquiera sea el momento en que algo comienza, es el momento indicado
¿Alguna vez has deseado un cambio importante en tu vida pero las cosas no parecieran darse? Este es el caso de la acción de esta tercer ley hindú de la espiritualidad. Cuando buscas trabajo, o esperas esa gran oportunidad y los tiempos de tus planes no se ajustan al tiempo de la vida, recuerda esta ley.
No podemos determinar los tiempos que la vida tiene para nosotros. Es la Voluntad Superior la que rige todo lo que sucede, y nuestro deber es aceptarlo. Recuerda que todo sucede cuando debe suceder, ni antes ni después, sino cuando realmente estás preparado. Debemos aprender a tener paciencia, a cumplir con aquella misión que nos es encomendada.
Actualmente, se vive en un estado constante de urgencia, como si nos apuraran todo el tiempo para conseguir resultados a corto plazo. Sin embargo, las cosas realmente importantes de nuestra vida no se consiguen de manera inmediata. Cosas como el amor, o el sentimiento de plenitud, son resultado del esfuerzo y el trabajo duro. No puedes apresurar esas cosas.
De la misma manera, hay otra perspectiva de esta ley hindú de la espiritualidad a tener en cuenta.
Forjando nuevos hábitos
¿Cuántas veces has intentado forjar un nuevo hábito y recaes en tus viejos comportamientos? Cosas como dejar de fumar, ser más organizado o comenzar la dieta son ejemplos de las pequeñas frustraciones que van destruyendo nuestra confianza poco a poco a lo largo de nuestra vida.
No es que debas dejar de intentarlo hasta que sea el momento indicado, pero también es necesario que aprendas a tenerte paciencia a ti mismo. Los hábitos también se forjan mediante la constancia, la disciplina y el esfuerzo. Sigue intentándolo, perdónate si fracasas e intenta de nuevo. Conoce dónde es que se te hace más difícil y prepara un plan para la superar esa instancia la próxima vez. Mantente apegado a tu plan en los momentos más duros de ese proceso. Recuerda por qué decidiste atravesar este camino.
Cada ley hindú de la espiritualidad nos guía en distintas situaciones de nuestra vida, pero en el mismo sentido. Lo que somos es el resultado de lo que hacemos para cumplir con nuestros objetivos, sumado a lo que aprendemos de aquellas cosas que no podemos controlar. El tiempo es una de esas cosas. Deja que las cosas fluyan y déjate fluir con ellas. Mientras tanto, observa la dirección en que trabaja la Voluntad Superior y aprende a moverte en la misma dirección.
Acepta que las cosas sucederán únicamente cuando tengan que suceder.
Aprende a ser paciente.
AUTOR: Lucas, redactor de la gran familia de HermandadBlanca.org
PARA MÁS INFO: https://hermandadblanca.org/espiritualidad-un-camino-de-reencuentro-con-uno-mismo-y-con-lo-que-nos-rodea/
Muchas gracias por este valioso conocimiento. Y más gracias todavía, por la generosidad de compartirlo. Un abrazo de luz