Para qué fuiste hecho | Cartas del cielo #253
Para qué fuiste hecho | letras del cielo
Dios dijo:
Tienes ideas de lo que es o debería ser la Verdad. Tienes ideas de lo que debería decir. Tus ideas son preconcebidas. No están abiertos sino cerrados. Dejas entrar y te mantienes fuera.
Cuando digo algo que encaja con tu presunción de Verdad, asientes con la cabeza. Cuando no es así, sacudes la cabeza y sientes: “Dios no tiene ese derecho… Dios podría hacerlo mejor… Gloria no fue clara hoy…”
No es unánime aquello ante lo que uno asiente y otro sacude la cabeza. Uno asiente ante un pensamiento específico y otro niega con la cabeza ante el mismo pensamiento. Las opiniones varían. Las opiniones se basan en una concepción previa. Las opiniones son juicios. Está perfectamente bien tener opiniones, pero sepa que eso es todo lo que son y no confíe en ellas tan resueltamente.
Te sugiero que dudes de tus creencias arraigadas y que Me des el beneficio de la duda.
Suelta lo que antes mantenías como norma. Sus estándares están hechos por el hombre. Es posible que la verdad se haya diluido o restringido y, en ocasiones, se haya perdido.
Puedes aferrarte a tu idea de estándar más que Yo. Lo que no coincida con tu imagen, puedes desairarlo.
Quizás digas: “Esto es bueno. Esto no es tan bueno”. O: «Eso podría ser cierto a veces, pero no siempre». O: «De todos modos, no en mi caso». Y así juzgáis la verdad de Mis declaraciones.
¿No es cierto que sopesáis lo que digo? Y a veces te parece una voltereta y favoreces lo que has aceptado en el pasado.
A veces reconoces que no lo entiendes del todo. Ese reconocimiento es productivo. Descartar abiertamente partes de lo que digo, como si usted supiera más, no es productivo. Te mantiene atado a lo que siempre has pensado o aprendido.
¿Quieres aprender o quieres confirmar lo que ya habías aprendido?
La confirmación es maravillosa. Te introduce la Verdad de manera más profunda y segura.
Cuando tu idea no esté confirmada, se aflojará a menos que te aferres a ella. En algún momento, tienes la opción de aceptar lo que digo o negarlo. No podéis abandonar vuestro viejo pensamiento cuando no admitís el Mío como algo a considerar.
No estoy diciendo que debas tragarte todo lo que digo. Ya has tragado bastante en el pasado. Sólo les pido que consideren lo que digo, consideren la posibilidad de que haya algo que aprender ahí. No es sólo comodidad y confirmación lo que estás buscando. Es algo más. Es algo mucho más.
Aquellos de ustedes que saben menos pueden saber más. Aquellos de ustedes que quizá sepan más quizá sepan menos.
La voluntad de aprender es apertura. La apertura es voluntad de crecer. Quieres crecer, ¿no? ¿No quieres seguir igual? No quieres que todas Mis respuestas estén en el nivel superficial, ¿verdad? Ya no crees que sólo importa lo exterior, ¿verdad?
Lo que dice el mundo y lo que yo digo muchas veces no coinciden. Busque en el mundo sus respuestas y estará seguro. Mírenme y estarán abiertos.
¿Y a qué estarás abierto?
Estarás abierto a más amor en tu propio corazón. Es así de simple. Estamos sacando amor de ti.
Mantenerse igual es mantener los límites. Mantener los límites es lo mismo que mantener el amor dentro y fuera. Los límites permiten que tu amor llegue sólo hasta cierto punto. De aquí para allá, sólo hasta esta distancia.
A medida que te abres y tus límites desaparecen, descubres que no hay distancia ni diferencias. Los límites son fronteras. Son líneas que te mantienen a ti dentro y algo más fuera. Los límites (la mentalidad cerrada) no son amor. Lo que se mantiene dentro y se mantiene fuera no es amor. Y fuiste hecho para el amor.
Lo que no es amor no es amor.
Y fuiste hecho para el amor.
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FUENTE: https://voyagesoflight.blogspot.com/2022/02/what-you-were-made-for-heavenletters-253.html