El dinero como herramienta y no como fin: uno de los secretos de la felicidad
Desde su invención, la humanidad no puede concebir el correr de la vida sin la presencia del dinero.
Sólo debemos recordar que este es una herramienta. Un medio práctico para desarrollarnos, pero sin ser indispensable para evolucionar interiormente.
Mucho tiempo atrás en la historia, el hombre desarrolló un elemento para solucionar y facilitar los aspectos prácticos de la convivencia humana. Pensado como medio de transacción equitativa y cuantificable para poder hacernos de lo necesario para cubrir los requerimientos básicos de cada individuo.
Originalmente, su función se limitaba al hecho de garantizarnos una remuneración determinada por nuestro trabajo o labor; misma que nos permitía subsanar cuestiones tales como sustento y cobijo. Sin embargo, el correr de la vida le ha otorgado al dinero valores y poder inadecuados, cuando lo posicionamos en el nivel protagónico de nuestra existencia.
Incluso hemos caído en el error de creer que el dinero es quien nos da valor a nosotros. Cuando la realidad es que el dinero es una invención humana, que se ha desvirtuado como concepto y ha capturado nuestra energía al perseguir el objetivo de tenerlo en grandes cantidades, sólo para ser “mejores” que los demás.
Afortunadamente, las capacidades divinas del ser humano nos permiten regresar al origen espiritual correcto y reestructurar el concepto del dinero y construir una relación sana con él.
Todo es cuestión de aventurar una mirada a nuestro interior, para comprender que nuestro valor como seres de luz, nada tiene qué ver con la cantidad de dinero que poseemos. En todo caso, la sana relación con el dinero es fácil de alcanzar si empezamos por aprender a usarlo adecuadamente.
Al mismo tiempo, cuando nos planteamos objetivos específicos que tienen que ver con el uso de dinero, lo primordial es priorizar el fin o la meta. Por ejemplo, si deseamos una casa nueva, será necesario que comprendamos que dicha casa se convertirá en nuestro hogar, sin importar si los pisos son de mármol costoso o de cerámica común. El punto es visualizarnos felices disfrutando del hogar que nos cobija; y no focalizar nuestra atención en trivialidades.
Sin importar si puedes adquirir una mansión lujosa o un apartamento modesto, podrás aspirar a tener una relación sana con tu dinero sólo cuando le restes valor al dinero y le des valor al objetivo final, mientras te haces consciente de que tu felicidad no depende del costo de tu casa.
Los satisfactores tangibles se obtienen mediante el dinero. Las cosas realmente valiosas de la vida no tienen precio y no se pueden comprar.
Para construir una relación sana con tu dinero, es necesario empezar por entender que tenerlo no te hace superior. Después hay que responder con absoluta honestidad a esta pregunta: ¿para qué quiero el dinero?
En este punto, lo primordial es planificar su uso de modo que en primera instancia queden resueltas nuestras necesidades básicas. Una vez cubiertas, haz una lista de las cosas que quieres hacer y para las cuales necesitas dinero. Estudios, viajes, cambiar tu vehículo viejo, ayudar a un amigo en problemas o construir una casa del árbol para tus hijos.
Si al mismo tiempo, abandonas conceptos modernos como la necesidad de adquirir ropa costosa de diseñador, el auto de moda o inscribirte a ese club tan exclusivo, sólo por obtener “status social”, estarás dando grandes pasos para relacionarte sanamente con el dinero.
¿Recuerdas aquel hermoso atardecer en la playa o en el parque? No te costó dinero. Y sí te brindó un momento precioso de paz y armonía.
Independientemente de que lo tengas de sobra o que sólo te alcance para vivir de forma sencilla, serás afortunado mientras tu dinero se mantenga en su sitio, como herramienta o medio y no como gobernante de tu vida.
Puedes ser igualmente feliz con mucho o poco dinero, porque tu felicidad depende ti y no de él.
En resumidas cuentas, construir una relación sana con tu dinero, es muy sencillo. Sólo necesitas de honestidad emocional y de tu capacidad analítica para entender que tu dinero está ahí como cualquier otra cosa de la creación: con la finalidad de hacer práctica y fácil tu travesía de vida. Tal como el aire que respiras o la luz del sol.
No le otorgues un valor que no tiene y mucho menos minimices tu propio valor en función de la cantidad de dinero que tengas.
AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
Para saber más:
La Abundacia, La Prosperidad y El Dinero en este Tercer Tiempo
El dinero es necesario para el vivir hace falta, si tengo que comprar lo imprescindible tener una casa cómoda no lujos pero si lo que hace falta, buena casa sin humedad en las paredes y no tan vieja como la mía las paredes despiden gotas al sacar la ropa del ropero esta húmeda por eso lo necesito sencilla cómoda y con lo que se necesita el calor es de los habitantes que estamos, es darle el gusto que se tiene.( es mi parecer)
Estas lecturas espirituales nos aportan conocimientos que nos transforman íntimamente y nos liberan del temor y el miedo del alcanzar las dimensiones más elevadas. Gracias.