Cristales Sanadores: Métodos para limpiar y recargar tus cristales

Roberto Mercher

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En nuestro artículo anterior sobre el cuidado de nuestros cristales, conversamos sobre esta tarea como un deber que tenemos los portadores de gemas sanadoras, que adquirimos al adoptarlas y que será el medio para mantenerlas en óptimo funcionamiento. Adicionalmente, explicamos la forma más común de limpiar y recargar nuestros cristales. En el presente artículo, continuaremos con este tema y mencionaremos otros métodos de cuidado utilizados por los cristaloterapeutas, con la finalidad de dejar a nuestros lectores con varias opciones de las cuales elegir y adaptar a sus necesidades, preferencias y, especialmente, a cada cristal que decidan adicionar a su colección.

A pesar de los beneficios que podemos encontrar en la forma más común de limpieza, ya previamente explicada, es decir, la limpieza y recarga utilizando sal marina y luz solar, es indudable que este método no es efectivo para todos los cristales, y como hemos mencionado a lo largo de estas entregas, es tarea del portador establecer una línea de comunicación con su cristal para descubrir cuál técnica se adapta mejor a éste. Sumado a lo anterior, existen cristales que limitan sus formas de limpieza según sus características. Por ejemplo, la mayoría de los cristales de colores muy brillantes no deben exponerse al sol durante largo tiempo, pues esto deteriora su brillo y la calidad de sus colores, disminuyendo además su efectividad para conectar con determinados puntos energéticos o chakras. Por otro lado, algunos cristales, debido a su composición química y energética, no deben ser expuestos al agua o la sal, ya que existe la posibilidad de que liberen sustancias tóxicas que pueden ser dañinas para la salud, siendo importante que toda persona que decida adquirir un cristal tenga estos conocimientos básicos para evitar exponer a otros o a sí mismo a posibles daños, entre estos cristales encontramos: la sodalita, la lepidolita, la selenita, las crisocolas, la celestina, la calcitas, la cianitas, las fluoritas y cualquier tipo de drusa.

¿Cuáles otros métodos de limpieza existen?

Después de la limpieza con sal marina, el segundo método de limpieza de cristales más común es la limpieza por medio de humo, la cual se considera la técnica más antigua ya que proviene y es utilizada desde el origen de la cristaloterapia. Es además la predilecta por las tribus indígenas americanas, cuya cultura es considerada la cuna de la terapia sanadora con cristales. Esta técnica chamánica se conserva hasta nuestros días y es utilizada por muchos cristaloterapeutas debido a su facilidad y accesibilidad.

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Para limpiar un cristal utilizando el humo, se debe colocar la gema en un recipiente, asegurándonos de que sea resistente al calor y quemar incienso a su alrededor. El humo que éste produzca se debe mantener en el interior del recipiente, ya sea colocando la palma de la mano sobre éste o una tapa, con la intención de purificar el cristal en su interior lo más profundamente posible. Para que este método sea efectivo, el cristal debe estar con contacto con el humo al menos durante quince minutos, siendo lo ideal una hora.

Esta forma de limpieza de cristales es la más recomendado para aquellos cristales que se encuentren engastados o sostenidos por una cadena, como es el caso de aquellos utilizados como péndulos. Para estos casos, se recomienda sostener el cristal utilizando la cadena y hacerlo girar lentamente en movimientos circulares alrededor de una vara de incienso, en el sentido de las agujas del reloj. Nos aseguraremos de que el humo alcance todas las superficies mientras nuestra mente se concentra en la limpieza y purificación del cristal. Durante la limpieza, el número ideal de giros es ocho, pero esto dependerá del cristal y de la capacidad de concentración de su portador. Para realizar una limpieza con humo, los inciensos más recomendados son aquellos que poseen propiedades de limpieza energética, como son: la salvia, el romero, el cedro, el eucalipto y el sándalo, siendo este último especialmente beneficioso, ya que además ayuda a recargar nuestros cristales.

El tercer método de purificación más común para los cristales sanadores y personales es la limpieza utilizando tierra, siendo otra técnica extremadamente antigua ya que se atribuye su origen a las antiguas tribus mayas. Probablemente el mayor beneficio de esta técnica, que la hace superior a las anteriormente descritas, es que permite al cristal reconectarse con la energía de la naturaleza y su energía mineral natural, siendo ideal para aquellos cristales que percibamos, posean bloqueos o necesiten la reapertura de los canales energéticos que puedan haberse cerrado durante su corte y engaste. Por ello, se considera un excelente método para utilizar con nuestros nuevos cristales, ya que el contacto primario con la tierra favorece su conexión con el universo, y por lo tanto, con nosotros.

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Para realizar una purificación con tierra, debemos hundir el cristal bajo tierra limpia que no esté tratada o abonada con ningún producto químico. Adicionalmente, debe ser tierra que no se encuentre “restringida”, es decir, aquella que no se encuentra en macetas. Una vez hemos cubierto el cristal con tierra, este deberá permanecer enterrado durante tres días completos luego de los cuales se debe lavar el cristal con agua muy fría y dejar que seque bajo la luz del sol durante una hora.

El siguiente y último método que trataremos consiste en la limpieza utilizando agua a diferentes temperaturas. La limpieza con agua tibia y fría es probablemente, luego de la sal marina, la técnica más utilizada entre los cristaloterapeutas experimentados para limpiar aquellos cristales que sí pueden ser expuestos al agua, ya que los cristales purificados de esta manera no requieren ser recargados específicamente y fortalecen su energía luego de cada limpieza, permitiendo así que puedan permanecer por más tiempo junto a nosotros desempeñando su tarea sanadora.

En referencia a lo anterior, es importante hacer un apartado para mencionar que, a pesar de la importancia de la limpieza y recarga de nuestros cristales, este constante tratamiento tiene a la larga efectos debilitantes en ellos, desgastando su energía poco a poco hasta el punto en que requerirán ser recargados constantemente, tomándose este paso como más fundamental que la purificación a medida que un cristal permanece a nuestro cuidado en el tiempo. Es por esto que la limpieza utilizando choques de temperatura es recomendada, ya que alarga la vida de nuestros cristales, haciendo que adquieran más fuerza y capacidades para transmitir sus efectos beneficiosos, además de recargarlos de energía positiva. Para realizar este tipo de limpieza, se debe dejar caer agua tibia sobre el cristal durante un par de minutos, teniendo en cuenta que esta no debe ser demasiado caliente —ya que el calor excesivo altera las propiedades de los minerales sutiles de de nuestro cristal—. Posterior a este paso, se debe sumergir el cristal en un recipiente lleno de agua fría, la cual preferiblemente debería provenir de cubos de hielo que se han derretido. Una vez realizados estos pasos se debe dejar reposar el cristal en el agua durante unos minutos antes de recargarlo bajo la luz directa del sol.

La recarga con energía solar y la recarga con lunar:

Una vez tenemos nuestro cristal limpio, el siguiente paso consiste en reconectarlo a nosotros y al universo. Para ello hemos mencionado la recarga con la luz solar pero, como ya mencionamos, esta no es la forma ideal para todos los tipos de cristales y en algunos casos, se recomienda la recarga utilizando la luz de la luna.

Aunque ambos astros son igual de eficientes para llenar nuestros cristales de energía, la luz del sol siempre es predilecta por requerir menos tiempo, ya que, para quedar óptimamente cargados de la energía lunar, los cristales deben permanecer bajo la luna llena durante toda la noche. Sin embargo, esta elección dependerá de las preferencias del cristaloterapeuta, influenciada por el uso que planeemos darle a nuestro cristal. Ante esta decisión debemos considerar que la luz del sol los cargará con una energía más fuerte, enfocada hacia la renovación, el renacimiento y la calidez; mientras la luz de la luna favorecerá principalmente una recarga más emocional, sensible y sutil, por lo cual es más comúnmente utilizada para aquellos cristales de vibración suave y espiritual, como aquellos destinados a ser cristales de visualización o meditación.

Finalmente, y para cerrar, quiero volver a hacer hincapié en que cada método de limpieza y cada forma de recarga es una elección que viene de la conversación y previa conexión con nuestro cristal, donde no hay un método mejor o específico que debamos seguir como un manual sino que cada uno posee y le otorga a nuestras gemas propiedades y beneficios diferentes que debemos explorar, experimentar y finalmente, adoptar alguno como nuestro.

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AUTORA: María Fernanda Sequera, redactora de la gran familia de hermandablanca.org

2 comentarios

  1. Excelente información pues el trabajar con los cuencos de cuarzo que no es muy difundido, esto se puede informar reducido en comunicación directa con el paciente para que se disponga a recibir todos los cambios que se llevan a cabo en su organismo.
    Felicidades y gracias por compartir tan favorable e importante información. Un abrazo de LUZ

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