¿Hiperactividad o hacer desde el Ser?

Rosa (Editora)

MUDRAS

Hola, soy Laura Foletto.

Escribí en el blog que Nietzsche dijo: “La actividad constante es el refugio de quienes temen encontrarse consigo mismos”. Es una verdad muy experimentada en estos tiempos. La misma sociedad incita la ocupación continua, los estímulos a ser “completos”: trabajar; tener familia, amigos, grupos; distraerse (televisión, cine, internet, juegos, etc.); estudiar; ejercitar el cuerpo; concurrir a actos culturales y muchas otras “obligaciones” del individuo contemporáneo… ni los chicos se salvan de estar ocupados todo el día! Y las mujeres son las más presionadas para ser y tener todo”.

Hace muchos años, yo era hiperactiva. Si me quedaba quieta, sentía que el cuerpo me picaba, un impulso casi incontrolable me hacía levantar y poner en movimiento. Comencé a darme cuenta de esta actitud y, al permanecer en el lugar, percibí que la inquietud era interior, muchas voces clamaban su enojo, su vacío, su tristeza, su frustración. No quería escucharlas y me llenaba de actividades para taparlas. Comprendí que no podía continuar así. Me forcé a quedarme y conocerlas, a saber de sus reclamos, a aceptarlas y sanarlas. Porque también descubrí que en mi interior no sólo había oscuridades sino luces brillantes que iluminaban todo. Ese era el regalo de conectarme conmigo misma.

Recuerdo que una paciente, que le pasaba esto y que salía constantemente, volvía de cada reunión insatisfecha y deseando haber ido a otra: siempre se ofrecía alguna más brillante en otro lado, en donde hubiera encontrado lo que ella buscaba. Es la gran fantasía: en algún lado, afuera, está eso que nos hará felices y plenos. Mientras se recorren ávidamente los lugares, ruidosos de voces, música y risas, el corazón se marchita esperando que lo reconozcan.

Algunos me preguntaron: ¿cómo se hace para escuchar el interior con una vida intensa de trabajo, familia, rutina? Y ahí está el error. Si bien estar un rato en silencio o meditando ayuda, no se trata de parar todo o alejarse o renunciar para poder conectarse. Eso es seguir el juego (parecido al fin de semana o las vacaciones como antídoto para la hiperactividad). El Ego está al mando siempre y no se va a frenar por nada. Entonces, la clave está en darse cuenta de que esa inquietud que se experimenta es las mil voces del Ego buscando expresar sus limitaciones y carencias… y eso sucede las 24 horas de los 365 días de todos los años…

Cuando tomamos la existencia como una oportunidad de conocernos y liberar el potencial que traemos, lo hacemos continuamente, no solamente cuando tenemos un rato. Eso es PRESENCIA. Eso es una vida desde la conciencia, no desde las reacciones repetitivas. Podemos hacer las mismas actividades sin nunca caer en la rutina porque estamos percibiendo las sensaciones, las emociones, los pensamientos, las motivaciones, el entorno, las repercusiones en los demás: jamás se repite un momento, jamás una respiración es igual a otra, jamás corre la misma agua por el mismo río.

El exterior nos ofrece multitud de espejos en cada instante para que nos reflejemos y nos conozcamos, para que optemos y transformemos nuestra conciencia en espejo de la serenidad y confianza del alma. O vivimos como autómatas, movilizando los mismos aspectos una y otra vez, o ponemos nuestra atención en el momento, descubriendo la maravilla que está detrás del escenario de la vida cotidiana. O somos los personajes inconcientes o somos los actores concientes de la obra que elegimos representar, movidos por el Ser Superior. Así, nos damos cuenta de que los cantos de sirena de la sociedad sobre Hacer y Tener son insustanciales y vacíos y que jamás podrán reemplazar al Ser.

Creemos que una vida plena está relacionada con abundancias del exterior. No, es un continuum interno de total integración, de conciencia plena. Como digo en mi Propuesta: “¿Quisieras vivir en otro mundo? No se trata de huir ni de rechazar lo que hay. Se trata de aceptarlo y de encontrar el potencial transformador que esconde. Cuando te niegas aspectos tuyos, pierdes poder. También cuando los proyectas en otros. Lo ganas cuando los traes de vuelta a ti y los integras como partes indispensables de este juego de dualidad y limitación que has estado jugando hasta ahora. El juego está acabando y estamos entrando a uno de Unidad. Por eso, necesitas que esos aspectos sean reconocidos e iluminados por el brillo de tu Ser, el verdadero centro de ti. Es hora de acallar las atronadoras voces del Ego (poniéndolo en su lugar firme y cariñosamente a través de la sanación de tus Niños Internos) para comenzar a escuchar la suave voz del alma. A través de la conciencia, de la presencia en el aquí y ahora, de la intuición, te irás abriendo a lo que YA eres: un ser espiritual transitando una experiencia humana. Así, accederás a un caudal creativo y abundante que te pertenece por derecho, que atrae naturalmente personas, situaciones, recursos, lugares, para expresar tus deseos de expansión, gozo, amor”. Aquí estoy para ayudarte a lograrlo.

 

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