Todos los seres como si fueran nuestras madres
Esta frase es algo extraña, de hecho no es común escucharla, sin embargo, en la cultura tibetana es de lo más natural, los niños nacen entendiendo de manera muy genuina que deben de ver y tratar a todos los seres como si fueran sus madres, esto incluye a los familiares, a los seres cercanos o conocidos y a los extraños…a todos.
En occidente no es tan fácil entenderla pues, de alguna manera, estamos más acostumbrados a juzgar y ver en todo momento la falla en el otro o en los que nos rodean. Algunos ricos cafecitos de amigas en las tardes se centran en eso …en ver las faltas de los otros …un punto de vista totalmente opuesto al de oriente.
Amar y respetar a todos los seres
Pero¿ que significa amar y respetar a todos los seres como si fueran tu madre?, es simple de entender y complicado o duro de aplicar. Cuando vemos a alguien que nos daña por supuesto que pensamos que no se parece en nada a nuestra madre o cuando nuestra madre nos abandona por supuesto que no hay una referencia cálida o amorosa para ver al otro o a nuestro alrededor.
en algún momento hemos recibido amor de alguien
En realidad si somos honestos con nosotros mismos, hemos recibido amor de madre de alguien, nuestra nana, nuestros abuelos, nuestro padre, nuestros tíos, de alguien , pues de no ser así no estaríamos en éste momento aquí en ésta vida, tal vez como adolescentes o adultos para bien o mal estudiando o trabajando. Necesariamente alguien nos cuido con amor en alguna etapa de nuestra vida, como una madre.
Por ejemplo, al nacer, cuando estamos realmente indefensos, alguien nos dio de comer, nos cubrió del frío, nos llevó al doctor en una enfermedad sencilla o grave, alguien nos enseño a caminar, a hablar y a tener cuidado con las cosas para no golpearnos, todas estas acciones son de la naturaleza de una madre, puede ser que en su lugar estuvo el padre, o la abuela pero ese cariño incondicional, sin esperar retribución es característico de una madre.
Ahora podemos observar que en todos los momentos de nuestra vida ya sea de una o varias personas hemos recibido un cuidado o cariño de éste tipo. Por ejemplo algunos maestros o gurús de oriente despliegan hacia sus discípulos este tipo de cariño, ecuánime y gentil.
Pero ¿Cómo puedo ver y tratar a todos los seres como si fueran mis madres?..pues llevándolo a la práctica, cuando alguien en el trabajo nos reconoce podemos entender que en lo profundo de esa persona fluye una atención similar a la de una madre, hacernos sentir confianza y satisfacción por lo que realizamos y si por ejemplo en la calle alguien nos insulta podemos saber que esa persona puede tener alguna aflicción pero si camina, habla e interactúa con los demás es que tuvo alguien que le dio cariño y atención.
Además, es importante resaltar, que no somos inherentemente buenos o malos, en realidad somos una gran variedad de grises por así decirlo y que tenemos momentos de enojo y alegría, no existe quien solo haya tenido tristeza en toda su vida, posiblemente tendemos a dar más peso a los errores de las personas que nos rodean pero eso no significa que no tengan cualidades positivas para con otros. Que actúen como buenas madres con otros.
Es común ver que alguien tiene la etiqueta del aislado y enojón de la familia o de la colonia en la que vivimos, pero si observamos con cuidado, en ocasiones tienen mascotas a las que les dan alimento, cuidado, cariño y dedicación, posiblemente no con otro humano o con nosotros , pero si proporcionan amor y atención de madre..en algunos casos hasta con sus flores del jardín.
de la calidad del amor de una madre
Lo importante aquí es resaltar que todo lo amoroso que hemos recibido en nuestra vida es de la calidad del amor de una madre , yace en nuestro interior y el reto es reconocerlo y recordarlo. Este tipo de amor es parte de nuestra naturaleza que por orgullo, resentimiento o enojo nos resistimos a aceptar…nos limitamos a ver solo una parte de las personas y no sus múltiples facetas..el problema no está en los otros sino en nosotros no permitiéndonos ver lo mejor de los que nos rodean, aún en sus peores momentos…nadie sobrevive sin amor…en algún momento lo recibimos…solo que ya no nos acordamos.
Así que emprendamos el viaje de reconocer que todos los seres en lo profundo han amado como si fueran una madre , han sido amados y cuidados con esa calidad de amor…a veces transitamos por momentos de enojo, tristeza y desesperación…pero eso que nos sostiene en el fondo es haber recibido y estar recibiendo de alguien ese tipo de amor. Así es fácil ver a todos los seres como contenedores de amor de madre.
Finalmente y desde un punto de vista no tan genuino pero válido, ¿Como cambiarían nuestras relaciones con los otros si entendemos que en el fondo a pesar de sus conflictos tienen dentro de sí todo el potencial de dar y recibir éste tipo de amor?. Aún en los peores momentos observemos a los seres como nuestras madres, los beneficiados en nuestra salud mental y emocional en la mayor proporción posible somos nosotros en nuestro interior.
AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca