El valor de los Preceptos: molestia o tranquilidad

Pilar Vazquez

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¿Qué es un precepto?…es en realidad un concepto del  que muchos queremos huir, de hecho, algunos afirman que los votos o preceptos existen para romperse.

Un precepto es una guía de acción, un valor, un mandamiento, una promesa en algunos ámbitos, sin embargo, aquí hablaremos de una guía para actuar, para la protección de nuestra práctica espiritual, de nuestro estado emocional y nuestra vida cotidiana.

Existen gran cantidad de preceptos de acuerdo a la religión o corriente espiritual, por ejemplo el de «No Mentir», es de los más comunes y afirman que es el más difícil de seguir , en realidad no lo es tanto si comprendemos las consecuencias de ésta acción. Una de ellas es por ejemplo  la agitación mental que provoca, supongamos que alguien dijo algo falso de otra persona, existe un cierto temor de ser descubierto por la persona misma o los que le rodean, y si , es un hecho, tarde o temprano las mentiras se descubren…causa y efecto sin más.

 

causa y efecto sin más

 

Desde el punto de vista emocional mentir acerca de alguien puede llevar una carga de enojo, de ansiedad, de venganza o de algún otro sentimiento que daña más a la persona que lo experimenta al interior y en el aspecto espiritual por ejemplo, en la meditación no nos permite entrar en un estado de tranquilidad o serenidad necesarios para una buena práctica. En el fondo nos volvemos poco confiables, nada congruentes y si  las mentiras se repiten se vuelven hábito y compulsión.

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No es un panorama agradable si tomamos en cuenta su tendencia cíclica y de expansión es decir que existe una alta probabilidad de que crezca y se complique, que incluya cada vez a más personas. Algo así como el efecto del Teléfono descompuesto.

Recuerdo que algún maestro dijo que la confianza es difícil de conseguir (sobre todo en estos tiempos) y fácil de perder , algo así como si la construyes con cien acciones y la rompes con dos o tres.

La mentira sólo es una acción no constructiva, pero el análisis puede extenderse a tantas otras no edificantes como son: el dañar a otros seres, la avaricia, la soberbia, la malicia, el dividir o separar a las personas por mencionar algunas.

La recomendación aquí es no creer que el seguir preceptos o guías de acción nos aíslan o nos limitan, por el contrario, nos protegen de experimentar una vida llena de incertidumbre y complejidad.

Por ejemplo, consideremos a la avaricia, si alguien que conoces se encuentra sin trabajo y te pide una ayuda económica que tú estas en total posición de proporcionar, inclusive si no te la devuelve; tú le dices que no y de repente en un instante aparece el pensamiento incomodo de saber que pudiste hacerlo, que tal vez la persona no consiga ayuda y se vea en mayores problemas, llega el común remordimiento, por supuesto que la mente se agita, en el fondo siempre sabemos que algo no estuvo bien sin que alguien más lo diga ..porque sabemos que es lo que debemos hacer y la compasión es parte de nuestra naturaleza…cuando vamos en contra de lo que sentimos , porque no decirlo, lo padecemos en todos los ámbitos, no importa el exterior al que seguramente estamos dañando, a nivel interno no es nada agradable lo que nos  acontece.

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¿Porqué no reflexionar y comprender los beneficios del buen actuar, de la conducta ética?…de la enorme paz que contiene, con el tiempo resultado de estar atento a tu conducta puedes observar el considerable impacto positivo en los demás, te vuelves congruente, confiable, simplemente una persona que vive en paz. Es un estado ideal que solamente requiere de dar la espalda a todas las acciones que nos dañan y abrir la mente a todas aquellas que nos proporcionan bienestar interior.

 

Piensa en los enormes beneficios del bien actuar

 

No es fácil, pero así como aprendimos a desplegar acciones no edificantes, podemos re- aprender a vivir en el ambiente de lo edificante, destruir el hábito que hemos fortalecido con la repetición, y utilizar a la misma para construir la contraparte que nos genera satisfacción.

Nuestro mundo exterior estará agradecido y beneficiado…y nuestro interior estará en la mejor condición de paz y confianza necesaria para progresar. Recordemos que contamos con todo para hacerlo y nunca, de verdad nunca es tarde para comenzar.

AUTOR: Pilar Vázquez, colaborador de la gran familia de la Hermandad Blanca

 

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