Demonios y Posesiones: Una Comprensión Filosófica

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Desde la antigüedad, el ser humano ha sido maravillado por la naturaleza y sus misterios. No en pocas ocasiones ha intentado dominarla con el fin descubrir sus secretos y responder a grandes interrogantes, en especial ¿por qué existe el mal? Para ello, ha buscado de forma ad intra y ad extra la realidad última, valiéndose de técnicas antiquísimas como la magia, la alquimia y en última instancia la teúrgia (práctica de invocación de dioses y demonios).

Todas las culturas antiguas, han dado con un hecho consensual en común, el cual perjudica (ya sea de manera directa o indirecta) la existencia del ser humano, a saber: la existencia de espíritus nocivos o demonios. Éste consenso simbólico-cultural, que se instaura como un arquetipo para la psique colectiva; se sumerge en la comprensión del bien y del mal, es decir, en la dualidad. Lo dual es tan extenso como la naturaleza misma, y paralelamente como el entendimiento del hombre que piensa binariamente (feo-bello, día-noche, hombre-mujer, materia-espíritu, alto-bajo, bueno-malo, etc)

¿Qué es un demonio?

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Viene del griego “δαίμων” (daimón) que traduce por genio, voluntad, destino. Para la mitología griega y romana, no necesariamente era una entidad maligna, sino un ser mensajero e intermedio entre los dioses y el ser humano. Pero la mitología judeo-cristiana si le ha dado un carácter maléfico al término, entendiéndolo como un “ángel caído”, teniendo cada uno, jerarquía y clasificaciones que representan los vicios.

De esta forma, un demonio puede ser definido como un ser inmaterial de naturaleza angelical que se ha alejado de la virtud divina (o amor puro) odiando a su creador. Es un ser de frecuencias densas o bajas, que inclina al ser humano a través de la tentación: al pecado y error, ocasionando un desequilibrio psicoespiritual. El pecado sería pues, el distanciamiento de la aprehensión del creador. Por tal, se comprende que los demonios son seres que poseen una inteligencia y aman a Dios frustradamente.

¿En qué consiste su inteligencia?

En la metafísica Tomista, estos seres se diferencian del hombre no sólo por el hecho de ser incorporales, sino por poseer un tipo de entendimiento distinto al humano. Todo punto de partida de la metafísica para el hombre, es el ente ontológico, es decir, el ente común a toda la realidad material. Por lo que se empieza a conocer a través de los sentidos, para luego elaborar procesos de abstracción y construcción de conocimientos.

Empero, el ángel posee lo que se denomina entendimiento angélico, que es objeto de una intuición no sensible, por lo que su primer objeto de conocimiento no es el ente ontológico (como en el ser humano), sino su esencia misma. De allí que acceda gnoseológicamente al noúmeno o cosa en sí. Su entendimiento no pasa por la physis (el movimiento), ni por el ens quatum (propio de la matemática) sino que se encuentra ya, en el tercer grado de abstracción prescindiendo de toda materia.

¿Son los demonios necesariamente malos?

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Como es sabido, por grandes posturas filosóficas como la ontología griega, cristiana y judía, el mal se puede definir como la ausencia del bien. En este sentido es un alejamiento libre de la esencia divina. Lo malo se entendería pues, como carencia o mutilación del bien, por lo que los demonios serian malos al estar ausentes de la idea del Bien. Tal distanciamiento causaría un desequilibrio a su nivel espiritual donde reinaría la soberbia, el odio y la angustia. Sin embargo, para posturas orientales el bien y el mal son fuerzas opuestas pero complementarias, necesarias para producir el mundo de las formas. El símbolo que refleja esto, es el yin y el yang, donde cada fuerza tiene una semilla de su opuesto.

¿Cómo se ha podido determinar la existencia de entidades inmateriales?

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Esto surge por una hermenéutica de los hechos, donde el sufrimiento era atribuido a causas externas (como desastres naturales, enfermedades, o prácticas mágicas de invocación o pactos con un ser maligno que incidía en el camino, e incluso en la salud del hombre) O también por causas internas (como perturbaciones mentales o la aparición de figuras oníricas monstruosas en pesadillas)

Así, por ejemplo, algunos pueblos primitivos suponían que los problemas de la mente se debían a espíritus malignos que tomaban como huéspedes a la persona y para dejarlos salir, el sujeto recurría a curanderos, quienes realizaban la vieja y absurda técnica de la trepanación, para lograr que el espíritu maligno escapara. Lo irónico es que muchas personas morían en el intento.

Respecto a las causas internas, hay que tener claro que el ser humano posee una estructura inmaterial, manifestada por sus cogniciones y sus sentimientos. Por lo que el demonio puede ser interpretado como una parte de fragmentos psíquicos disociados de la conciencia, pudiendo estar referido, desde una óptica de la psicología analítica al arquetipo de la sombra, como la parte instintiva reprimida por la consciencia.

Por ende, a medida que los pensamientos y emociones neuróticas se van intensificando; va creciendo el sufrimiento y estancamiento de la libido. lo cual va generando conductas no operativas y a su vez; un complejo sobre el núcleo estructural de Yo. De allí que se interprete que cada persona funda y alimenta sus propios demonios, siendo éste, un estado de conciencia interno, donde el individuo se ama frustradamente.

Demonios, Posesiones y enfermedades psiquiátricas ¿son lo mismo?

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Si bien en la actualidad, con el desarrollo de la medicina y los manuales diagnósticos de las enfermedades mentales (DSM), se han elaborado una taxonomía de las enfermedades psiquiátricas, llama la atención la similitud de los síntomas de posesión demoníaca, en especial los criterios diagnósticos compartidos por los trastornos disociativos y algunos rasgos psicóticos.

De esta forma, los trastornos psicóticos y disociativos como: la despersonalización, identidad y amnesia disociativa; se caracterizan por una interrupción y alteración de los procesos psicológicos superiores, expresados por los fallos en integración normal de la conciencia, la memoria, la subjetividad o identidad propia, las emociones, la percepción, el control motor y el comportamiento. Cosas acontecidas también en un proceso de posesión, pero ¿que es lo qué marca pauta para determinar si se trata de un demonio independiente de la psique?

En las posesiones, ocurren síntomas preternaturales, es decir, que transgreden el orden natural. Tales síntomas de expresan porque: la persona puede tener un manejo, entendimiento y conocimiento fluido de lenguas muertas, que son en realidad desconocidas por el sujeto quien habla con voces dobles y grotescas. También conocimiento de cosas ocultas sobre personas ajenas a él, por ejemplo puede mencionarle con lujo de detalles los «pecados» a quien realiza el exorcismo (esto se explica por el grado de abstracción de su entendimiento superior). Y por último, la persona puede levitar, rompiendo con ello la ley natural de gravedad o pueden suceder fenómenos de poltergeist.

Por otro lado, las afecciones mentales se dan a causa de razones biológicas-hereditarias, y son tratadas con medicamentos. Mientras que las posesiones, pueden ser resultados de prácticas esotéricas desviadas, como los maleficios y la hechicería o la invocación directa a algún espíritu nocivo.

En este sentido, una persona que presente rasgos psicóticos o disociativos, pero que en realidad, esté bajo el influjo de una entidad espiritual; solo se curará mediante la práctica del exorcismo y la oración constante. Por lo que el exorcismo y la oración son la pauta para tratarla, ya que si fuese un problema netamente psiquiátrico, el ritual del exorcismo no haría nada a la persona con el trastorno, y ésta continuaría con su enfermedad. En cambio, si es un caso afirmativo de posesión, la persona volverá a su normalidad y no presentará malestares clínicamente significativos en su vida social, laboral ni personal.

Por último, en la actualidad se desconoce para la psiquiatría, si un complejo psicológico y arquetipal pudiese ocasionar todo lo descrito y en específico la transgresión de las leyes naturales. Empero, el fenómeno de la posesión hay que entenderla como una situación más filosófica que de un orden “sobrenatural” siempre que se le dé la óptica filosófica y no religiosa, con el fin de darle un enfoque más adecuado. Ya desde la cultura sumeria y la griega, se viene hablando de éste tema. Como en el caso de Platón, quien comentaba cuatro tipos de posesión, a merced de la “divina locura”, -que no es otra cosa que lo irracional del inconsciente colectivo y sus arquetipos- enmarcada por: La posesión de las musas (o poética), la de Apolo (propia de los profetas), la de Dionisio y la de Eros (o del amor). Sin embargo, siempre cabe la duda: ¿son los demonios arjés externos o internos de la psique humana?

Autor: Kevin Samir Parra Rueda, redactor en la gran familia de hermandablanca.org

Más información en:

Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5. (5ta ed.). Madrid, España: Editorial Panamericana

Fortea, J.(2012). Summa Daemoniaca Tratado de demonología y manual de exorcistas. Zaragoza, España: Editorial Dos Latidos.

González, A. (1967). Tratado de metafísica: Ontología. (2da ed.). Madrid, España: Gredos, S.A.

Tomás de Aquino. (2001). Summa de Teología. (4ta ed.). Madrid, España: Biblioteca de autores cristianos

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