La búsqueda de Shambala, el paraíso perdido.
En este extenso artículo que aquí nos ocupa arranca la búsqueda de Shambala. En las próximas líneas vamos a intentar ubicar la ciudad perdida de la sabiduría.
También conocido como Shangri-La, un buen número de maestros espirituales han recorrido sus calles misteriosas.
La búsqueda de Shambala, el paraíso perdido
¿Buscar Shambala es ir tras una quimera? Tal vez haya mucha gente que diga que sí. No obstante, encontramos numerosa simbología sobre este mito que indica que podría haber sido real, o quizás un símbolo de sabiduría.
Aun así, nombres importantes como Nicholas Roerich, Victoria LePage, David Hatcher Childress, HP Blavatsky, Bruce Walton, Michael Mott o Frank Waters han escrito sobre este tema con profusión de detalles y experiencias. Es decir, podría ser perfectamente real y haber existido.
O sea, que la búsqueda de Shambala no tiene por qué ser en ningún momento baladí. Además, de la antigua filosofía budista nos han llegado pistas de sobra sobre esta fuente de sabiduría eterna.
En Chang Shambhala, los seres inmortales llegaron a vivir en armonía perfecta, logrando un equilibrio excepcional entre universo y naturaleza.
Hay que recordar que esta ciudad perdida ha recibido diversos nombres según la civilización, tiempo y creencias. Por ejemplo, para los chinos fue un lugar escondido en los montes Kun Lao.
Sin embargo, en India era una población secreta y mística de los Himalayas. Incluso en Rusia se hablaba de la legendaria Bielovodye, que significa Tierra de las Aguas Blancas. Este paraíso donde vivían santos de gran sabiduría fue bautizado como Shangri-La por James Hilton en su obra Horizontes Perdidos.
Sea como fuere, observamos que numerosos expertos y un gran número de culturas creían en la existencia de esta luminosa ciudad del conocimiento.
Es decir, que introducirse en la búsqueda de Shambala es acercar nuestros pasos al budismo, al shamanismo o al hinduismo y conocer algo más estas religiones y filosofías que pudieron beber de la mítica y mística población que fue un faro de sabiduría en algún rincón más allá del Tíbet.
La búsqueda de Shambala: el Mito
La búsqueda de Shambala en Occidente comenzó de la mano de HP Blavatsky, una de las grandes especialistas en teosofía del mundo, creadora y principal estudiosa de estos movimientos místicos en Europa.
Blavtatsky llamó mítica Shamballah a un santuario oculto en el Asia Central. La describiría como un cuartel secreto e invisible solo abierto en los Mahatmas, y ubicado en el desierto de Gobi.
La teósofa consideró la búsqueda de Shambala como un acceso a una Gran Fraternidad de Maestros Espirituales que trabajaban tras el gran telón del mundo para guiar y proteger a la humanidad.
Años después, la búsqueda de Shambala correría a cargo de Nicholas Roerich. Este instructor espiritual y artista viajó por Asia buscando con intensidad la ciudad perdida de la sabiduría y la bondad.
No sabemos si fue él u otra persona quien bautizó al lugar como Shangri-La, también conocida como Shamballa.
Shangri-La, la ciudad perdida de James Hilton
Lo que sí sabemos a ciencia cierta fue que la ciudad perdida gozó de gran presencia mediática a nivel mundial en 1933, año en que James Hilton publicaba su novela Horizontes perdidos. Además, aun ganaría más notoriedad al ser llevada al cine.
Para Hilton, según reflejó en su historia novelada y el film que la siguió, esta tierra era un lugar de felicidad sin límites, pues guardaba un propósito y escondía los secretos de la eterna juventud.
No obstante, Hilton muestra una ciudad inaccesible. Y es que, siguiendo los viejos dichos budistas, el autor fabrica una fábula recreando un lugar al que nunca se puede llegar, ni siquiera cuando parece estar más próximo.
El Shambala espiritual de los budistas
Recordemos que el budismo nos explica que la búsqueda de Shambala no requiere de mapas o guías. Para alcanzar este espacio sagrado y luminoso, simplemente hay que estar preparados en nuestra intimidad.
Es decir, que cuando nuestro espíritu se encuentre listo para acceder, la realidad aparecerá de forma inefable ante la vista del iniciado.
¿Quién habita Shambala?
Entonces, ¿quién puede habitar en Shambala? Hay muchas teorías que han ido apareciendo a lo largo de la historia.
Para los chinos, este valle oculto de Kunlun está habitado por seres inmortales. Otros, por su cuenta, consideran que aquí habitan los hindúes más sabios, quizás individuos perfectos, o tal vez la Kalapa.
La tierra de Aguas Blancas
El caso es que, dado que ojos mortales parecen incapaces de observar y acceder a Shambala, recibe innumerables nombres, Chang Shambhala, lugar budista sagrado donde emana la fuente de eterna sabiduría… Bielovodye para los rusos, la Tierra de Aguas Blancas donde ermitaños buscando la santidad alcanzan sabiduría plena…
Tal vez todos tengan razón. Quizás la creación del novelista inglés James Hilton es un resumen, un todo, un maremágnum cultural en el que se ubica un espacio de sabiduría y paz, pero que cada sociedad y civilización ha interpretado de una forma única.
Para Hilton, Shangri-La era un mundo ideal poblado por elegidos llegados de todo el mundo. Allí, el misionero católico François Perrault se había convertido en una especie de Dalai Lama que gobernaba el lugar con sabiduría y rectitud durante siglos.
Y es que este hombre religioso de la orden de los Capuchinos llegó a Tíbet en 1734 y, en la interpretación de Hilton, permaneció vivo en Shambala durante siglos y solo es descubierto tras un accidente de avión de un joven cónsul británico camino de la India.
¿Dónde comienza la búsqueda de Shambala?
¿Por dónde comenzarías la búsqueda de? En su momento, James Hilton, en la novela que aquí nos ocupa, la ubicó en el Tíbet.
No es extraño que, ante el éxito de la obra, un buen número de lectores occidentales quisieran ir a buscarla ante la fascinación del lugar.
Según Hilton, desde el siglo XVI un buen número de expediciones y misiones habían perecido o desaparecido buscando el lugar secreto y sagrado.
Los jesuitas trataron de alcanzar sus elevadas mesetas buscando aquellos primitivos cristianos que habrían encontrado la fuente de sabiduría y felicidad total.
Pero la realidad fue que el padre Antonio de Andrade, tras sufrir mil vicisitudes, alcanzó un lugar en el que vivían unos seres especiales, los Lamas del Reino de Guge. Aquellos monjes budistas, no obstante, todavía no eran los sabios que hoy entendemos.
En aquel lugar, según lo que sabemos por de Andrade, los monjes budistas usaban costumbres crueles, como el asesinato de campesinos en una ceremonia en la que se creía que los muertos llegaban a la eterna felicidad.
Es más, entre los europeos sorprendió la costumbre budista de adornas sus ropas con huesos humanos.
Finalmente, tras varias misiones jesuitas, los Capuchinos fueron enviados al Tíbet por orden Papal.
La búsqueda de Shambala en el siglo XX
Volvamos brevemente al siglo XX para continuar nuestro relato actual. Y es que en el siglo XX también sobresale la figura de la escritora francesa Alexandra David-Néel.
Esta gran conocedora del mundo budista superó todo tipo de obstáculos humanos y físicos hasta alcanzar el territorio de los Lamas.
Esta escritora era una excelente conocedora de la cultura budista. Por eso, ella caminó por Oriente para construir la búsqueda de Shambala a través de obras como Magia y misterio en el Tíbet.
Sin duda, obras de este calibre ayudaron a crear una imagen de misterio del Tíbet y sus zonas aledañas. Así pues, el Shambala inaccesible, en aquellos tiempos más conocido como el Shangri-La de Hilton, puede estar muy relacionado con el mundo de los Lamas.
David-Néel llegaría a describir cómo un Lama es capaz de elevar su cuerpo con rostro impasible. Es decir, antiguos mitos budistas que vivían en un paraíso perdido, en Chang Shambhala.
Este mítico rincón del mundo albergaba una fuente de sabiduría eterna donde sus habitantes eran capaces de alcanzar hitos inalcanzables para cualquier humano, de ahí que la ciudad fuese inaccesible para casi todo el mundo.
A esta especie de leyenda que, en realidad, no podemos saber si es real o no, también contribuyeron otros mitos tibetanos, como los túneles de Potala, el palacio de Lhasa que podemos encontrar en la obra Shambhala del escritor ruso Nikolai Roerich.
El autor nos introduce en Agharti, un sucedáneo de paraíso subterráneo budista como centro del Chang Shambhala, la sede en la que vive el rey del mundo.
Sea como fuere, real o legendario, la búsqueda de Shambala parece una misión imposible. Da igual el nombre que le demos, ya que es un lugar evasivo, místico y perdido en el que, como es lógico, solo pueden entrar los más sabios.
Entonces, parece lógico que resulte inaccesible para todos quienes la han buscado y han vuelto, ya que solo sería accesible para aquellos que realmente fueron dignos de entrar y formar parte de la comunidad de los más sabios del mundo.
La Shambala legendaria
Pero muchos autores van más allá. En realidad, la búsqueda de Shambala en el Tíbet o donde quiera que la ubiquen no tendría sentido. ¿El motivo? Simple y sencillo, es un lugar que existe en un realismo místico, es decir, no está en el mundo físico.
En Shambala se puede estudiar con maestros espirituales que han trascendido el plano físico de la Tierra. Es decir, es un lugar en el que se aprende la alineación perfecta de cuerpo y espíritu, donde se encuentra la unidad de y con el universo.
Para la cultura tibetana, este es un reino oculto en el que viven seres perfectos o semiperfectos. Ellos guían la evolución humana a través del Kalachakra, que se considera como una gran rama esotérica del misticismo del Tíbet.
Pero, siendo Shambala un lugar no físico, ¿no sería posible que cada uno que sea capaz de encontrarse a sí mismo junto al universo pueda acceder a esta fuente de sabiduría? Al estar en un plano espiritual, en realidad, podría ser otra realidad, aunque quizás más alejada de la verdad, pero igualmente posible.
Sea como fuere, se dice que el Kalachakra ha estado en la India durante miles de años hasta que emprendió camino hacia el Tíbet en 1026. Entonces, fue cuando el concepto de Shambala volvió a retomar fuerza.
Desde ese momento y durante más de 900 años, los maestros del Tíbet han estudiado el Kalachakra, tal vez una búsqueda de Shambala interior que por mucho tiempo no se exportó fuera de las fronteras tibetanas.
Este misticismo tibetano cogía fuerza por medio del estudio, de la meditación, de la ciencia y de la astrología. Todo ello es óbice para guiar una vida plena, sabia y constante durante decenas, incluso centenares de años de sabiduría.
La búsqueda de Shambala de Leyenda
La búsqueda de Shambala en su versión más mítica y legendaria sigue siendo llamativa. Si observamos los textos tibetanos, encontramos que entramos en un terreno místico en detalle, pero de naturaleza física.
Para los tibetanos, Shambala es un loto de ocho pétalos, o sea, una comparación que la asemeja a un lugar con ocho regiones en total.
Además, cada una de estas zonas se rodea de un anillo de montañas, estando en el centro la parte más interna, que sería Kalapa, la capital.
A su vez, este centro estaría rodeado de montañas de hielo que lucen con luz cristalina con un fervor enorme.
Sin embargo, entramos en terrenos farragosos cuando hablamos de una Shambala mística y misteriosa y a la vez tecnológica. Y es que se supone con tiene unos avances que no son comprensibles para el ser humano.
A lo largo del palacio de Shambala encontramos claraboyas especiales cuyas lentes permiten observar la vida extraterrestre, pues son telescopios de una potencia cuya explicación escapa a la mente humana.
Es decir, que, durante años, tal vez siglos o milenios, los habitantes de este Shangri-La habrían estado investigando todas las formas de vida del universo.
También existen versiones que afirman que la ciudad posee un sistema de túneles subterráneos por los que transitan coches especiales. Mientras, por su cielo vuelan aviones de alta tecnología.
Y respecto a las gentes que se encuentran tras la búsqueda de Shambala, encontramos a seres que han visto la luz, por lo que su poder de clarividencia y su habilidad para moverse son desconocidas para nosotros.
Pueden desplazarse a gran velocidad e incluso materializarse a voluntad o desaparecer si así lo desean.
Es obvio que estamos hablando de un lugar especial. Para los tibetanos, Shambala está habitada por seres con poderes sobrehumanos.
El único dato veraz que podríamos disponer dependería del periódico hindú el Statesman, en cuyas páginas se afirmó hace más de 100 años que un comandante británico de acampada en el Himalaya vislumbró a un hombre vestido de claro, con pelo largo y gran estatura, que podría ser un habitante del verdadero Shangri-La. Pero no existe confirmación al respecto.
Según contaba la noticia, este gran hombre se sintió observado y desapareció por la ladera vertical del lugar. El comandante quedó asombrado, pero los tibetanos que lo acompañaban no. Le explicaron que era una de las personas encargadas de cuidar la tierra sagrada.
Siguiendo esta historia, autoras como la ya nombrada Alexandra David-Neel ha especulado sobre el tema en su obra.
Esta exploradora que pasó unos 14 años en el Tíbet exploró la zona del Himalaya en ese tiempo. Según su propia versión y vivencia, también observó a un hombre moverse con extremada velocidad.
A raíz de los escritos de David-Neel, estos seres poseían caras impasibles, en perfecta calma.
En sus rostros tranquilos se observaban ojos muy abiertos y miradas fijas y distantes, casi invisibles.
Al encontrarse con humanos, no solían correr, más bien se movían en base a saltos. Es decir, estaban dotados de una elasticidad superior que les permitía rebotar siempre que sus pies tocasen el suelo. En sus pasos largos se observaba la regularidad de un péndulo.
La búsqueda de Shambala continúa
Es evidente que, por más que tengamos diversas crónicas en primera persona, la búsqueda de Shambala es un trabajo que no termina nunca.
Y es que, si alguien vio el reino místico, nunca ha vuelto, ya sea por su sabiduría, que le permitió quedarse en él, o por otros motivos, pues tal vez fueron destruidos en el intento.
Los lamas tibetanos nunca han cesado en su búsqueda de Shambala, y mucho nos tememos que seguirán así. Su idea es no dejar jamás de aprender, de obtener la sabiduría que les permite alcanzar este reino prohibido para cualquier ser humano.
Sea como fuere, los tibetanos han escrito mucho sobre Shambala, y todo cuanto han documentado se asemeja más a hechos históricos que pura mística.
Encontramos nombres, fechas, reyes y registros de acontecimientos que pueden ser pistas importantes para localizar la ciudad de la sabiduría eterna.
De hecho, en la profecía de Shambala podemos observar cómo se indica una progresiva desintegración del budismo en pro de un mayor materialismo unido a guerras y disturbios a lo largo del siglo XX, algo que parece que se está cumpliendo literalmente.
Leyendas de Shambala
En la búsqueda de Shambala encontramos un buen número de leyendas. No obstante, la primera y principal habla de un rey, Sucandra.
Este hombre llegó del norte del Kashmir y centró su labor en el desarrollo de Kalachakra.
Anteriormente, había recibido enseñanzas y poderes de parte de Dhanya Kataka, de ahí que fuera recibido con respecto en Shambala por los seres que tenían los contactos Kármicos y que allí habitaban.
También de Shambala nos llega una profecía. Según la misma, cada rey de la ciudad reinará en ella durante 100 años hasta un máximo de 32.
Una vez acabe el reinado, el mundo exterior se habrá deteriorado, dando lugar a un hábitat bélico de gentes agresivas que persiguen el materialismo que se extiende por el mundo.
Una vez los bárbaros de este mundo exterior extraño y agresivo, bajo el yugo de un rey perverso, hayan conquistado toda la Tierra, serán los místicos quienes revelen Shambala entre las montañas de hielo.
Atacada Shambala por armas terribles, será el rey número 32 de la ciudad mística, Rudra Cakrin, quien enviará a un extraño contra el ejército invasor.
Así pues, una última batalla tendrá lugar en la que el monarca perverso y bárbaro del mundo exterior será vencido junto a sus seguidores y quienes reciben el poder de Kalachakra volverá a renacer en su mandala.
Kalachakra y el primer rey de Shambala
En la búsqueda de Shambala tiene gran peso el primer rey de la ciudad sagrada, Sucandra. Para algunos, es como una emanación de Vajrayana.
Este primer rey recurrió al Buda Sakyamuni para aprender el Kalachakra. Dicho Buda se manifestó precisamente en forma de Kalachakra, logrando transmitir todo el poder completo y las enseñanzas de este tantra.
De vuelta a Shambala, Sucandra construyó este tantra de forma tridimensional, dando de esta forma la transmisión de todo el ciclo a cuantos habitantes había en la ciudad.
El Kalachakra de Shambala
Como hemos comentado, Shambala es fuente del Kalachakra. Gracias a este, se puede encontrar la enseñanza que haga falta para localizar la protección necesaria de avatares diversos.
Recordemos que hace unas líneas que se comenta que se librará una batalla entre Shambala y los hombres rudos.
Según los textos sagrados, habrá una Edad Oscura en la que, en cierto modo todavía vivimos la mayor parte de los seres humanos, que se extenderá hasta el año 2424 d.C.
Según estas escrituras, será el momento en que la búsqueda de Shambala ponga su punto y final.
Comenzará una guerra en la que el ser humano será salvado de la destrucción gracias a los defensores de la ciudad sagrada que acabará con un ejército de oscuridad.
Las profecías de Shambala
La búsqueda de Shambala puede ser relativamente sencilla si entendemos y aceptamos que es parte de la memoria de nuestra alma.
Así pues, a lo largo de los tiempos, se ha incrustado en la conciencia colectiva, siendo transmitida históricamente como una especie de reino mitológico.
Hoy día, entendemos Shambala como un reino mitológico, un paraíso que recibe muchos nombres, como hemos observado.
Puede ser TienHsi para los chinos, Janaidar para rusos, Jardín del Edén para cristianos y judíos, etc.
Sea como fuere, todas las culturas de la Tierra consideran que Shambala es un centro verdadero en el planeta. Su potencial espiritual es enorme, de ahí que sea el corazón del misticismo terrenal y ultraterrenal.
Estamos hablando de un reino celestial que sostiene el destino de la humanidad y donde se conoce realmente la voluntad de Dios, sea cual sea la religión o creencia que se profese. Es pasado, presente y futuro.
Algunos creen que Shambala existe tanto en una especie de reino físico como espiritual, e incluso oculto en una dimensión paralela.
Interpretaciones de Shambala
A lo largo de la historia ha crecido la búsqueda de Shambala, lo que ha hecho que su leyenda se amplíe.
Así pues, tanto las interpretaciones como los pueblos han creado sus propios Shangri-La.
Por ejemplo, si estudiamos la civilización celta, observamos que entre las brumas se escondía una ciudad mágica, Avalon. Ahí se revitalizaban y se curaban sus antiguos y misteriosos magos.
En este caso, se interpreta la ciudad sagrada como un plano terrestre de existencia que en realidad es una especie de laboratorio de transmutaciones.
Como ya hemos comentado, para las gentes de Tíbet, y también en Mongolia, Shambala o Shangri-La es un lugar en que viven seres casi perfectos que guían la evolución humana.
Una puerta de enlace entre el mundo físico y el espiritual. Así pues, ningún no creyente podría ver jamás la barrera psíquica que la separa de nosotros.
Si observamos a la civilización sumeria, vemos que bautizaron su búsqueda de Shambala como la Casa de la Montaña. Un lugar elevado que trataba de crear un vínculo entre el cielo y la tierra, formando un eje central entre cielos, humanos y el inframundo.
Observando las interpretaciones de los antiguos ingleses, tendríamos que buscar Shambala en Glastonbury Tor, un santuario sagrado que se observa en las iglesias medievales y que se interpreta como centro cósmico.
Según las leyendas, son entradas al Annwn, que lleva a un mundo subterráneo.
Las Termas Mentales
Se considera que parte de los textos sagrados reciben el nombre de termas mentales.
Si queremos encontrar alguno de ellos, hay que abandonar la búsqueda de Shambala para centrarnos en la búsqueda interna, pues se esconden en la mente humana, tal vez en el ADN, en el córtex cerebral…
Sea como fuere, podemos acceder a estar termas mentales por medio de la meditación o en estados de sueño y duermevela.
También existen profecías que afirman que se pueden descubrir dichos textos a través del sueño, y que quien lo logre, literalmente los puede encontrar en sus manos.
Sea como fuere, si a alguien le sucede, se dice que dará información pertinente al respecto.
Sea como fuere, este hecho permite visitar Shambala, aunque no físicamente, sino en estado meditativo.
Así pues, los objetos físicos que allí se encuentran, desconocidos para el común de los mortales, seguirán siendo inalcanzables.
La búsqueda de Shambala en suelo terrestre
¿Es posible encontrar la verdadera ubicación de Shambala en la Tierra? Sin duda, esta es una de las grandes preguntas que la humanidad nos hacemos, y para la que no encontramos una respuesta unificada.
Existen personas que afirman que esta ciudad mística y mágica únicamente puede ser localizada en la mente y corazón humanos. Pero no todo el mundo conculca con esta idea. De hecho, existen quienes confían en que está en suelo material, tal y como afirma la tradición tibetana.
No obstante, como ya hemos comentado, su ubicación real difiere mucho según la fuente, tal como vamos a explicar y explayar a continuación.
Para los tibetanos, Shambalah es muy real, está registrada en sus textos e incluso aportan fechas, hechos y nombres. O sea, está claramente en el mundo exterior. De la misma forma piensan budistas e hindúes, que la ubican en el Monte Meru, en el Himalaya.
Otras versiones beben directamente de fuentes más oníricas y fantásticas. Afirman en ciertas leyendas que es el centro del cosmos, capaz de enraizar en el invierno y llevar su cumbre al cielo.
Así pues, en el pico de su montaña más elevada se resguarda el palacio central, irradiado de luz y diamantes, hogar de Indra, rey de dioses hindúes.
También en tono legendario encontramos una ciudad con laderas tachonadas de piedras preciosas. Los árboles que crecen en Shambala ofrecen frutas deliciosas al paladar humano y divino.
En estas mismas versiones legendarias hindúes se hablan de una ciudad rodeada por siete anillos de montañas de oro. Cada monte se separa por siete océanos circulares.
Es decir, se crea una superestructura que se mantiene sobre un océano exterior flanqueada por cuanto continentes que, a su vez, contienen dos subcontinentes cada uno de ellos.
Los Continentes de Shambala
Las leyendas hindúes van más allá en sus descripciones de la búsqueda de Shambala y la establecen de la siguiente forma:
- Jambudvipa: este es el continente de tierra física, al que un ser humano, de ser digno, podría acceder.
- Existen otros tres continentes representados en planetas cercanos donde las almas son capaces de transmigrar para seguir su camino iluminado hacia el renacimiento.
La tecnología de Shambala
El texto religioso del Tíbet también explica cuál es la tecnología de Shamballa. Se da por hecho que esta sagrada ciudad dispone de unos avances que se escapan a nuestro entendimiento.
En el palacio real se ubican claraboyas, como ya hemos comentado, que se usan como telescopios de gran potencia utilizados para estudiar la vida extraterrestre.
También se afirma que los ciudadanos y moradores de Shambala utilizan aviones y vehículos capaces de transportarles por diversas zonas, como una compleja red de túneles subterráneos.
Los poderes de Shambala
En la búsqueda de Shambala, también nos encontramos con escritos sobre los moradores de esta maravillosa ciudad.
En los mismos se afirman que sus habitantes caminan hacia la luz, proceso mediante el cual adquieren poderes.
Los ciudadanos de Shambala que van camino de la iluminación poseen capacidades extraordinarias, tales como el movimiento a gran velocidad, la clarividencia o la transmutación de sus cuerpos para aparecer y desaparecer a voluntad.
Shambala en la leyenda hebrea
Como ya hemos comentado, son muchos los pueblos que han incluido Shambala entre sus leyendas e historias.
A pesar de ciertas variaciones, básicamente todas hablan de una ciudad superior.
Entre el pueblo hebreo, encontramos una Shangri-La subterránea a orillas de la montaña sagrada que ha sido bautizado como la Morada de la Inmortalidad.
¿Shambala en el plano físico?
Cuesta un arduo trabajo continuar con la búsqueda de Shambala a raíz de lo que se sabe, ya que las informaciones con que contamos son múltiples y confusas. Y es que cada civilización y cultura tienen sus propias creencias y ubicaciones.
Para una gran parte de tibetanos, esta ciudad sagrada se ubica en las montañas de Kunlun.
Sin embargo, no es una creencia del todo extendida, ya que también existen otras corrientes en el Tíbet que la ubican en la provincia china de Sinkiang, en la frontera con Mongolia.
Y, aun así, tampoco es esta la única versión que se encuentra en esta zona, pues también están los que consideran que extiende sus fronteras en la zona de Siberia e incluso hay quien la envía hasta el Círculo Polar Ártico, donde se escondería este vergel de vida, poder y sabiduría.
Fuera de las creencias de la búsqueda de una Shambala física, encontramos muchas más versiones, pues tanto en el Tíbet como fuera de él observamos que algunas corrientes ubican sus posesiones en universos paralelos o dimensiones superiores.
No obstante, no podemos olvidar que algunos avezados aventureros se han lanzado a su búsqueda.
Ya hemos hablado de uno de los más célebres, Nicholas Roerich, quien entre 1923 y 1928 encabezó una expedición desde el desierto de Gobi hasta la montaña Altai.
Recordemos que este viaje cubre más de 15000 kilómetros entre 35 peligrosos pasos de montaña, algunos de ellos, entre los más altos del planeta.
En referencia a Roerich, encontramos quienes afirman que buscaba devolver una parte de la sagrada Piedra Chintamani. Este trozo de piedra se consideraba parte de un meteorito mágico llegado desde un sistema estelar ubicado en la constelación de Orión.
En la leyenda de los lamas, un fragmento de esta piedra podría proceder la estrella Sirio. Al parecer, dicha piedra habría sido enviada en misión espiritual de vital importancia para la humanidad. Una vez completada la citada misión, sería devuelta a su lugar de origen.
Según se sabe, dicha piedra podría tener propiedades ocultas. De hecho, existen quienes afirman que podría ser una especie de guía telepática capaz de transformar la conciencia de todas aquellas personas que entrasen en contacto con ella.
Pero, ¿pudo Roerich entrar en contacto con esta piedra? Esa es una información que el investigador, aventurero y escritor se llevó a la tumba o a donde quiera que se encuentre ahora mismo.
Sí que sabemos que la misión de Roerich era buscar dicha piedra, hecho que muchos interpretan como óbice de credibilidad, dada la integridad del investigador elegido para tan difícil misión.
Roerich, ¿sigue en la búsqueda de Shambala o pereció tiempo atrás?
Según algunos informadores, Roerich fue enviado por la piedra por la propia Sociedad de Naciones. De hecho, pudo ser un personaje influyente en el gobierno de Franklin D. Roosvelt un siglo atrás.
Roerich era investigador, explorador, escritor, aventurero y filósofo, y miembro importante de la Sociedad Teosófica. Incluso fue un ávido y talentoso pintor que captaba el espíritu de sus retratos como pocos.
Sin duda, Roerich puede ser considerado casi como un hombre renacentista.
En el autor se unían todo tipo de disciplinas creativas y científicas que le servirían en sus búsquedas de cultura y paz.
El poder de la belleza y el arte eran sus fuentes de inspiración que incluso desembocó en el Pacto Roerich para que los países respetasen lugares de especial interés en 1935.
Entre los viajes de Roerich por Mongolia y China recorrió los límites del Tíbet, donde se reunión con hombres sagrados de paz. De ellos, destaca un Lama que le confirmó que los mensajeros de Shambala cuidan del mundo mientras trabajan en él.
El Lama hacía hincapié en lo bien guardados que están los secretos de Shambala. De hecho, nadie, ni una sola persona del mundo físico, puede alcanzar el lugar a no ser que reciba la llamada y tenga su karma preparado.
También fue informado Roerich de que el príncipe de Shambala aparece en forma humana ante personas muy de vez en cuando para agrandar su leyenda.
La sociedad de los Aghartianos
Sea como fuere, en esta búsqueda de Shambala emprendida por Roerich, durante sus conversaciones legendarias con el citado lama, dio con una sociedad subterránea muy curiosa, conocida como los Aghartianos.
Esta civilización es bastante rica e incluye a unos 20 millones de individuos que han aprendido a vivir en los pasajes subterráneos de todo el planeta.
Al parecer, y esto lo sabemos por los textos de David Pratt reflejados en la obra ‘Misterios de la Tierra Interna’, Roerich estuvo bastante tiempo investigando y explorando los reinos interiores.
De su viaje por lavas y cámaras interiores, encontró que esta sociedad tenía su propia tradición, y localizó habitantes subterráneos en cavernas y tribus que se creían perdidas por siempre.
Roerich encontró en las sociedades interiores y subterráneas una serie de atributos curiosos, capaces de viajar desde lo infernal hasta lo celestial.
Se afirma que incluso conoció a especímenes tremendamente inteligentes frente a otros considerados poco más que subhumanos.
Los pueblos interiores
Poco a poco, el autor comenzó a reunir historias varias que desembocaban en una máxima, muchas personas abandonaban el mundo de la superficie para descender a otro interior, subterráneo.
Ahí localizaban pasadizos que les conducían, al parecer, a los reinos interiores de nuestro planeta, donde todavía viven seres que no suelen salir a la superficie.
Al parecer, bajo la superficie de Asia central puede ser que existan reinos interiores cuyo centro espiritual sería Shambala. En los mismos, diversos pasadizos conducirían a los seres capaces de llegar a estos lugares hasta ciudades custodiadas por elementales en forma de piedra y roca u objetos naturales.
A ello se suma la creencia de HP Blavatsky de que también América del Sur y Mesoamérica contaría con largos laberintos de túneles subterráneos cientos de metros bajo la superficie terrestre.
Lo que pasa es que, como es obvio, hasta ahora no hemos hecho más que rascar la punta de este misterio. Apenas se han descubierto secciones de estos túneles que esconden algo de oscuridad y secretos subterráneos de sabiduría muy antigua.
También existen antiguos pueblos nativos que creen que el ser humano procede del suelo terrestre.
En cierto modo, incluso desde un punto de vista científico, no les faltaría razón. Tal vez una sopa primordial bajo la superficie del planeta fue el origen de toda vida en este mundo, todo ello procedente de la Tierra y de las estrellas.
Por eso no es extraño encontrar leyendas de nativos como los Cherokee y otros que hablan de dioses y semidioses que habitan pasajes subterráneos. Y a ellos podemos unir otras tribus, como los Hopi, los Pima o los aborígenes australianos.
Otros intentos en la búsqueda de Shambala y su comprensión
A nadie se escapa que uno de los nombres más temidos y odiados hoy en día y en la historia de la humanidad es el de Adolf Hitler.
Este personaje causó millones de muertes y sufrimiento a mediados del siglo XX con sus ataques e invasiones por toda Europa.
Como es conocido, Hitler buscó en todo tipo de mundos, terrenales y no terrenales, fórmulas para adquirir poder. Obviamente, la sabiduría y la fuerza de Shambala no pasaron desapercibidos para este personaje.
Hitler, a través de sus servidores, trató de alcanzar las puertas de Shambala y penetrarlas. De hecho, se comenta que quiso adquirir el conocimiento oculto que escondía esta ciudad mágica y era toda una obsesión en su mente torturada.
Las raíces de las obsesiones del dictador alemán nacen en su juventud, mientras estudia arte en Viena, cosa que combina con yoga, pero también con las artes ocultas. Se dice incluso que se inició en el culto del consumo del peyote a través de los nativos americanos.
Más adelante, también sería introducido en la Doctrina Secreta, hecho que le permitió volcarse en los conocimientos de la Teosofía, que también fue cultivada, y que, de hecho, le permitió unirse al culto secreto ocultista alemán conocido como Ultima Thule, del que se dice que nació el germen que daría paso al Partido Nacionalsocialista germano, los tristemente célebres nazis.
Teosofía sobre Shambala
La Hermandad de Adeptos, así es como la Sociedad de los Teósofos considera a Shambala.
Desde este rincón mágico es desde donde se envían a los maestros y a los mensajeros para que trabajen en el crecimiento espiritual de la raza humana.
Los teósofos se rodean del mismo velo akáshico para entender a una sociedad de Shambala que no ubican en un solo lugar en el mundo.
Según ellos, se puede encontrar en las tierras altas de Asia, en un lugar cercano a Lhassa a la altura del meridiano, pero no es el único.
También se considera que la ciudad se ubicó o se ubica en una isla sagrada dentro del vasto mar de Asia central que recibe el nombre de abismo de aprendizaje. Y es precisamente en este mar de conocimiento donde obtenemos una imagen accesible por medio de pasajes subterráneos que nos puedan llevar hasta su localización concreta.
En la tradición, si deseamos intentar localizar esta ubicación sagrada, tendríamos que soportar los rigores del frío desierto del Gobi. Se supone que en un oasis en el centro del mismo podemos dar con ella.
Otras ubicaciones de Shambala
Si atendemos a algunos ejemplos de literatura teosófica, encontramos que este movimiento situaba una posible ciudad de Shambala en la improbable localización del sol.
En la misma se ubicarían diversos tipos de entidades con las que la raza humana se conecta de forma intelectual y espiritual.
Encontrar Shambala es una tarea al alcance de muy pocos. Sin embargo, y siguiendo los escritos de los teósofos, podemos probar en el Monte Meru, también conocido como Sumeru.
Es decir, que aquí habría otra localización diferente de la asiática, cercana al polo norte, ya que su posición astrológica sería ideal para la magia de lugar.
Si miramos la mitología hindú, observamos que Indra reside en la montaña mágica de Meru, un lugar místico que se ubica en el centro del mundo. Este lugar sería donde se conecta la Tierra con los reinos superiores.
También en la mitología egipcia, acadia e india podemos conocer el opuesto de Meru. Es decir, justo en el extremo encontramos Kumeru.
Así pues, en el monte Meru estaría Sumeru, ciudad de dioses, en el antártico la ciudad de los demonios.
También para los indios nativos americanos era importante Meru, pues aquí se ubicaba su Olimpo.
En el centro de la Tierra, bajo la custodia de poderosas serpientes, se vigilaba la entrada a un reino repleto de Conocimientos Secretos.
En tiempos védicos, estas enseñanzas ocultas resguardaban la tierra de la felicidad, el lugar donde una vez se ubicó el primer continente del planeta.
No olvidemos que HP Blavatsky, figura básica en la formulación de la teosofía, consideró Meru como una montaña fabulosa que conectaba la Tierra. Se basaba para ello en la tradición tibetana. Esta implicaba la Isla Blanca como la única localidad capaz de escapar del destino para no ser destruida jamás, ni por agua, ni por fuego.
Shambala, guardián de la Tierra
Para continuar investigando en la búsqueda de Shambala, también hemos de centrarnos en su papel de Guardián de la Tierra.
Considerada como centro de alimentación principal, produce energía, llamada sangre de Madre Tierra.
Dicha energía se distribuye por sus venas, o sea, líneas de ley, donde reparte vida por doquier desde un corazón que bombea desde su posición central y privilegiada.
En su papel, Shambala, la Guardiana de la Tierra, ha esparcido centros auxiliares que se ubican por todo el mundo unidos por medio de pasadizos subterráneos que comunican todo el planeta.
Los seres humanos no conocemos desde la superficie a los seres que viven debajo, y que crearon a los dioses que hicieron del subterráneo su morada mientras velan por nuestro bienestar.
Para conocer bibliografía sobre esta creación, podemos estudiar escritos antiguos y literatura que va desde las civilizaciones de la antigua Persia hasta los nativos americanos, los mayas y aztecas o los escandinavos y chinos.
Es decir, la creación y diseminación de seres mitológicos está expandido por los cuatro puntos cardinales del mundo.
Pero la leyenda de Shambala ha viajado por todo el planeta a lo largo de la historia.
De hecho, si escuchamos hablar de la Isla de la Gota Solidificada, probablemente no nos diga nada. No obstante, esta es la versión del Shangri-La con la que ha trabajado la mitología japonesa.
Esta mítica isla se ubica en la parte superior del globo, espacio que comparte de manera sobrenatural con el centro de la Tierra. Así pues, se dice que su primer techo pilar se ubica en el eje terráqueo, y por encima se ubicaba el eje de la bóveda del cielo.
También hemos observado que otras culturas asiáticas antiguas han estudiado, imaginado y tratado de descubrir Shambala.
En este caso, si nos centramos en los chinos, observamos que ubican en el centro de la Tierra el palacio de la Tierra celestial, llamado Shang-te. Bajo esta edificación espectacular se ubicaría la sabia Shangri-La. Este Palacio del Cielo comparte localización con la estrella polar.
Y así podríamos seguir con infinidad de culturas que han tratado de localizar Shambala y la han imaginado o encontrado en diversos lugares más o menos mitológicos.
Incluso los egipcios antiguos, que la nombraron Ta Neter, traducido como Tierra de los Dioses, y situada en el extremo norte de su conocimiento de la Tierra.
La búsqueda de Shambala a través del planeta
Shambala ha aparecido con este u otro nombre prácticamente en todas las culturas del mundo.
Por ejemplo, en el Himalaya existe una curiosa versión llamada Kuru norte o Uttarakuru. Este lugar sería na tierra bendecida por los sabios hacia la que viajó el príncipe guerrero Arjuna de la Bhagavad-Gita.
Su aventura tenía como objetivo la iluminación. Allí, en las regiones que rodean la Monte Meru, en la patria de los Siddhas y los yoguis iluminados de poderes milagrosos, buscaría el néctar de la inmortalidad.
Viajando por el mundo encontramos Shambala en la mitología griega. En este caso, nos lleva hasta la conocida como la Tierra de Hiperbórea, donde el verano es eterno. Este es el hogar favorito del dios Apolo.
La versión de los órficos, por ejemplo, nos lleva hasta la Isla de Electris. Este es el asiento de los dioses. Se ubica bajo la estrella polar, y se localiza concretamente en las aguas más lejanas de Tetis.
Si miramos la versión esgrimida por los gnósticos mandeos, buscaremos la tierra ideal. Estos hablan de un lugar que dispone de luz eterna.
Es decir, el hogar de la raza divina, seres humanos que han alcanzado la iluminación. Para encontrarlo habría que viajar hacia el norte, aunque la zona se separa del mundo terrenal por una enorme montaña helada.
Otras antiguas civilizaciones, como el caso de los antiguos iraníes, acuñaron el término avéstico Airyanem Vaejah, es decir, una vieja tierra cuna de una raza que conocerían como los ario-iraníes.
Civilizaciones avanzadas Pre-industriales
No todo el mundo es consciente de ello, pero existe una línea de investigación científica en la actualidad que busca posibles civilizaciones avanzadas en la Tierra.
Contando con que vivimos en un planeta con 4500 millones de años de vida, de los cuales ha estado habitado entre 3800 y 4000 millones de años, ¿es normal pensar que los seres humanos somos la única sociedad avanzada y con notable inteligencia que ha vivido aquí?
Además, y nuevamente contando con el apoyo de la ciencia, hace unos 3000 o 4000 millones de años, Marte, Venus y la Tierra, los tres planetas en la zona habitable del Sistema Solar, pudieron albergar condiciones naturales para la vida tal como la conocemos actualmente.
Esto que acabamos de explicar entronca directamente con una versión de la creación de Shambala.
En la misma se considera que la ciudad sagrada se ubica en el octavo clima del planeta, en la zona central, no en ninguno de los otros siete. Y ahí fue cuando el primer ser recibió la orden de construir el lugar donde albergar a los seres más desarrollados, y no solo humanos, de cualquier especie, hasta vegetales y animales.
Así nos salvaríamos de un posible invierno mortal provocado por la guerra atómica. Así, algún día, se podría reconstruir todo.
Agartha la tierra subterranea
Pero, este paraíso en la Tierra, ¿sería creado por seres humanos antiguos, o tal vez por otros seres que vivieron aquí hace millones de años, o que llegaron de vergeles de antaño como los antiguos Venus y Marte? Imaginamos que solo en Shambala estarán las respuestas que buscamos a estas complejas cuestiones para las que no tenemos solución hoy por hoy.
Abrimos un nuevo capítulo de la búsqueda de Shambala que nos lleva hacia una Tierra hueca en su interior, pues el planeta estaría atravesado por una enorme red de túneles y cuevas que, en su caso, son algunas naturales, otras artificiales. Pero, ¿quién las construyó?
Parece que algunos instrumentos sísmicos, por medio de herramientas como el sónar, han localizado algo que se ha bautizado como La Gran Carretera. Esta se ubica a decenas de kilómetros bajo la corteza terrestre, y consiste en una enorme especie de cinta que giraría alrededor de la Tierra y que estaría fabricada de forma artificial por medio de cuevas concéntricas que se unen unas a otras.
La Gran Carretera posee miles de metros de ancho, y es muy espesa. Así se logra que rodee al planeta al completo de forma horizontal a la altura del Ecuador y de manera vertical rodeando los dos polos terrestres.
Al parecer, aunque no son datos que se conozcan públicamente, también se habrían localizado ciudades subterráneas de gran proporción en las intersecciones de La Gran Carretera. Una se ubicaría bajo las selvas del Ecuador, la otra en una gran fosa oceánica en la costa sur de Malasia.
Estas ciudades muestran una ciencia y tecnología muy avanzadas.
Ahora bien, todo ello diseñado en base a jeroglíficos y pictografías. Pero lo más llamativo de ellas es que muestran los datos ya desde la evolución del dinosaurio hasta el vertebrado actual.
Se dice que, si se profundiza más todavía en la Tierra Hueca, se ubican ciudades todavía mucho más avanzadas y complejas.
Así sería como se llega a Agharta, centro de iniciación para acceder posteriormente a Shambala, la más avanzada y complicada de todas ellas donde vive o vivieron los seres más poderosos y sabios del mundo.
Agharta, según los escritos budistas, es una ciudad de gran paz. Una población con millones de habitantes donde reina la tranquilidad. Ello se logra gracias a su gran belleza.
Además, su tecnología es tan avanzada que han levantado soles interiores artificiales junto a palacios y lagos subterráneos límpidos como el cristal.
Allí pueden incluso cultivar con aguas que iluminan las plantas con Rayos de Gran Luz producidos por máquinas que parecen casi divinas.
El mundo subterráneo en la historia
No es nada nuevo ni novedoso el juego con el mundo subterráneo bajo la Tierra.
Ya hace 500 años parece ser que el propio Cristóbal Colón creía que las aguas fluían hacia los polos terrestres. Para el avezado navegante, era allí donde se reponían para reorientar su curso. Sin embargo, no fue Colón el primero en promover esta idea.
Tenemos relatos mucho más antiguos que rememoran algo parecido. De hecho, si nos trasladamos hasta el año 4 a.C., observamos que el místico doctor griego conocido como Apolonio de Tiana ya defendía algo similar. El mismo recibió un mapa secreto llamado La Ciudad de los Dioses. El sacerdote que se lo dio le informó de hacia dónde le podía llevar, y el sabio no tardó demasiado en ponerse en marcha para localizar tal rincón de la Tierra.
Apolonio llegó a la India siguiendo las indicaciones del mapa, atravesando previamente Babilonia y Mesopotamia. Es decir, que tuvo que pasar, con ayuda de un guía local, por las montañas de Himalaya, caminata que le supuso unos 15 días de viaje por paisajes mucho más drásticos de los que el sabio conocía.
Otros autores también han escrito sobre la Tierra hueca según sus experiencias y conocimientos. Uno fue, por ejemplo, Andrew Thomas, que lo hizo en su obra ‘Nosotros no somos los primeros’.
En referencia a Apolonio, del que hemos hablado unas líneas antes, encontramos a su biógrafo, Filóstrato, quien llegó a insinuar en su obra sobre el autor griego que este fue capaz de levitar y usar máquinas robotizadas de complejo mecanismo que servían comida y bebida en una mesa.
Sea como fuere, retomando el tema de Apolonio, el autor y viajero griego pasó diversas penalidades por culpa de las autoridades romanas, pues le tocó vivir bajo el yugo del emperador Nerón.
En aquellos tiempos, todo disidente era tratado con extrema dureza. Según se afirma, Apolonio disfrutaba de extraños poderes que parecía haber adquirido en su viaje, ello le llevó a comparecer ante tribunales romanos, pero también a escapar de todo tipo de tiempos mal avenidos, ya que las autoridades terminaban por retirar los cargos contra el autor.
La Tierra Hueca en el mundo
Pero, a pesar de la búsqueda de Shambala, aquellos que la intentan localizar en el subsuelo terrestre en la creencia de que vivimos en un planeta hueco, ¿desde dónde lo hacen?
Nuevamente tenemos que buscar en diferentes fuentes.
En este sentido, regresa para cobrar protagonismo Nicholas Roerich, quien avisa en su obra de la cantidad de cuevas que se ubican formando pasajes subterráneos bajo las laderas del Himalaya. Son los caminos secretos hacia las ciudades bajo la superficie entre las que puede estar Shambala.
Según Roerich, quien dijo ser totalmente consciente de la existencia de estos pasajes subterráneos bajo la ladera del Himalaya, se ubicaría en uno de estos pasajes una puerta de piedra sellada durante largo tiempo y que tiene obligación de permanecer así hacia un futuro determinado.
También, y nuevamente según palabras del escritor Roerich, lo que habría detrás de dicha puerta de piedra sellada hace siglos y que permanecerá cerrada durante muchos más solo está al alcance del conocimiento de un grupo selecto que no dará información sobre el contenido ni regalará tal secreto.
Es decir, que tampoco podemos decir a ciencia cierta que tras dicha puerta subterránea fabricada en piedra se pueda esconder Shambala.
¿La búsqueda de Shambala es real?
Hasta ahora, hemos descubierto un gran número de teorías sobre la búsqueda de Shambala, Shangri-La o como la queramos llamar. Pero, ¿de verdad es real, o solo una antigua leyenda?
Un detalle sí que es totalmente cierto, un grupo selecto de seres humanos lleva años, siglos, eras buscando esta legendaria ciudad sagrada y mágica.
Se pone en entredicho su existencia.
Muchas personas se han aventurado hacia lo desconocido, pero pocas han vuelto para decir y contar lo que han visto.
Algunos que han sobrevivido, no han visto nada, otros, no sueltan prenda alguna sobre la posible ubicación de un lugar así si es que en verdad existe.
Entonces, ¿a quién creer? Tal vez en realidad muchos de los que no regresaron no perecieron en su expedición. Es posible que alcanzasen la iluminación de Shambala y hoy viven felices e inmortales en la ciudad sagrada.
Se dice que, precisamente bajo la Tierra hueca, y también buscando sobre los Himalayas, no son pocos quienes han perdido su vida.
En general, los peligros son las avalanchas y las grietas, pero también los animales salvajes.
Otros más osados consideran que buscadores de Shambala han perecido a manos de sub-humanos desconocidos hasta hoy. Incluso algunos cayeron bajo influjos sobrenaturales que acabaron con sus vidas.
Si miramos en los escritos e historias religiosas, observamos que los mitos, las leyendas y el folklore relacionado con la búsqueda de Shambala está efectivamente salpicado de peligros. Nadie alcanza la gloria sin un gran esfuerzo previo.
Al fin y al cabo, ¿qué es la vida? Sin duda, hablamos de un sinfín de riesgos que corremos, ya que solo con el esfuerzo y el trabajo constante podemos llegar a la iluminación, y la búsqueda de Shambala, la consecución del cáliz sagrado, la llegada a Shangri-La es la perfecta alegoría del triunfo al final de camino trufado de peligros, riesgos y superaciones personales. Ninguna meta se logra sin un trabajo previo.
No obstante, según las leyendas e historias que se cuentan, la búsqueda de la ciudad sagrada y mágica está rodeada de grandes peligros.
Por ejemplo, los comentados seres sub-humanos, acompañados de otros infrahumanos y sobrehumanos que han alcanzado el mundo subterráneo y que merodean sus laberínticos rincones llegados desde otras dimensiones.
Búsqueda de Shambala en el mundo
Por todo el mundo han surgido rumores sobre la ubicación real de Shambala.
Por ejemplo, bajo la India y en Asia central se considera que los pasajes subterráneos son muy numerosos.
Incluso se dan detalles, como la conexión entre Varanasi, antaño Kashi, en Benarés, desde donde hay una cueva por la que se accede a un túnel que lleva hasta Kashi Gupta, ciudad subterránea bajo los Himalayas, trayecto custodiado por elementales en forma de rocas.
Si viajamos al otro extremo del planeta, también los indios nativos americanos creen que estos elementales cuidan los pasadizos subterráneos del planeta bajo las Montañas Superstición, en Arizona.
En este sentido, merece la pena volver sobre los pasos de HP Blavatsky, madre de la teosofía, quien ya menciona en sus escritos los túneles que van desde Cuzco a Lima, bajo el actual Perú, que luego conducen hasta Bolivia, y que se extienden bajo la selva amazónica y Chile.
Pero estos túneles, como bien decimos, son de gran extensión. Se considera igualmente que, si viajamos a Egipto, podremos encontrar enormes catacumbas bajo su suelo, especialmente en el Valle de los Reyes en Tebas, algunas de ellas comunicadas con la mítica Alejandría.
No podemos olvidar en ningún momento la creencia muy humana de que todos provenimos de la Madre Tierra. De sus entrañas nacemos, como si se tratase de un vientre, apareciendo desde dentro por medio de agujeros llamados cenotes.
Recordemos que todos podemos ver cenotes.
Por lo general, son pozos bastante profundos que se llenan de agua. Algunos se encuentran en lugares clave para la búsqueda de Shambala y su localización, como el caso de Sedona, en Arizona, en Estados Unidos.
Creencias de la ciudad sagrada y mágica
Son muchas las civilizaciones que afirman haber visto seres que salen bajo la tierra, por lo que se asocian a posibles habitantes de Shambala, la ciudad sagrada. Por ejemplo, los Mandans, al noroeste de Estados Unidos. El primer ser que surgió de ahí fue llamado Histoppa, que quiere decir Tatuado. No obstante, no eran capaces de sobrevivir en superficie.
Shambala para los nativos americanos.
Para otras civilizaciones como los Hopi, hoy en día estamos viviendo en el Cuarto Mundo, ya que el resto, es decir, tres, se ubican bajo tierra. Para ellos, se puede acceder al interior por medio de los orificios llamados Sipapu.
También las leyendas Hopi afirman que bajo tierra se encuentran túneles, algunos de ellos en la base de los Picos de San Francisco. Sus ancestros eran llevados a la superficie hace muchos siglos.
Por otro lado, para los Apache, si miramos en su historia legendaria, encontramos a los Hijos de los Lagartos, que fueron los que llevaron a los diversos Pueblos hasta la superficie tras invadir los dominios subterráneos.
No son estas las únicas tribus nativas americanas que creen en las ciudades subterráneas. Los Lakota de los Llanos Centrales consideran que ellos mismos son hijos del interior, apareciendo en la superficie a través del Pico Harney.
Para el Pueblo Pajaritan, la leyenda surge por medio del vientre de la Tierra, ubicado en un lugar llamado de las Grandes Dimas de Arena. Y de forma parecida creían los Navajo, quienes consideran que un día vivieron bajo la superficie, junto a la Gente Blanca y los Coyoteros. Al salir por la montaña de Silverton, fueron hasta el área de Dinetah.
Y estas son solo algunas leyendas que hablan de los pueblos subterráneos. Antaño, a lo largo de toda América, era una creencia común. Incluso se consideraba que el célebre Moctezuma había sido entrenado por seres de cavernas bajo Pueblo Pico.
El pueblo azteca también habla de sus antepasados, a los que ubican en una tierra conocida como Aztlán. Tras escapar de la destrucción, marcharon hasta las Siete Ciudades Caverna de Oro, llamadas Chicomoztoc, desde donde emergen a la superficie.
No son estas las únicas sociedades que se consideran salidas de debajo de la Tierra. Si miramos en otros puntos del planeta, como en algunas tribus asiáticas y de Oceanía, también observamos esta creencia o suposición. Aborígenes australianos y pueblos de Bengala, Papúa Nueva Guinea o Birmania se consideran hijos del subsuelo.
Shambala en la Antigua Grecia
Lo cierto es que la idea de la Tierra hueca no es nueva en absoluto. Ya hace más de 20 siglos el propio Platón escribió sobre cavidades y regiones maravillosas bajo nuestro mundo superficial, donde corrían amplios flujos subterráneos de fuego, barro y agua.
Los griegos y el mundo subterráneo
Los griegos consideraban que bajo el subsuelo estaban el Tártaro, donde ríos de agua y fuego recorrían la Tierra, a través de la cual discurrían los muertos. Pero, ¿es posible que también lo hicieran los inmortales?
De hecho, los griegos consideraban que prácticamente todo cuanto había en la Tierra, bajo y sobre ella, estaba vivo y pertenecía a una deidad. Por ejemplo, los ríos y mares eran Oceánidas masculinos, mientras que los lagos y lagunas eran Oceánidas femeninos.
Y bajo la superficie de nuestro mundo se escondía el mismo Hades, con algunos de los ríos que se perdían sobre nuestro mundo y seguían bajo él hasta la tierra donde estaban los muertos, pero, ¿puede ser que no fueran tanto los muertos, como los inmortales que habitaban en el subsuelo?
Recordemos que en la antigua Grecia había numerosos ríos que se perdían bajo tierra tras un largo trechos sobre ella. Y no nos podemos olvidar en este caso de la laguna Estigia, femenina, o el Leteo, masculino.
El Tártaro se hundía bajo la Tierra y era, según los antiguos griegos, donde se ubicaban los dioses destronados, antaño Titanes. Ahí estaba Tártaras, con sus reinos y regiones propias, a través de pozos, grutas y cavernas que recorrían toda la extensión del mundo conocido en su día.
La búsqueda de Shambala en otras culturas clásicas
No han sido los griegos los únicos que han destinado gran tiempo de su estudio a buscar Shamballah.
También las culturas nórdicas, especialmente las escandinavas, pero igualmente otras como las germánicas, estuvieron buscando otros planos de existencia entre las raíces de su propia sociedad.
La mitología nórdica y la relación de los nueve mundos.
Los nórdicos creían en el Árbol del Mundo, llamado Yggdrasil. Sus raíces eran tan profundas que llegaban hasta los reinos subterráneos, muy abajo en la Tierra, donde se ubican las cavernas que conducen a esta ciudad sagrada.
Las raíces del Árbol del Mundo estaban rodeadas por un enorme vacío que los nórdicos llamaban Ginnungagap. No obstante, todas conducían hasta algún lugar sagrado y primigenio, como la que llevaba hasta Niflheim, la conocida como Tierra de los Muertos.
Como podemos observar, se dan muchas coincidencias entre las diversas culturas clásicas. Tanto los griegos como los nórdicos tenían la creencia de que la Tierra de los muertos, tal vez los inmortales, estaba bajo nuestra superficie. ¿Mera casualidad? ¿Un mismo origen? ¿Sabían algo que no termina de trascender?
En aquellos lejanos tiempos, también en las tierras nórdicas algunos lagos y ríos brotaban o morían bajo el suelo.
Para ellos, estos fenómenos naturales que llevaban hasta las profundidades del mundo humano eran los Hvergelmirera, las fuentes y ríos que hervían y que se agitaban sin cesar que iban hacia Niflheim.
Para la cultura clásica nórdica, había un total de 11 afluentes del río Hvergelmir, que desembocaba en el gran vacío central del Ginnungagap.
Además, otra de las raíces de Yggdrasil llevaba hasta la Tierra de los dioses, que en este caso eran dos, la célebre Asgard, y la menos conocida pero igualmente importante Vanaheim.
Es curioso, ya que con el pasar de los tiempos, estas tierras místicas y de deidades se han representado como ramas del Árbol del Mundo que van hacia arriba, pero esto se debe a interpretaciones de otras culturas que consideran que lo místico está en el cielo.
La verdad es que ambos lugares estaban bajo tierra. Era reinos subterráneos en la cosmología nórdica, pues todo estaba bajo la superficie de Midgard o la Tierra Media, como conocían a nuestro mundo.
Ya ves que, aunque con el paso del tiempo y las nuevas costumbres y religiones se ha adaptado la imagen del más allá al cielo, no solo los nórdicos, sino muchas culturas asociaron lo místico con las profundidades de la Tierra, pues en este caso tan solo Midgard estaba en la superficie, desde donde se podía llegar a otros reinos a través del Bifrost, el Puente del Arco Iris, que se extendía desde la Tierra media hasta Asgard, hogar de los dioses, a través de Ginnungagaphasta.
La búsqueda de Shambala y Sumeria
Podemos mirar más culturas históricas de las diversas edades de los humanos. Por ejemplo, en la antigua Sumeria. Fue aquí donde nació el poema épico, del que todavía conservamos la Epopeya de Gilgamesh. Allí, en el infierno, observamos infinidad de seres que incluían todos los que pueblan nuestro actual imaginario colectivo, como el caso de muertos vivientes, espíritus y humanoides.
Curiosamente, Gilgamesh, en su búsqueda de la vida eterna, ya topa con los conocidos guardianes salvajes, que protegen la montaña de Mashu, capaz de conectar el inframundo inferior con los cielos.
Gilgamesh debe ser autorizado a entrar por una puerta que le lleva a descender durante 12 horas dobles de oscuridad hasta una caja de dioses llena de brillo donde un jardín adorna el lugar con piedras preciosas.
La búsqueda de Shambala según la Biblia cristiana
También el cristianismo, religión predominante en Occidente que, en muchas ocasiones, probablemente de forma errónea, se autoafirma como poseedora de la única verdad, ha buscado con ahínco el Shangri-La, la ciudad sagrada de Shamballah.
Si miramos en los escritos sagrados de la Biblia Cristiana, encontramos especialmente un pasaje en Mateo 12:40 donde se afirma que, de la misma forma en que «Jonás estuvo durante tres días con sus tres noches dentro del vientre de una ballena, Jesús haría lo mismo en el corazón de la Tierra»
También los ángeles muestran los secretos a primeros y últimos, y mientras unos se esconden arriba, en el cielo, otros se ubican abajo, en las profundidades de la Tierra.
El sistema de entradas y túneles para acceder a la búsqueda de Shambala
Ya hemos hablado de Argarti, o bien Agharta, el misterioso reino que se ubica debajo de Asia y que se vincula con otros continentes por medio de una enorme red de túneles secretos y subterráneos.
Sea como fuere, muchos de estos túneles ya no existen, pues fueron destruidos debido a cataclismos mundiales. Sin embargo, se considera que otros sí que siguen intactos, e incluso en uso hoy en día.
No obstante, podemos encontrar portales en los que averiguar, por medio de expertos en la búsqueda de Shambala, dónde se encuentran estos túneles subterráneos que recorren la Tierra hueca y que nos pueden llevar al paraíso prometido en la ciudad sagrada de la sabiduría inmortal.
Por ejemplo, el explorador T. Wilkins afirma que las tribus mongolas consideraban que se entraba a uno de estos túneles de origen antediluviano por medio de un estrecho en Afganistán.
Diferentes ubicaciones de los túneles.
No sabemos bien quién lo descubrió, pero se cree que incluso en la Gran Manzana, en pleno corazón de Nueva York, en Manhattan, existe uno de estos accesos. De hecho, se accedería por medio de un ascensor abandonado. No obstante, su ubicación es secreta y muy pocas personas la conocen.
Un poco más al norte, en Canadá, concretamente en una parte aislada del Valle de Nahanni, también se dice que se puede acceder a la Tierra hueca. No obstante, sería por medio del Valle de los hombres sin cabeza, lo que ya informa de lo compleja de la zona. Allí se encuentran aguas termales y géiseres.
Sin alejarnos mucho, viajamos ahora hasta Arkansas, en su zona norte, en Estados Unidos. Según se dice, aunque no hay pruebas fehacientes de ello, un grupo de espeleólogos dio con uno de estos antiguos sistemas de túneles, e incluso se comenta que conocieron a habitantes de aquel mundo interior.
El túnel estaba concretamente al norte de Batesville, donde observaron cómo se iluminaba gracias a una fosforescencia verdosa con toques sobrehumanos que daban luz a unos seres de piel azulada.
Todo obedecía a una tecnología avanzada, según comentaron a los espeleólogos. Aquellos seres se consideraban descendientes directos de Noé y ya habían sido observados por los indios nativos americanos cherokees, pues los habían visto siglos atrás sobre las praderas de Kentucky, donde salían desde las profundidades.
También sobre suelo norteamericano, pero esta vez más hacia el sudoeste, encontramos en California lo que se conoce como la Cueva de Cristal.
Esta enorme caverna está vinculada al Pico Kokoweek, fue encontrada en su día por Earl Dorr y logró llegar a ella gracias a las pistas recibidas por diversas tribus indias creyentes en la Tierra hueca y el sistema de túneles subterráneos.
Según sabemos hoy en día, Dorr logró acceder a la caverna y bajar por debajo de la Montaña Kokoweef por casi dos kilómetros para llegar a una nueva cueva todavía más grande que fluía en la base de un río rico en depósitos de oro por casi 15 kilómetros.
Por desgracia, llegar a esta cueva hoy día es casi imposible, pues se desconoce su ubicación exacta.
Earl Dorr recorrió este sistema de cavernas durante los años 30, no obstante, sin saber muy bien el motivo, una vez salió de la cueva, dinamitó su entrada, haciendo que ahora sea muy difícil localizar este acceso.
Accedemos ahora la Cueva Liyobba, en este caso, ubicada en Zapoteca, en lo que antaño se llamó Mictlan, pueblo de los infiernos.
Y es que el nombre de esta caverna quiere decir Caverna de la Muerte. Es más, se tienen más datos al respecto, pues, según sus escritos, era una cámara que se ubicaba en un edificio con ocho de estas cámaras.
Era la última del templo, con cuatro habitaciones bajo la superficie y ubicada en Theozapotlan, a la que se entraba por medio de un túnel por debajo de una enorme montaña.
Se dice que algunos sacerdotes católicos fueron capaces de descender por estas cavernas alumbrándose con antorchas.
Allí descubrieron una especie de pasillo sin final en el que se esparcían huesos por doquier. Poco a poco, olieron un aire pútrido, luego, un aire frío que los dejó en la más absoluta oscuridad y, finalmente, sonidos espantosos que los hizo retroceder. Por eso la llamaron el hogar de los diablos y la sellaron por siempre.
Otra de estas cavernas es el Hipogeo de Hal Saflienti, en la isla de Malta, cercana a una aldea conocida como Casal de Paula. Fue descubierta en 1902 mientras excavaban en la zona y observaron que estaba conectada a un complejo sistema de túneles.
El descubrimiento les condujo por diversas cámaras excavadas en roca en tres niveles en los que encontraron varios miles de esqueletos humanos. Más tarde, fueron sellados después de que un grupo de jóvenes desapareciera en la zona.
Continuamos con la búsqueda de Shambala por medio de las entradas en la Tierra hueca que nos llevan a ese mundo cavernario que pocos han visto y menos todavía han vivido o sobrevivido para contarlo. Y ahora, nos marchamos hasta Staffordshire, en Inglaterra.
En esta pequeña localidad británica se ubica un campo en el que, un agricultor, al excavar una zanja, topó con una gran placa de hierro bajo tierra.
Era una puerta de enorme tamaño, ovalada con un anillo de hierro también excavado en su superficie. Una escotilla en dirección a los túneles, a lo más hondo del planeta.
Por desgracia, no tenemos muchas pruebas de su verdadera ubicación, salvo que se localiza en un campo rodeado de bosques, según escribió el Doctor Plot en su libro «Una historia de Staffordshire» hace ahora más de 200 años.
También está envuelto en misterio la Base de Dulce, que ésta localizada en Nuevo México. Al parecer, sería una especie de laboratorio capaz de conectar toda la red de túneles que atraviesa el planeta y que conduce hasta los niveles más bajos del gran entramado de la Tierra hueca donde, previsiblemente, podría estar Shambala o algún tipo de espacio o ciudad sagrada.
Se cree que esta base pudo estar conectada por medio de una especie de lanzadera. No obstante, no es mucho lo que se conoce del lugar por una sencilla razón, porque no se ha permitido que trascienda.
Y es que, ya en 1947 se implantó una empresa maderera sobre la abertura de la caverna que, al parecer, era una especie de tapadera para ocultar lo que de verdad existía ahí.
Aun así, se considera que intentar acceder a la puerta de Dulce podría ser posible, pues existe más de un centenar de salidas secretas en las cercanías y alrededores. Si se localiza una de ellas, se puede entrar en este sistema de cavernas naturales o, quién sabe, tal vez no tan naturales.
No nos vamos muy lejos para realizar nuestra próxima parada, pues nos quedamos en el Monte Lassen, en California.
Dentro del Condado de Tehama, encontramos otra de las entradas hacia la red de grandes cavernas que, en este caso, se cree que conduce a una ciudad subterránea de proporciones bastante encomiables.
Hace años, un tal Ralph Campos, del pueblo cercano de Manten, en las proximidades de esta entrada a la caverna, afirmó haber visto esta abertura que, para que no se encuentre fácilmente, se ubica a bastantes metros sobre el nivel del mar, y bien escondida.
Volvemos al Valle de la Muerte sin salir de California. Sin duda, esta zona es muy propicia a este tipo de leyendas, puesto que la población nativa local las trabajó con ahínco durante muchos siglos.
Entre las entradas hacia la Tierra hueca, no nos podemos olvidar de un túnel que se extiende a lo largo del Desierto del Valle de la Muerte al que se accede desde las Montañas Panamint y recorre el borde inferior de toda esta cordillera alcanzando las cercanías del Paso de Wingate.
Al parecer, estos túneles estuvieron conectados con la superficie por medio de ventanas arqueadas que se situaban en la ladera de la montaña. Antaño, se dice que incluso se podía acceder en barco.
Conocemos ahora todavía en Estados Unidos la entrada que se considera que existe en la Montaña Brown, en este caso en Carolina del Norte. Se ubica en las cercanías de Morganton. De hecho, se considera que esta es zona de avistamiento de fenómenos extraños.
Si seguimos hacia el norte, alcanzamos el Lago Ontario, ya en Canadá. Así pues, llegamos a otra de las zonas en las que se considera que la Tierra hueca tiene gran presencia, accediendo por medio de los Túneles de Toronto, que conducirían hasta la ubicación de una ciudad subterránea en la que antaño se vieron Esferas anaranjadas que salían y entraban en el ya citado lago.
Sin salir de Canadá, marchamos ahora hasta Toronto, donde se dice que bajo los túneles de Parliament Street se ubica otra de las enigmáticas entradas a la Tierra hueca que nos facilitaría la búsqueda de Shambala y, quién sabe, tal vez su descubrimiento definitivo.
Esta entrada se encontraría entre bloques de edificios y se alcanzaría bajando por las alcantarillas. De hecho, se podría llegar por medio de la ciudad subterránea bajo Toronto, que se centra entre Church Street y Gerrard Street.
Se comenta que se han observado efectos magnéticos bastante curiosos sobre la zona en la que se ubicaría esta entrada. De hecho, entre las calles citadas, la tasa de accidentes es de las más altas de todo Toronto. ¿Estará relacionado con este fenómeno?
Se considera que, bajo la ciudad, se usa un equipo subterráneo capaz de crear fuertes campos magnéticos responsables de que fallen diversas tecnologías en la superficie, de ahí que se causen constantes accidentes en la zona.
Seguimos avanzando por nuestro planeta para alcanzar ahora Brasil. Al parecer, el túnel en el gigante americano se ubicaría en la zona de Ponte Grosse, en el estado de Paraná, a un paso de la población de Rincón.
En este país, no sería este el único túnel existente. Según se cuenta, las leyendas también afirman que, en el estado de Santa Catarina, igual que en el de Sao Paulo, habría accesos a esta inquietante y misteriosa Tierra hueca que llevaría hasta Shamballah.
En realidad, podríamos recorrer todo el planeta de extremo a extremo para escuchar estas posibles leyendas que han pasado de padres a hijos desde la oscuridad de los tiempos. En el Monte Shasta, en California, los Hopi ya comentan la existencia de los Reptoides, como hemos dicho anteriormente.
También en Dulce, en Nuevo México, en la base de misiles de White Sands, ambas en Estados Unidos, igual que en las Montañas Superstition de Arizona y, cómo no, en las montañas del Himalaya, en pleno Tíbet, en Mongolia, en Rama, región de la India, también en Benares, en el mismo país, en Glastonbury, dentro de Gran Bretaña, en Turquía, en las Cuevas Dero, en las Minas del Rey Salomón, en el Monte Epomeo de Italia, en la pirámide de Giza, en Egipto…
Energías de Shambhala
La búsqueda de Shambala nos lleva ahora a retomar las escrituras de la gran HP Blavatsky. Según sus obras, ella recibió instrucciones espirituales de los Maestros Ascendidos, aquello que muchos llaman La Gran Invocación.
En palabras de Alice Bailey, estamos ante un mantra, el de la Gran Invocación, que no pertenece a nadie en concreto, sino que es parte de la humanidad.
Por eso, esta invocación será simple, capaz de expresar verdades esenciales, que nos llevará hasta una verdad que hoy muchos llaman Dios, pero que está detrás de todo, es universal, es amor, es individualidad y conjunto, es compresión, inteligencia, divinidad y voluntad.
El mensaje que esperamos de La Gran Invocación puede ser explicado por la numerología. Y es que se envía un mensaje de cinco estrofas, siendo la humanidad la quinta raza raíz en un quinto reino de Jerarquía desde donde se ayuda a nuestra humanidad.
Dentro de La Gran Invocación, encontramos también el siete, referido a las oraciones que posee esta invocación.
Siete globos de desarrollo y siete cadenas de esquema planetario, siendo la séptima la que nos lleva a la voluntad que nace desde Shambala.
El día de La Gran Invocación, se dice que se derramará sobre la Tierra la fuerza más poderosa que existe.
Solo entonces Shambala hará sentir su presencia sobre todo cuanto existe, como, según algunas historias, ha sucedido dos veces en el pasado.
Una hace decenas de siglos, durante la existencia de Lemuria, y otra, en tiempos de la Atlántida, la mítica ciudad que presenció su caída tras una lucha entre Fuerzas de Luz y Fuerzas de Oscuridad.
Según sabios eruditos que han estudiado la ciudad mágica y sagrada durante siglos, será la Fuerza de Shambala la que nos ayude a luchar contra las Fuerzas de la Oscuridad abriendo nuestras mentes y nuestros ojos para que veamos la verdadera realidad.
Así, sabremos que no somos los únicos en el universo, ni este, ni otros paralelos o anteriores (Roger Penrose ya ha encontrado rastros de universos anteriores al nuestro), así como el gran número de dimensiones que esconden civilizaciones tanto más como menos avanzadas que la nuestra).
Con la búsqueda de Shambala se recupera y se guarda la sabiduría que se ha ido perdiendo con el paso de las diversas Edades. De ahí que se vayan a convertir en nuestros maestros, en nuestros guías.
De momento, según expertos de diversos puntos del planeta, están liberando energías de gran poder y voluntad, como la Conciencia Crística, que cae sobre la Tierra como primer paso hacia nuestro alumbramiento.
Nuestra voluntad va a potenciarse muchos enteros gracias a la energía recibida de Shambhala. Así que, si antaño el contacto sustancial solo se producía por medio de La Jerarquía, ahora se permite por medio del impacto directo.
Energías y fuerzas de Shambala
En nuestra búsqueda de Shambala, y ahora que hemos entrado en la investigación de sus energías y fuerzas, entra en juego un par de nuevos conceptos hasta ahora no versados, las Líneas Ley y las Energías Terrestres.
Antes de continuar, hemos de recordar que las Líneas Ley son ríos de energía que fluye a través de toda la realidad, tanto la Tierra como otros mundos, el espacio y cualquier rincón del multiverso.
Se dice que las Líneas Ley pueden ser un sistema de transporte que son atraídas hacia los puntos de nexo.
Antaño, nuestros antiguos creían que eran las estrellas las fuentes de energía mágica. Sin embargo, aquí no hay magia real, sino leyes que rigen las energías que fluyen hacia fuera.
Se sabe que las Líneas Ley de energía se acumulan en púlsares y estrellas. A nivel planetario, forman redes lineales coherentes basadas en ciertos puntos mágicos ubicados por todo el mundo. Dichos puntos son conocidos como lugares santos o puntos calientes.
Según la distribución geográfica de las Líneas Ley, la intensidad varía. Por ejemplo, en zonas con corrientes subterráneas o depósitos minerales, se observa una mayor concentración y fuerza. Generalmente, todo sitio santo o sagrado ha mostrado tener agua debajo.
Dicho esto, se puede hacer la siguiente pregunta: ¿Sería posible crear un mapa terrestre siguiendo únicamente las Líneas Ley? Tal vez sí, y es posible que, buscando los lugares donde su fuerza es claramente más intensa, se pueda obtener la ubicación de Shambala o algún centro sagrado de enorme poder.
Así pues, podemos concluir nuestro texto versado sobre la búsqueda de Shambala, que nos ha llevado por todos los puntos del planeta siguiendo la ubicación de una misteriosa y poderosa civilización subterránea que tuvo gran presencia en el pasado, pero que también la tendrá en el presente y futuro de nuestro planeta.
Por si no lo sabes el Shambala está en el interior de la tierra en la cuarta dimensión melchizeded es el que manda junto con otros grandes maestros está el shanbala rrecorrre todo el casquete polar y mechizedez es bastante alto y de rubio que es parece que tiene el pelo blanco y por cierto que tiene el pelo largo