Nuestros hijos y sus mascotas. Otorgar cuidados y amor, crea seres estables y armónicos.

Kikio
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Los pequeñines que crecen con mascotas, se relacionan mejor con su entorno

Un niño que comparte sus primeros años con una animalito, será más empático y sociable al crecer.

La humanidad, ha vinculado su desarrollo al hecho de acompañarse de animales hasta domesticarlos. Y convertirlos en parte fundamental de la vida. Esto ha ocurrido desde muy temprano en la historia. Con el tiempo, hemos entendido que el cuidado y amor por nuestro planeta es fundamental. Una mascota puede promover en sus dueños, la capacidad de evaluar adecuadamente la importancia de no maltratar el medio ambiente. Y de cuidar cualquier forma de vida en la tierra.

Sobre todo en los niños. Pues crecer conjuntamente con la responsabilidad de atender a un ser vivo que depende totalmente de nosotros, genera consciencia de unidad con el universo. El amor que comparten un pequeño y su mascota, puede compararse con un par de mejores amigos o cómplices de vida.

Un compañero de juego “peludo”, es para todo niño un regalo incomparable. Sin embargo, muchos de nosotros, cómo padres, en ocasiones negamos la oportunidad de tener en casa una mascota. Por lo que representa. Más actividades de limpieza. Los gastos en alimento y accesorios. Modificaciones en el hogar como pequeñas puertitas de acceso o adaptación de jaulas. Enfrentar las posibles reparaciones de mobiliario u objetos que el animalito pudiera afectar en su etapa más traviesa, etc.

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Los niños que tienen mascotas, con seguridad respetarán el medio ambiente cuando crezcan.

Una mascota puede ser el mejor amigo de nuestros hijos, o su primer amigo auténtico.

Bajo este tenor, es primordial que los padres entiendan que los beneficios que brindan a los infantes las mascotitas, son tan grandes, que bien vale la pena afrontar las pequeñas contingencias que se presenten. Todos los animales domésticos, eventualmente romperán algo o causaran algún problema menor. Pero no debemos olvidar que la experiencia que obtendrán los pequeños en casa. Puede cambiar radicalmente la personalidad y la forma de ver el mundo, que desarrollarán nuestros hijos.

Tenemos al alcance de la mano, literatura e información específica para ayudar a los niños a hacerse planamente responsable del cuidado de un animalito. Dichas responsabilidades, sólo pueden traducirse en el material óptimo para construir una personalidad sólida.

Si todo esto lo complementamos con la generación de hábitos de cuidado específico, el aprendizaje será mayor. Todo pequeñín que sabe que debe atender a su mascota. Alimentarlo con horarios establecidos. Limpiar sus áreas de estancia. Llevarlo al veterinario. Cuidar de no dejarle cerca objetos que puedan lastimarlo, entre otras cosas. También va aprendiendo que limpiar y ordenar su habitación o cuidar sus libros, es importante.

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Amar a una mascota es una experiencia relevante para cualquier niño.

Si tus hijos no tienen una mascota, evalúa la opción.

En pocas palabras, un niño que tiene bajo su cuidado la vida de otro ser, entiende y reconoce la trascendencia de valores universales, tales como el respeto, la empatía y el amor incondicional.

Estadísticamente, los niños que crecen con animalitos domésticos, difícilmente se convertirán en bulleadores o serán violentos y hostiles en sus entornos familiar y escolar. Sobre todo si la convivencia se da desde los primeros años del infante, simultáneamente con el hecho de recibir en casa un animalito en su etapa de cachorro. Crecer literalmente juntos, creará entre el menor y su mascota, un vínculo fuerte de afecto y respeto.

Incluso, regresando al tema de los desperfectos que pudiera generar el animalito, puedes implementar con tus hijos, un plan financiero para solucionar las eventualidades. Por ejemplo, puedes pactar con tu pequeño que se encargue de sacar la basura todos los días. O tal vez que, los fines de semana, se haga cargo de atender el césped del jardín. O ayudar a papá a lavar el auto, etc. El pacto incluye tu promesa de aportar cierta cantidad de dinero, guardarlo en una cajita. Una especie de plan de ahorro.

Tu hijo sabrá que ese dinero es suyo y podrá usarlo para lo que guste. Sin embargo, si su mascota provoca algún desperfecto, él deberá costear la reparación de los daños, mediante su ahorro. Con esto fomentas varios aspectos muy sanos. El hábito del ahorro, el cuidado que deberá tener sobre su mascota para procurar que no rompa nada y el entendimiento de obtener algo que desean, en este caso dinero, mediante un esfuerzo o compromiso.

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Si tu hijo te ha pedido tener una mascota, avalúa darle la oportunidad.

Antes de adoptar un animalito, analiza aspectos como el espacio que tengas en casa, la edad de tus hijos y el presupuesto para su alimentación y cuidados.

También puedes acordar con tu hijo, sobre los costes de alimentación y cuidados veterinarios que requiera la mascota. Utilizando el mismo esquema mencionado arriba o implementando otro que se les ocurra en conjunto, plantea un esquema de recompensas financieras para que el pequeñín pueda responsabilizarse totalmente de la manutención del animalito. A la larga, cuando crezca tu hijo, entenderá al valor del trabajo y su autoestima se fortalecerá al verse capaz de cuidar a otro ser.

Y muchos otros aspectos de la personalidad de tus hijos, serán beneficiados al convivir con animalitos. La empatía es uno de los principales. Al entender las necesidades de ese ser que depende de ellos, los infantes son capaces de ampatizar con los integrantes de su familia y compañeros de colegio. El respeto para con maestros, abuelos, vecinos, etc. Será muy obvio.

Difícilmente un niño con mascotas, será egoísta. Pues aprenderán al valor de compartir, En este caso su ahorros, su tiempo, tal vez su habitación y desde luego el compromiso con su bienestar.

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Un niño con mascotas es un niño feliz.

Toma en cuenta los gustos de tu pequeñín antes de elegir un animalito.

Este tema requiere mucha atención. Tal vez a ti te encantan los perros, pero quizá tu hijo lleva tiempo diciéndote que muere por tener un gatito o un conejo. En este punto, es importante que recuerdes que, si la finalidad es que el infante viva y disfrute plenamente la experiencia, junto con los aprendizajes, debes tomar en cuenta sus gustos. Desde luego, platicarlo ampliamente con el futuro dueño de la mascota es primordial, para que juntos analicen factores como el espacio del hogar y el presupuesto. De ese modo, podrán concretar la perfecta selección del nuevo compañero, amigo y cómplice de tu hijo.

Otro punto que debes evaluar, es la tolerancia física a cabello animal o plumas de tu pequeñín. Si no existe tal problemática, literalmente podrán elegir casi cualquier animalito o raza.

Los especialistas pedagógicos,  recomiendan descartar las aves, específicamente aquellas que sean capaces de volar y requieran de enjaularlas para tenerlas en casa o de cortarles las alas. En estos casos, el aprendizaje de respeto y cuidado por la vida, puede ser confuso y contradictorio.

Ningún niño debe de “aprender” que para tener una mascota es necesario mutilarla o encerrarla en un breve espacio que límite su naturaleza. Pero si a tus hijos les gustan mucho las aves, hay alternativas.

Puedes dedicar un fin de semana familiar a construir en el jardín casitas para aves en un árbol o un muro. Tal vez una fuente de agua tranquila para que se acerquen a tomar un baño y comederos de semillas. Si esto lo organizas cerca de una ventana, tus hijos podrán observar las actividades de estos animalitos, dejándolos libres y sin molestarlos.

Platica con tus pequeños y juntos encontrarán la mejor opción. Créeme, el amor incondicional que te regala un animalito, engrandece los valores familiares y personales.

Que la luz brille en ti.

AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org

Para saber más:

Las mascotas somatizan los conflictos de sus dueños

El Cuidado Natural de las Mascotas por Isabel Ogara

 

 

 

 

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