Filosofía de la Libertad 2

Filosofía de la libertad (Continuación)

Seguimos con la presentación de las ideas de Rudolf Steiner en su obra Filosofía de la libertad. Recordamos que la idea es que estos trabajos sean una introducción a quienes quieran estudiar su obra y que sean una ampliación para quienes ya la hayan leído.

En esta ocasión, vamos a continuar con el capítulo de La ciencia de la libertad.

Con la finalidad de comprender hacia donde vamos con esta exposición, es conveniente saber que en los capítulos siguientes de la Filosofía de la Libertad (que se expondrán en las siguientes entregas) Steiner va a demostrar como al aprender a pensar desarrollamos la capacidad ética.

En este capítulo Steiner aclara la diferencia entre las posiciones filosóficas monistas y dualistas que tratan de comprender lo que es el conocimiento.

Aquí se presentan lo siguientes temas: El impulso fundamental hacia la ciencia, el pensamiento al servicio de la comprensión del mundo, el mundo como percepción y la comprensión del mundo.

Vamos a estudiar como los conceptos necesitan de la experiencia y de un ser pensante y como los conceptos son parte de lo conocido. El pensamiento ingenuo mantiene que las cosas son independientes de lo que se piensa sobre ellas. El objetivo de esta entrega es aportar elementos que demuestren que, por medio del pensamiento, la naturaleza se conoce a sí misma. 

El impulso fundamental hacia la ciencia

En el tema El impulso fundamental hacia la ciencia, Rudolf Steiner señala que el ser humano no se conforma con lo que percibe. Quiere comprender las razones por las que la naturaleza se expresa en la forma en que lo hace. Los deseos del ser humano no son solo emocionales también tiene deseos intelectuales. Desea conocimiento.

Nos damos cuenta que somos parte de la naturaleza y sin embargo nos percibimos como fuera de ella. Podemos observarla y podemos pensar en ella. La conciencia nos separa de la naturaleza.

Esta lucha exige una unidad que el ser humano busca por medio de la religión, del arte, de la filosofía y de la ciencia. Necesitamos relacionar nuestras percepciones con el mundo de los pensamientos.

De aquí vienen todas las posiciones filosóficas monistas y dualistas.

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Nos damos cuenta que somos parte de la naturaleza y sin embargo nos percibimos como fuera de ella. Podemos observarla y podemos pensar en ella. La conciencia nos separa de la naturaleza.

El dualismo estudia la separación entre el yo y la naturaleza, entre el pensamiento y las cosas. El Yo se coloca como espíritu frente a la materia. Su propio cuerpo es físico. Todo lo que percibe por los sentidos es el mundo, todo lo que viene se su pensamiento es espíritu. El dualismo trata de explicar como puede haber relación e influencia de uno sobre otro. Esta división impide el conocimiento, porque de partida somos extraños a lo que queremos conocer.

El monismo busca conseguir otras soluciones. Las posibles opciones son:

  1. El materialismo que niega que exista el espíritu y afirma que su pensamiento es solo una producción de la materia;
  2. El idealismo que trata de afirmar que la materia es solo una expresión del espíritu, pero esto lleva a desestimar toda experiencia. Incluso puede llegar a confundir el mundo de las ideas con el mundo del espíritu, con lo cual desconoce tanto a la materia como al espíritu y solo existe su pensamiento. Es decir, solo existe el Yo.
  3. La otra posición es decir que la materia y el espíritu conforman una unidad que se expresa en todo. Pero con esto se regresa al principio. Si la unidad más simple está compuesta de espíritu y materia, ¿cómo puede seguir siendo una unidad indivisible?

Al final ni el materialista puede negar la existencia del espíritu, ni el idealista puede negar la existencia de la materia. Steiner acepta que la solución es un monismo, pero no el monismo que niega lo que no comprende.

El punto es que para reconocer a la naturaleza fuera de nosotros, primero tenemos que reconocerla en nosotros. Esto significa que cuando decimos Yo, debemos reconocer que somos la naturaleza diciendo Yo.

El pensamiento al servicio de la comprensión del mundo

Steiner avanza con el título El pensamiento al servicio de la comprensión del mundo. Va mostrar la importancia de la observación integrada al pensamiento. La importancia de elaborar conceptos.

El ser humano percibe y se podría quedar en ese nivel, sin hacer esfuerzo por observar lo que piensa sobre su observación.

Un hombre se da cuenta de que elabora conceptos sobre sus observaciones y estos conceptos pueden ser cada vez más refinados. Hasta el punto en que puede trabajar solo con los conceptos y regresar a la experiencia para comprobar que su pensamiento es correcto.

Lo que observo es independiente de mí, pero las conclusiones de mis conceptos son un trabajo interno. Son mi actividad.

¿Por qué elaboramos conceptos?

La diferencia entre la sola observación y la elaboración de conceptos sobre esa observación está en que quien solo observa no podrá conocer las consecuencias si no las percibe. En cambio, quien ha elaborado los conceptos sabe lo que va a ocurrir, aunque no perciba lo que ocurre posteriormente.

Veamos un ejemplo;

Si vemos que una bola de billar choca con otra, y en ese momento nos tapan los ojos no sabremos que sigue.

A no ser que … podamos completar el proceso con los conceptos que ya tenemos.

Si ya tenemos los conceptos elaborados sabremos lo que ocurre después.

Las relaciones entre causa y efecto no surgen de la observación, sino del pensamiento.

En otras palabras, la relación entre pensar y observar es el contraste más importante en la vida de un ser humano.

Sigamos con el ejemplo de la bola de billar, si estoy observando un juego de bolas puede que me baste saber quién tiene más puntos y no me sea importante usar los conceptos que he aprendido sobre velocidad, impulso, etc. Sin embargo imaginemos que estoy estudiando esos conceptos en una clase de física y quiero aplicarlos a mi observación. Voy relacionando mis conceptos de mecánica con la percepción que tengo y reelaboro mis conceptos de acuerdo a esa experiencia. Incluso puedo participar y ver lo que ocurre cuando cambio el impulso o la altura.

De esta forma se crea una actividad en mí. Pienso sobre unos hechos externos. Me doy cuenta que los conceptos no están en los objetos sino que es un trabajo interno.

La observación es muy importante, ya que si nadie ha visto una cosa en particular, no podrá haber un concepto sobre ella. Se puede decir, en la escuela aprendemos conceptos de cosas que no hemos visto. Esto es cierto, el asunto es que confiamos en que alguien lo ha estudiado y ha creado el concepto.

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La percepción por sí sola, no produce el concepto, pero no habrá concepto de ese objeto, sin su percepción.

La percepción por sí sola, no produce el concepto, pero no habrá concepto de ese objeto, sin su percepción.

La observación sobre mi pensamiento

Sin embargo, hay una observación muy particular y es la observación sobre mi pensamiento.

Lo que hacemos normalmente es observar y pensar sobre lo observado.

Lo que no hacemos normalmente de manera espontánea es reflexionar sobre nuestro pensamiento. Los objetos que observo ya están elaborados, sin embargo, mi pensar es producción propia. Es mi producción.

Para observar el pensamiento hay que producirlo primero. Cuando observo mi pensamiento veo lo que ya pensé, nunca puedo analizar lo que estoy pensando.

Steiner lo relaciona con la frase del Génesis: “Y vio Dios lo que había hecho, y he aquí que era bueno”.

Primero se crea y luego se observa. No podemos observar lo que no existe. Igual ocurre con nuestro pensamiento, lo observamos después de creado.

Steiner considera que solo en este sentido se puede aceptar la frase de Descartes “Pienso, luego existo” Pienso y sé que yo cree ese pensamiento.

Muchas de las interpretaciones que se le han dado a esta frase de Descartes, llegan al absurdo.

La importancia de observar nuestro pensamiento radica en que estamos aumentando nuestro campo de observación.

Estamos integrando un elemento al que no se le presenta atención normalmente, además está el cambio cualitativo porque observar lo que no he creado, que es todo el mundo físico, es distinto a observar mi pensamiento, que yo mismo he creado.

Observar lo que no he creado, que es todo el mundo físico, es distinto a observar mi pensamiento, que yo mismo he creado.

Un paso más

Es diferente usar nuestros conceptos para comprender la realidad externa a observar nuestro pensamiento. Una cosa es pensar sobre los objetos exteriores y otra cosa es pensar sobre nuestro pensar que es interior. No usamos nuestros sentidos para observar nuestro pensamiento. Observamos nuestro pensamiento con nuestro pensamiento.

Para observar nuestro pensamiento tenemos que haberlo creado. Todo lo que está afuera ya ha sido creado. El pensamiento es nuestra propia creación.

Lo que propone Steiner es que lo más cercano a nosotros es el pensamiento y que por lo tanto esa es la herramienta para avanzar, no solo en el conocimiento del mundo que nos rodea, sino también en el conocimiento de nosotros mismos.

El pensamiento es la herramienta para avanzar en el conocimiento de nosotros mismos.

El mundo como percepción

Steiner entra al tema El mundo como percepción. El pensar nos permite tener conceptos e ideas. Nuestros sentidos nos ofrecen de inmediato los objetos, sin embargo, cuando dejamos de percibirlos nos quedan los conceptos de ellos. Estos conceptos se relacional entre sí. Cuando hemos llegado a un nivel de complejidad alto en la relación de los conceptos tenemos las ideas.

Podemos decir que los conceptos y las ideas se han formado por la experiencia que nos dan los sentidos vinculados a la actividad del pensar. La percepción por sí sola no va a conformar conceptos.

Nuestros sentidos nos ofrecen de inmediato los objetos, sin embargo, cuando dejamos de percibirlos nos quedan los conceptos de ellos. Estos conceptos se relacionan entre sí. Cuando hemos llegado a un nivel de complejidad alto en la relación de los conceptos tenemos las ideas.

Ahora bien la observación y el pensar se dan en una consciencia. En una conciencia pensante. Lo interesante de esto es que quien observa es el  sujeto y cuando el sujeto observa su pensamiento se convierte en objeto de sí mismo.

El pensar es lo que me convierte en sujeto. El pensar me separa de lo que observo que para mí es objeto.

Las percepciones son subjetivas

Muchas veces consideramos nuestras percepciones coinciden con lo que observamos. Sin embargo, sabemos que si tuviésemos nuestros sentidos más agudos, nuestras percepciones estarían modificadas y los seres que tengan una organización diferente de sus sentidos deben tener otras percepciones.

Es importante observar que las percepciones me permiten una representación del objeto y ese es el contenido de mi mente. Es decir, cada vez que cambio o modifico mis representaciones el contenido de mi Yo cambia.

Esa frase de José Ortega y Gasset que hemos escuchado muchas veces “Yo soy yo y mis circunstancias” podríamos relacionarla con “Yo soy yo y los contenidos de mi Yo” o “Yo soy Yo y mis representaciones”

Cita de Steiner:

“el hombre ingenuo cree que los objetos, tal como él los percibe, existen también fuera de su conciencia. Pero la física, la fisiología y la psicología parecen demostrar que para nuestras percepciones es indispensable nuestra organización, por consiguiente, que no podemos saber nada más que lo que nuestra organización nos transmite de las cosas”. 

La comprensión del mundo

Steiner avanza al tema La comprensión del mundo.    Comienza distinguiendo la forma de pensar de quien no sabe que su pensamiento es necesario para su conocimiento y cree que pensar es independiente de lo observado.

El pensamiento ingenuo se refiere a creer que el pensar no tiene nada que ver con las cosas que percibimos. Ya el mundo está completo y no falta agregarle nada. No se da cuenta que el concepto es parte de lo que observamos.

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El pensamiento ingenuo se refiere a creer que el pensar no tiene nada que ver con las cosas que percibimos.  No se da cuenta que el concepto es parte de lo que observamos.

Así como la planta necesita de muchos elementos para crecer, nuestro concepto de la planta necesita de una conciencia que piense en la planta. Sin conceptos de planta no sabríamos nada de ninguna planta. Aún más, si la naturaleza ha creado el pensamiento, entonces el pensamiento es parte de la naturaleza. Si avanzamos un paso, tenemos que afirmar que el concepto de la planta es parte de la planta. La naturaleza se piensa a sí misma por medio de la conciencia pensante.

Rudolf Steiner aclara este punto al afirmar que: «El concepto del triángulo que capta mi mente es el mismo que capta la mente del que está a mi lado. El hombre ingenuo se imagina que es él mismo quien forma sus conceptos. Cree, por tanto, que cada uno tiene sus propio conceptos. Es una exigencia fundamental que el pensar filosófico supere este prejuicio. La unicidad del concepto de triángulo no se convierte en multiplicidad porque muchos lo piensen. Pues el pensar de muchos es en sí una unidad».

En: https://wn.rsarchive.org/Books/GA004/Spanish/filosc05.html

En la medida en que avancemos en este estudio de Rudolf Steiner sobre Filosofía de la libertad, vamos a comprender que el trabajo de elaborar conceptos nos permite conocer la verdad y hacernos libres.

En la próxima entrega, vamos a comprender la función que tienen los sentimientos en nuestra capacidad de conocer.

Bibliografía

Rudolf Steiner Filosofía de la Libertad

 

José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org

Sugerencias de énlaces:

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