El Salvaje Místico. Parte 4

He vuelto; he andado transitando la adrenalina mística de páginas y blog que infunden miedo, muchas… canalizadores que son engañados por energías del… miedo.

Miedo, miedo y culpa por todos lados, casi caigo en el circulo vicioso de la culpa y el arrepentimiento, casi desperdicio el presente. Estoy absolutamente seguro que Dios, como el sol que sale todos los días, Él… da oportunidades todos los días. Y en el frenesís de la culpabilidad y el temor… que, a parte de ser enfermizamente adictivo, tiene la particularidad de sumergirnos en el consumo de más y más información… Para finalmente cambiar muy poco del presente.

Así que poco a poco fui saliendo, y hoy he dado cuenta que en última instancia, si es verdad que todos tenemos ese maestro interno… ¿para qué seguir leyendo?

Hay unas máximas que dicen… no recuerdo quién lo ha dicho, ¿Para qué preocuparse? “Lo que tiene que suceder, sucederá”.

Y en verdad siento que de alguna forma me perdí y empecé a meterme en esas páginas. Y me perdí por un buen tiempo a mi mismo, todo ¿para qué? para comprender que ese no es mi camino, y que quizá a penas sea el camino del canalizador y unos cuantos más. Pero no de miles… por que entonces esto sólo relegaría la búsqueda de ese maestro interno. Miles y miles de mensajes, de terapias y cosas y uno sigue buscando la varita mágica, o la conexión, o unas migajas de gracia de los Seres, un favor… que me salven… agradarles, figurar en los que se salvan…

Ella… ella quería saber dónde estaba la puerta, el lugar elegido donde estarían los que se salvaban, la ubicación física… pero, claro… ahí no se entra por tener la dirección. Por ahí me enganchaba e investigábamos dónde podría ser… pero es inútil, ahí se entra así uno este a 10.000 kilómetros de distancia; y sin saber la dirección.

Creo que la sinceridad con uno mismo es un buen camino para avanzar.

Ayer leí a Omraam Mikhael Aivanhov (muy recomendable)  y había una frase que decía algo así: preguntále a Dios lo que quieras, lo que te preocupe y espera… no hagas nada hasta recibir la respuesta, hasta escuchar la vocecita dulce; puede tardar tres días, uno o lo que sea… espera, espera hasta escucharla. Dios se comunica con todos. O ¿el maestro interno, será? No importa, lo que importa es la capacidad que todos tenemos para dar con la esencia sin tener que ir a buscar la respuesta muy lejos.

Con sólo ¡un libro… cuatro o cinco párrafos! de estos Grandes Seres tendríamos para entretener a nuestro ego toda la vida, pero no aplicamos ni el 30 % de lo leído. Seguimos abriendo más y más libros.

Un conocimiento útil que adquirimos para estos fines fue el de la intuición práctica; así la llamó Laura Day, en uno de sus libros, a esta cuestión.

Son esos libros… mezcla de autoayuda y cosa rara… ja; que por suerte tuve el valor de comprar…

Ese libro sólo lo he compartido con mujeres, no es algo que un hombre promedio… lea…

No todo fue pelea y contratiempos con mi pareja… Esta fue una de las cosas lindas que compartimos, y nos pasamos buenas noches haciéndonos preguntas intuitivas.

Uno de los métodos para conectarse con ese plano…  desde dónde se puede obtener información del futuro, presente y pasado, es así: Uno formula una pregunta pero mentalmente, no la verbaliza. Y la otra persona tiene que responder con lo que escuche, sienta en su cuerpo, vea u oiga en el ambiente en ese momento. Esa es mi forma de responder; la de mi pareja es distinta; a veces ella cierra los ojos y se le presentan imágenes.

Yo no, lo hago con los ojos abiertos siempre.

Por ejemplo: Me formula la pregunta mentalmente, y empiezo a mirar… me detengo en una cajonera, veo cuatro cajones… después veo una línea en el piso i si la sigo reparo en cuatro baldosas, entonces vuelvo a ver cuatro, cuatro personas… cuatro cosas… no lo se. Pasa un auto… escucho el ruido y me molesta, entonces digo: hay ruidos, o pasan autos, o me distraen… depende como uno lo perciba al ruido. O veo y para todos lados veo cosas blancas, entonces es algo blanco, etc., etc.

Un día no se me venía nada a la cabeza y pensé que no estaba conectado… pero por ahí se me ocurrió que la respuesta era eso: nada. Y efectivamente esa era la respuesta correcta.

Supimos de esta forma que Néstor Kirchner sería presidente cuando tan sólo era uno más… de los candidatos, y con muy pocas posibilidades. Le pregunte “describí la provincia del futuro presidente”; entonces a ella se le vino a la mente un paisaje sureño, y un viaje que había hecho a Chubut, no lo dijo, pero el paisaje era del sur. No nos quedaron dudas, y así fue… lamentablemente, ja.

He probado con nombres, o que me diga letras… pero nunca me dio resultado, por eso me pareció más conveniente preguntar por un lugar ese día.

Hay conocimientos a los que no se puede acceder al parecer, si es muy oculto no parece haber coherencia en las respuestas, o bien a uno no se le viene nada a la cabeza.

Es bastante efectivo, hay que ir puliéndose; es bueno para empezar a desarrollar la intuición… la famosa intuición que tanto se recomienda pero poco material escrito hay para desarrollarla.

Al parecer cuanto menos idea se tenga sobre lo que nos están preguntando es mejor, ya que de lo contrario la mente puede interferir. Pero he notado que algunas veces pensé que estaba respondiendo con la mente y no era así. Yo pensaba en determinada persona y toda una situación y la verdad fue que era esa la respuesta, sólo que no se refería a la persona que yo imagine. En ese caso, la mente sólo interfirió con respecto al nombre.

Tengo ya que sincerarme: Amo el cigarrillo y la cerveza. Le he pedido a los superiores que me ayuden con este asunto y al cabo de un rato lo único que se me vino a la mente fue, un profundo y sincero agradecimiento al cigarrillo y la bebida.

Después de todo la decisión siempre fue mía, ese trago de cerveza de más que me ha hecho hacer el ridículo, o perder toda voluntad y coherencia ética, fue un elección mía.

Lo mismo con el cigarrillo, me podría haber fumado un par de cigarrillos en el día, quizá uno a la noche, como bien haría un viejo sabio… a la luz de una lámpara, con un pequeño vaso de licor; o fuera de mi casa, pensando y disfrutando de la noche, y de un tabaco… un pequeño placer.

Pero ¡no! Miles y miles de cigarrillos, miles de litros de cerveza.

Y ahora quiero dejarlos con desden, con odio, con bronca por que me limitan la conexión, el avance.

Los quiero dejar de lado como si tal cosa, como si nada bueno hubiese recibido de la bebida y el tabaco. ¡Qué engaño! ¡Qué desagradecido!

Y es más, esos Maestros que sermonean y que nos ven con algo de menosprecio a aquellos que estamos conviviendo con estos vicios y nos exponen como ejemplos de algo muy bajo… a ellos les quiero decir que ¡se han equivocado en el enfoque! Y esta carta abierta a todos los Maestros, y creo que incluye a la mayoría de los grandes seres que nos han dejado su enseñanza a lo largo de toda la historia, y de la cual estoy muy agradecido; decía que: esta carta abierta es para decirles que no han juzgado o analizado convenientemente el asunto.

Tal vez porque ellos ya vinieron muy puros, y la mayoría de ellos no conocieron estos vicios, o bien se han olvidado de lo que significa.

Tanto se habla de la energía que uno pone a las cosas, o que la mente o los pensamientos crean realidades… entonces esto hay que mirarlo a la luz de esas verdades.

Pregunten a cualquier fumador ¿qué es el cigarrillo? Es un compañero, el cigarro es compañía, el cigarro estuvo siempre conmigo, por eso será el aferro. Es muy patético todo esto pero es la realidad.

Hay toda una creación mental que rodea a los cigarrillos que fumo, hay un espíritu que he creado. Y ese espíritu lo he creado a falta de encontrarlo en otro lugar.

Con el espíritu de la bebida creo que es algo distinto, creo que ya viene con una esencia previa, pequeñas sustancias que pueden desbloquear y activar ciertas zonas. Y no es que sea completamente nociva la bebida, e inútil … ahora recuerdo un pasaje de las enseñanzas de Don Juan en las que Carlitos le pregunta si mediante los hongos sólo se podía experimentar esas realidades, o mundos; y Don Juan le contesta que no, que el problema era que él (Carlitos) era muy duro… muy mental.

Bueno, a mi me sucede algo similar con la bebida, me conecto con una esencia positiva que hay en mi interior, seguramente hay mejores formas, claro, pero hasta el momento ese ha sido mi camino. No estoy haciendo una apología de los vicios, sólo creo que tengo que poner las cosas en su lugar en mi vida. Y no es odiando y sintiéndome un pobre involucionado que lo voy a lograr. Y en este sentido el juicio de los Maestros no ayuda. He leído mensajes de canales en los que dicen “aléjate de los que fuman y toman” Ya que los espíritus pueden entrar más fácilmente. Lo creo, es así. Pero no siempre.

Hay muchos místicos que con su ego han hecho muy poco… quizá no fumen, o no coman carne, pero basta con escarbar un poco para encontrarles el ego. Hablo de personas, no de los grandes guías, por supuestos.

Pero sí les diría a algunos de esos grandes guías que su observación o juicio en este tema, no es muy útil.

Yo se que Dios, o algunos seres no me han juzgado, o dejado de lado por estos vicios, lo se, es un hecho categórico y con fundamentos que lo afirmo.

Supongo y estoy seguro, que Dios y esos seres están esperando el buen día que yo encuentre otra forma de conectarme, y es obvio que debo hacerlo. Voy subiendo la escalera hacia el cielo con un cigarro en la mano, y ya en un momento me quedare sin aire, o sin cigarros…

Y estoy enojado, bastante enojado con todos los que juzgan: humanos y esos Seres Grandes que descalificaron sin dar mayor ayuda que un juicio negativo por estos vicios.

Compasión… deberían sentir, deberían dar un abrazo antes que juzgar, deberían contar cuentos tan entretenidos que uno no querría levantarse a buscar un cigarrillo por nada del mundo. Deberían entender que esos vicios son algo más que sustancias nocivas.

Me parece sensato agradecerle al cigarrillo y a la bebida por tantos buenos momentos, por haber oficiado de muletas por mucho tiempo… he seguido caminando, he continuado creciendo en otros aspectos, han sido mis oasis miles de veces… ¿cómo no podría agradecerles?  Sería un insensato, un hipócrita de no hacerlo.

Esos espíritus que he creado entorno al tabaco y a la bebida me han reclamado su lugar, y se los reconozco, y agradezco por aliviarme cuando estuve triste: y sólo la cerveza me volvía a conectar, o cuando en mil oportunidades no tuve más compañía que el espíritu de un cigarro.

Entonces sería bueno diferenciar que hay una esencia (un espíritu) que uno pone (y termina creando seguramente) en estas actitudes, o vicios, y ese esencia, o búsqueda, es buena y necesaria para las personas que fuman y beben. Es una necesidad, y como tal, real.

No juzguen más por juzgar, en todo caso si tanto importa, deberían enseñar a que la gente camine sin estas muletas.

Y es una mentira que del cigarrillo y la cerveza no se obtiene nada bueno; sí se obtiene: compañía, conexión, relajación, tranquilidad, mejor estado de ánimo.

Así como yo admito que todo esto es patético considerando que hay mejores formas; los que juzgan deberían admitir que estos vicios sí nos dan esas cosas que enumere.

Por lo tanto hago un llamado a la autocrítica y pido que todos aquellos que quieren juzgar piensen, traten de sentir los móviles que hay detrás de estas actitudes, y vean si encuentran la forma de sacarle el chupete a un niño sin antes chantajearlo con algo muy bueno. Digo, si su preocupación es real.

Pido seriamente que se callen  la boca los que juzgan.

Primero conozcan los móviles; que con amor, comprensión y quizá creatividad… se me ocurre en este momento; tal vez desde ahí puedan ayudar…

Ahí esta todo, sí… Cuando estén frente a un fumador o a una persona que bebe, o cualquier otra cosa que atenta contra… nuestra tolerancia… ética, moral o espiritual, pregúntense: ¿Quiero ayudar o quiero juzgar?

Ya nunca más van a ser los mismos.

¿Quiero ayudar o quiero juzgar?

Pienso en miles de situaciones… formulo esa pregunta, y sólo se me viene… silencio, nada… la mente se calla, mi personalidad se aquieta… hay comprensión, compasión, silencio, amor.

¿Quiero ayudar o quiero juzgar?

Ramón Hidalgo