El muérdago: una planta mágica con beneficios para la salud
El muérdago tiene una historia milenaria en la cultura occidental, con una tradición que nos viene tanto de los celtas como de los vikingos. Pero más allá de la leyenda, que siempre resulta interesante, se ocultan y se guardan unos beneficios extraordinarios para la salud humana.
De dónde es el muérdago
Su nombre científico es Viscum album y tiene diversos nombres comunes: muérdago blanco, visco o liga. Aunque es originaria de varios lugares distantes (Asia meridional y occidental, América y Europa), la especie más conocida es la europea. Es una planta semiparásita, es decir, que aunque crece sobre otras especies vegetales, es capaz de tener procesos fotosintéticos (producir clorofila como todas las plantas).
Sus árboles preferidos son los de hoja caduca (que caen en otoño) como los robles, los álamos y los manzanos, aunque a veces puede verse en los pinos. Tiene tallos que pueden medir 1 metro de largo y se dividen desde la base en ramos. Sus hojas son de un color amarillo verdoso, lanceoladas y se presentan en pares opuestos.
Sus flores son pequeñitas y amarillas y el fruto es una pequeña baya que al madurar es de color blanco translúcido o color crema. Esta fruta no la podemos comer los humanos, pero sí los pájaros, que son los encargados de su reproducción.
Los mirlos y los tordos son las aves que comen su semilla: cuando comen las bayas se frotan contra las ramas o la corteza de los árboles para quitarse la pegajosa fruta del pico (que por algo se llama también liga), y allí dejan la semilla que desarrollará raíces para absorber la savia de las ramas.
Describimos el muérdago porque su forma es importante dentro de las leyendas que se ocupan de él.
Leyendas sobre el muérdago
Los vikingos y la muerte de Balder
La tradición nórdica y escandinava habla del muérdago en relación con Balder y Frigg. Ésta es la diosa de la fecundidad, la maternidad, el amor, el matrimonio, el hogar, lo doméstico. Es una de las diosas mayores, esposa de Odín, diosa del cielo y reina de los ᴁsir. Tiene el don de la profecía pero nunca dice lo que sabe.
Balder es hijo de Frigg y Odín, el segundo, y según la mitología nórdica y germana, el dios de la luz, el perdón y la paz. La leyenda cuenta que Balder comenzó a tener sueños en los que veía su muerte. Frigg, que sabía leer los sueños y temerosa de que se hiciesen realidad, hace que Odín viaje al Hel, el reino de la muerte y uno de los nueve mundos que conforman el Yggdrasil, gobernado por Hela que es hija de Loki y diosa de la muerte, y le pregunte a ella qué significan tales sueños.
La diosa, molesta y adormilada, responde vagamente y con palabras cuyo significado resultó oscuro, y por esta razón su advertencia no funcionó. Balder, por otro lado, continuaba con las pesadillas, que cada vez eran peores y más vívidas, y así, los dioses decidieron reunirse en el Gladsheim a deliberar por cuáles medios podría Balder morir. Elaboraron una extensa lista de animales, plantas, objetos y todo cuanto pudiese matar al dios de la luz.
Con esta lista, su madre Frigg acudió a cada uno y le pidió que jurase defender y proteger a su hijo Balder, pues sin su luz todo sobre la tierra moriría. Todos juraron excepto el muérdago que, según algunas versiones, era muy joven para jurar, y según otras, porque a Frigg le pareció irrelevante e inofensivo.
Lo cierto es que Loki, el dios del fraude y origen de las mentiras y los engaños, se hace pasar por una anciana y acude a Frigg; mediante artificios y argucias, y tras preguntarle hasta la extenuación sobre quiénes juraron no hacer daño a Balder, descubre que el muérdago es el único libre de aquella promesa.
Entretanto, Balder, quien se sentía invulnerable gracias a las gestiones de su madre, pedía a los otros dioses que le arrojaran cosas en una especie de juego que había inventado, y nada le hería. Loki, que había buscado en el bosque una rama de muérdago, hizo con ella una flecha.
El caso es que Balder tenía un hermano ciego, Höðr, y Loki le da la flecha de muérdago para que le disparase. Lo hizo y Balder murió en el acto, atravesado por la flecha. Al instante, todo quedó en penumbras y los dioses enmudecieron, sin fuerzas para levantar el cuerpo de Balder. Nadie pudo ni quiso vengar su muerte porque era un sitio sagrado.
Pero Odín y la giganta Rindr concibieron a Vali, que ese mismo día creció y asesinó a Höðr. Balder fue incinerado con todos los honores según los ritos: con todas sus pertenencias, su caballo y su barco.
Desesperada, Frigg prometió favores a quien pudiese bajar al Hel y resucitar a su hijo muerto. Hela accedió pero advirtió que si alguien no lloraba por Balder él debería permanecer entre los muertos hasta pasado el Ragnarök (el fin del mundo); todas las criaturas, los objetos, las plantas, ríos y mares lloraron por Balder. Todos menos Thok, una giganta que se negó a llorar por el dios: Balder debía permanecer muerto.
Pero al cabo del tiempo los dioses descubrieron que Thok no era más que Loki disfrazado. Al enterarse, se dice que Frigg lloró sobre el muérdago y lo elevó a planta sagrada por el juramento que no pudo hacer. Otras versiones aseguran que las lágrimas de Frigg sobre el muérdago son las bayas, y por eso tomaron ese color translúcido.
Los druidas y el muérdago
Los grupos celtas dominaron una gran parte de Europa antes de que el Imperio romano se expandiese y empezara a romanizar la región. Europa central, una gran parte de la península ibérica y las islas británicas (sin hablar de otras zonas del mundo, hacia Oriente) fueron pobladas por varios grupos que hablaban lenguas indoeuropeas y que se asocian a lenguas célticas.
Es decir, no había un grupo homogéneo llamado “celta” sino varios, y todos tan antiguos que se pueden remontar a la Edad de Hierro. Muchas regiones de diversos países proceden de los antiguos celtas, y pueden diferenciarse por la región que ocupaban; por ejemplo, los galos en la Galia (Francia), los celtíberos en España y Portugal –Galicia, Cantabria y Asturias, y Minho–, en Gran Bretaña –Escocia e Irlanda y la parte sur de Inglaterra–, norte de Italia, Bohemia y Alemania, centro y este de Rumania y hasta los gálatas de Anatolia, que pertenece hoy a Turquía.
Por eso no puede hablarse de lo “celta” como un todo, como si fuese la misma cosa, homogénea. Algunos historiadores antiguos ya hablaron de ellos, como Heródoto, Polibio o Hecateo de Mileto entre los griegos, y Plinio el Viejo entre los romanos.
Y es gracias a Plinio, y antes a Julio César (en sus Comentarios sobre la guerra de las Galias, 50 a.C,) que se empieza a conocer una clase importante dentro de la sociedad celta de ciertas partes, por ejemplo, en Galia: los druidas.
Los druidas eran los sacerdotes, que en ciertos lugares tenían una función sacerdotal propiamente (como en Irlanda) o profética (como en Gales). Sin embargo, poco se sabe de sus cultos, ritos y filosofía porque ellos no escribieron nada.
De lo que se puede echar mano es de breves descripciones hechas por griegos y romanos, y por historias recreadas en la Edad Media por irlandeses. Gracias a Plinio el Viejo se conoce el rito sagrado del muérdago y el roble, pero luego de la invasión a la Galia por los romanos, muchos escribieron sobre los antiguos druidas –Tácito, Cicerón– aunque no hubiesen registros históricos. Y es que además, el druidismo fue vedado por los emperadores romanos Tiberio y Claudio en el siglo I d.C., y desapareció por completo en los siglos siguientes.
De modo que lo que aún se conoce es la breve descripción de Plinio el Viejo:
Tras haber preparado los sacrificios y los banquetes bajo los árboles traen dos toros blancos cuyos cuernos han sido vendados. En su túnica blanca, un druida sube el árbol para cortar el muérdago con su hoz de oro, otros vestidos de la misma manera lo reciben. Después matan a los animales de sacrificio y rezan para que el dios les recompense esta ofrenda con sus dotes.
Historia natural
Julio César, por su parte, dice que los druidas eran el grupo más importante de la sociedad junto a los nobles, y ellos eran quienes organizaban el culto, el oráculo, los sacrificios y los procedimientos judiciales; no hacían el servicio militar y no pagaban impuestos, y podían expulsar a cualquier miembro de la comunidad. Eran los intermediarios entre los dioses y los humanos.
En términos lingüísticos, druida podría traducirse (con mucha licencia poética) del irlandés antiguo y el galés (drui, dryw) como “quien conoce el roble”. Y es que el roble era el árbol sagrado de los druidas. Y el muérdago crece sobre él.
Los antiguos celtas lo utilizaban como panacea para la salud, y se cree que el culto y la tradición sobre el muérdago provienen de aquel culto de los antiguos druidas, que tenían un rito especial y se reunían en torno a los robles para cortarlo.
El muérdago y los besos
Debido a su facilidad para reproducirse, antiguamente se consideraba un símbolo de fertilidad y se usaba en diversos ritos. Los druidas lo utilizaban tanto para curar enfermedades como para hacer venenos.
Para los escandinavos fue un símbolo de paz, y cuando declaraban una tregua al enemigo, se colocaban ambos jefes bajo el muérdago. Pero también lo usaban para resolver problemas conyugales: la pareja debía colocarse debajo de una rama de muérdago y besarse, declarando que ya estaban contentos y su relación seguía bien.
De aquí se deriva la creencia de que si una pareja (incluso desconocidos) se besaba bajo una rama de muérdago, se enamoraría, o tendría una larga y profunda amistad. La costumbre de besarse bajo el muérdago se mantiene en algunos países del norte de Europa y en Estados Unidos, aunque sólo se hace en navidad.
Usos terapéuticos del muérdago
Ya no se usa para protegerse de los rayos o del mal de ojo, ni para ayudar a las mujeres a embarazarse: aquellos atributos mágicos han cambiado (aunque todavía pongan en las puertas de sus casas una rama de muérdago como protección).
Las propiedades terapéuticas del muérdago están siendo estudiadas en otros ámbitos. Se sabe que regula el sueño, estimula el sistema inmunológico, abre el apetito y tonifica el metabolismo.
Dentro de las terapias alternativas, y específicamente en la medicina complementaria, el muérdago tiene un lugar privilegiado, sobre todo en aquellos pacientes con cáncer de todo tipo.
Se han llevado adelante algunos estudios de laboratorio para comprobar los efectos sobre tumores cancerosos; para ello se han utilizado células tumorales y los resultados han arrojado ciertas conclusiones. Por ejemplo, que pueden estimular in vitro la actividad de los glóbulos blancos para liberar moléculas importantes en las respuestas inmunitarias ante células cancerosas, sobre todo en el cáncer de mama.
Y si bien los estudios no son completamente concluyentes, sí demostraron que la calidad de vida de los pacientes con cáncer, así como la supervivencia a la enfermedad y el alivio de los síntomas mejoraron en parte.
Estas mejorías incluyen bienestar emocional y concentración, y en síntomas como fatiga, depresión, vómitos y náuseas la aplicación del extracto de muérdago resultó paliativa, sobre todo después de la aplicación de quimioterapias.
Sin embargo, el muérdago se utiliza para aliviar otras dolencias y hay muchos remedios caseros muy eficaces.
Para la ciática
Una cucharadita de muérdago en polvo se disuelve en una taza de agua hirviendo. Se deja tapado toda la noche y antes de usarlo se vuelve a calentar. Se aplica en compresas en la zona afectada.
Para orzuelos y granos en el cutis
Se trituran las bayas y se mezcla con zumo de limón a partes iguales. Esta loción se aplica directamente, pero se debe tener cuidado al aplicarlo en los orzuelos.
Para la circulación
Llenar un frasco a partes iguales de alcohol y muérdago (puede ser en hojas o polvo), cerrar el frasco herméticamente y macerar en la nevera durante 15 días, así sus propiedades se concentrarán. Luego con un paño se aplica por el cuerpo, haciendo fricciones.
Para los pies
Se maceran hojas de muérdago en un litro de agua durante 6 horas; el agua adquirirá una textura algo densa y es cuando se puede usar. Se pone en un recipiente grande para poder meter los pies, donde los dejaremos por 20 minutos.
Para cálculos renales
Se hierve una taza de bayas junto con las hojas en un litro de agua. Cuando rompa el hervor, se tapa, se retira del fuego y se deja enfriar. Con esto se hacen compresas tibias y se colocan en la zona de los riñones.
Aún hoy el muérdago sigue fascinándonos.
Autora: Maite Ayala, redactora en hermandadblanca.org
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Celta, https://www.cancer.gov/espanol/cancer/tratamiento/mca/paciente/muerdago-pdq, https://saludesposible.com/beneficios-propiedades-del-muerdago/