Portador de los pensamientos Divinos por el Maestro Beinsá Dunó

Rosa (Editora)

Maestro_Beinsa_Duno hermandadblanca.org

 

                Toda la gente contemporánea debe  tener entendimientos básicos, correctos sobre la vida. Las cosas deben comprenderse en su manifestación primordial, así como Dios les ha tanteado. Esto significa que estas sean observadas en su realidad.

                Pregunto: ¿Qué representa el agua que bebemos? ¿Qué representa el aire que respiramos? ¿Qué representa la tierra sobre la cual vivimos? En las condiciones actuales, así como el hombre está creado, es impensable su existencia en la Tierra sin aire, sin agua y sin terreno. El agua es la conexión, un intermediario entre el aire y la tierra, o sea, entre la tierra y la luz. Entonces, cinco elementos son necesarios para la vida en la Tierra: terreno, agua, aire, luz y calor.

                El elemento más importante, con el cual debemos de ocuparnos en las condiciones actuales de la vida, es el aire. Cada hombre que quiere elevarse, que desea adquirir un pensamiento fuerte, que desea llegar a ser potente dentro de sí para superar todas las dificultades, él sin falta debe comprender las leyes a las cuales se somete el aire. Que verdaderamente el aire es un elemento necesario para la vida se ve por esto, que el hombre sin comida puede pasar 40 días, pero sin aire de ninguna manera puede. Incluso los adeptos más avanzados en India pueden pasar sin aire como mucho 20 minutos. Más de 20 minutos ellos no pueden detener su respiración. Algunas personas geniales pueden detener su respiración apenas de 1 a 10 minutos. Digo: el aire es portador de los pensamientos Divinos, que primeramente pasan por el sistema respiratorio donde se procesan, transforman, y de ahí a través de la sangre se van al cerebro. Entonces, el hombre no puede percibir los pensamientos Divinos directamente a través del cerebro. Desde el aire, a través de la respiración, ellos van a los pulmones y luego al cerebro del hombre, quien los viste en formas y los expresa hacia afuera, para que lleguen a ser visibles. Cuando alguien dice que le ha venido algún pensamiento desde fuera, él tiene razón solo en este sentido, que verdaderamente ha percibido el pensamiento, pero el camino por el cual este ha pasado, él no lo sabe. Los pensamientos no pasan directamente a través del cráneo. El aire es el portador principal de los pensamientos. Si en las condiciones actuales de la vida quitamos el aire, el hombre no podría percibir ningún pensamiento. En este sentido una cosa sagrada es la respiración. He aquí por qué el hombre debe respirar correctamente, para que pueda recibir los pensamientos Divinos correctamente desde el aire, y que luego los transmita al cerebro.

                Yo hablo sobre la esencia del aire y no como vosotros lo comprendéis. Yo no hablo del aire como una mezcla, en la cual hay 4/5 de nitrógeno y 1/5 de oxígeno más 1 serie de mezclas y sedimentos, pero hablo de él como aquél elemento primordial, como aquella esencia primordial, que sirve hoy día al hombre como un medio, como una condición para la vida. He aquí por qué cuando el hombre respira su conciencia debe estar despierta. ¿Por qué? – Porque los pensamientos que se trasportan a través del aire, después de pasar junto con el aire por los pulmones, serán percibidos por la conciencia. El movimiento del aire, pues, se conoce a través de la humedad, a través de las nubes.

                Nosotros hemos venido a este sitio montañoso alto, a este aire puro, para percibir los pensamientos sagrados de él. Cada uno puede percibir estos pensamientos, pero él debe tener un alma abierta. Si abre su alma, el hombre se liberará de todas las dudas y sospechas que lo torturan. Si uno duda en algo, él debe observar esta duda, que vea cómo y de dónde ha provenido: cada duda tiene su inicio y fin.  Además de esto, vosotros debéis detenerse sobre la duda, que veáis si puede aportarles algún provecho o no: si os aporta provecho, manténganla dentro de vosotros, pero si no os va a aportar ningún provecho, pónganla de lado, en algún lugar lejos de vosotros. Si no podéis apartar una duda de su alma ¿dónde está vuestra fuerza entonces? Vosotros debéis coger vuestra duda así como el padre coge a veces a su hijo por la oreja y lo sujeta: este se tira, va hacia adelante y el padre va detrás de él. Algunos niños pequeños, de pecho, cuando sus madres les amamantan, ellos las muerden. Sin embargo, la madre prudente inmediatamente educa a su hijo: ella lo coge de la oreja y él deja de morder.

                Y vosotros hagan lo mismo con la duda: cójanla de la oreja y sáquenla fuera. Ella debe someterse. Vosotros sois más fuertes que cualquier duda, que cualquier sospecha, que cualquier enfermedad, que todos los obstáculos que pueden ocurrirles en la vida. Vosotros sois más fuertes que ellos, porque ellos nacieron después que vosotros. Sin vosotros, ellos no podrían existir. Hoy en día ellos viven a vuestra espalda. Cuando os enriquecéis viene alguna enfermedad a vosotros, os arroja en cama, les roba por aquí y por allá, y cuando ve que ya no hay nada más que tomar, se va. Apenas te recuperas un poco de la enfermedad, viene a vosotros la duda: delgada, flaca – quiere corregirse. Os oprime, toma algo de vosotros, y cuando ve que os habéis empobrecido, os abandona. Apenas os levantáis de la lucha con la duda, he aquí, viene la incredulidad – pálida, seca como un gancho. Y ella quiere tomar algo de vosotros. Se asienta en alguna parte en vosotros hasta que os empobrecéis y luego os abandona.

                ¡Filosóficamente debéis mirar a estas cuestiones! Cuando os atacan algunos parásitos en la cabeza ¿solo con rascarse podéis sacarlos? Estos parásitos son algo parecido a la duda, a la incredulidad, a la sospecha, y el hombre debe buscar una manera de cómo liberarse de ellos. Cuando alguien se rasca por la cabeza, esto muestra que él piensa algo, busca alguna manera de liberarse de cierta dificultad. ¿Cómo vais a liberaros de los parásitos? – Tomen un peine fino y pásenlo por su cabeza. Cuando los parásitos se encuentren entre estos dientes, ellos ya no podrán evitar la puerta estrecha. Una vez que caigan ahí no hay salvación para ellos: ellos son visitantes ricos, gordos, no pueden salvarse a través de esta puerta estrecha. Alguien dice: “No sé cómo arreglármela con la duda, no puedo inventar manera alguna contra ella.” Le digo: “Cómprate un peine fino y fuerte – y la cuestión se va a solucionar fácilmente.” Cada duda en este sentido representa un parásito, una consciencia ajena, de la cual tenéis que liberaros.

                Nosotros hemos venido aquí, a una altura de 2230 metros, para liberarnos un poco de nuestros pensamientos ordinarios, como también de los de la demás gente. En los sitios bajos, donde viven mucha gente y animales, el aire está lleno de pensamientos ordinarios, pensamientos inferiores, de los cuales tenemos que liberarnos. Ahora vosotros debéis utilizar el aire puro, para que recibáis de él pensamientos puros Divinos. Desde hace unos cuantos días los trabajadores del mundo invisible pusieron en marcha sus limpiadoras: tormentas, vientos, lluvia, nieve, depresiones. De esta manera ellos purificaron el aire a una distancia lejana. Ellos taparon todos los canales de donde podrían venir pensamientos impuros. Gracias a sus cuidados, hoy vosotros os alegráis de un día claro y soleado, de un aire puro y sano. Y si en esta posición algo os tortura, la causa se esconde en vosotros mismos. Vosotros tenéis en sí mismos discos de la duda, y de vez en cuando ponéis uno u otro de ellos. Decís: “Espera que ponga uno de estos discos para que vea lo que me va a tocar.” ¿Qué os va a tocar? – Siempre la canción vieja de la duda. Entonces vuestras dudas hoy no vienen desde el aire, sino que vienen desde adentro, desde vosotros. Decís: “¿Qué tengo que hacer con este disco de la duda?” – Sácalo, y en vez de él pon uno de los discos del Amor, de la Sabiduría, de la Verdad, de la libertad, de la música, de las artes, del conocimiento, de la salud, etc. Si os enfermáis pongan en su gramófono uno de los discos de la salud y giren la llave – que toque.

                Y así, ahora vosotros debéis estudiar, que os ocupéis entre las demás cosas, y con el aire, como con una fuerza interna vivificadora. Hasta el punto que vuestra conciencia esté despierta y vuestro ojo esté puro, hasta tal punto podréis aprovecharse y de la energía del aire. Si os aprovecharéis correctamente de él, vosotros seréis externa e internamente fuertes, con un organismo bien organizado, con pensamientos y sentimientos armónicos, con grandes conocimientos y con un espacio vasto en la vida. De esta manera, vosotros estaréis conectados con muchas criaturas a las cuales y vosotros ayudaréis, y ellos os ayudarán. Nosotros no queremos estar solos en la vida. Según la ciencia oculta, solos pueden quedarse las criaturas avanzadas que han terminado su desarrollo en la Tierra, en esta situación ellos ya pueden conversar con Dios y con la Naturaleza. Todas las criaturas que no están listas para el mundo Divino, cuando entran ahí, ellas se sienten solas, abandonadas, porque no tienen una radio con la ayuda de la cual podrían entrar en conexión con las sociedades de este mundo, ni tampoco pueden percibir los pensamientos Divinos. En secuencia de esto, esta gente llama al mundo Divino disforme. Esto es así para la gente ordinaria, pero para las criaturas avanzadas en el mundo Divino existe tal belleza y armonía que ningún ojo humano puede ver, que ninguna mente humana puede imaginarse, que ningún corazón humano puede sentir.

                Digo: hay pensamientos para la gente ordinaria, hay pensamientos para los talentosos, hay pensamientos y para los geniales, y por fin, hay pensamientos y para los Maestros. Si las criaturas de estas categorías cambian sus sitios, entonces estos de ellos que están en un escalón más bajo, no comprenderán los pensamientos y la vida de los más avanzados que ellos, y van a decir que el mundo en el cual ellos viven es disforme. El mundo Divino no es disforme. Las criaturas ahí viven a distancias lejanas unas de otras – parece que cada criatura está sola. Sin embargo, es suficiente que tan solo piensen unas en otras, y ellas inmediatamente están juntas. Por ejemplo, si el corazón de algún hombre de la Tierra está lleno con sentimientos sublimes y nobles, es suficiente que él piense en un ángel y el ángel estará a su lado. Si no tiene tal corazón, ningún ángel abandonaría su lugar por él. Es una ley: ningún ángel, ninguna criatura avanzada, realiza un acto del cual tendrá más pérdidas que ganancias. Y Cristo vino por una gran ganancia a la Tierra. Si Él hubiera pensado que tendría una mayor pérdida que ganancia, nunca hubiera venido a la Tierra. Él vino y llevó todos los sufrimientos, porque sabía que la ganancia, los logros que un día tendría, serían por lo menos diez veces más que las pérdidas y los gastos que se hicieron. Así que hagan lo mismo y vosotros. Hagan esto que os traerá una ganancia diez veces mayor. Esto es Divino. La cuestión ahora no es que procuréis adquirir lo nuevo para el futuro, pero debéis saber qué es lo que puede traerles lo nuevo aún hoy, que sepáis las ganancias que podéis esperar. Alguien dice: “Las ideas nuevas se sembrarán en la generación joven”. Esto ya es otra cuestión, pero cada hombre debe trabajar de tal manera, que satisfaga y el anhelo de su alma.

                Alguien dice: “La vida material es una cosa, la vida espiritual – otra.” Lo material y lo espiritual son una misma cosa – estas son solo dos fases diferentes de la Vida Universal. Si no puedes comprender la vida material, no podrás comprender y la espiritual. ¿Si no crees en el hombre que ves y tocas, cómo vas a creer en lo espiritual? A la realidad de las cosas se puede llegar a través de lo material. En el hombre hay un lado externo, aparente, pero hay también un lado esencial, interno. Cuando el hombre espiritual toque la mano de un enfermo o de un hombre muerto, él inmediatamente puede conocer si el enfermo sanará o si el muerto resucitará. Y esto ¿cómo se conoce? Por lo esencial, por lo inmutable en el hombre, aquello, que aún cuando él está enfermo o muerto, se queda sin cambio en él.

                En el año 1905, Schlatter* apareció en América, donde empezó a curar enfermos de una manera específica. A él venían diferentes enfermos. Era suficiente tocar a alguien por la mano, para que este sanara de inmediato. Otros sanaban más difícilmente. ¿De qué depende esto? La causa es profunda, pero Schlatter conocía inmediatamente cuál de los hombres sanaría y cuál no podría. Él reconocía la gente buena de la mala, de los criminales. Un día, en una reunión de 17,000 personas, él vio a un criminal y se volvió a él con las palabras: “¡Tú eres un bandolero, un criminal, sal fuera!”. Cuando os hablo así, no sobreentiendo que el hombre debe coger a los criminales y ocuparse con ellos. Este ejemplo tiene solo un valor científico. Decís: “¿Qué ocurrirá con los criminales? – Ellos deben arrepentirse, que abandonen sus caminos viejos. – “¿Qué ocurrirá con los pecadores?” – Y para ellos la cuestión está solucionada: ellos deben arrepentirse, que purifiquen sus corazones y sus mentes de todos los pensamientos y deseos malos, que abandonen la vida vieja y que se vuelvan a Dios. Sin embargo, si el pecador piensa que las fuerzas y los bienes, que se le dan, deben utilizarse para mal, para crímenes, tal enseñanza no existe.

                Decís: “¿Cómo se va a salvar el mundo?” – El mundo puede salvarse en un día. “¿Cómo?” – Cuando todos los pecadores, cuando toda la gente mala abandonen sus caminos viejos y se vuelvan a Dios.  Hoy en día, el mundo tiene muchos maestros: uno enseña una cosa, otro – otra, tercero – tercera enseñanza. Digo: llegará un día cuando las opiniones de todos los maestros se van a concordar, habrá unidad en las convicciones de la gente, y entonces ellos no serán crédulos. En esta posición de las cosas ¿habrá necesidad de sermones? Viene alguien y me trae una canasta de cerezas. ¿Hay sentido de que este hombre me cuente de qué tipo son estas cerezas, cómo y en qué condiciones han crecido, cuando ellas están a la vista? Tendría sentido que él me cuente todo esto, mientras que las cerezas no hubieran madurado. Una vez que las trae maduras, su sermón ya es de sobra. Yo pruebo las cerezas y digo: “Escucha amigo, yo soy un especialista en la comprensión de los frutos. Toda la elocuencia en cuanto a tus cerezas fracasa. Lleva estas cerezas a otro lugar – estas no son para mí, yo no puedo tomarlas. No era necesario que me las recomendaras tanto.” Por lo tanto, cada hombre es capaz, en un caso dado, de comprobar si un pensamiento es recto o no.

                Si un pensamiento llegue a la situación de ser recomendado por los demás, éste no está en su lugar. Y entonces vosotros os encontraréis en la posición de aquellos muchachos jóvenes que buscaban trabajo, pero sólo a través de la recomendación de gente externa influyente. Un millonario americano buscaba un empleado para su empresa. Aparecieron delante de él alrededor de 20 a 30 personas, todos ellos gente joven, con diferentes cartas de recomendación de personas destacadas, de posición alta. Tan solo con mirarlos su atención no se detenía en ninguno de ellos, y por eso a cada uno le decía: “Os tendré en cuenta.” Por fin, llegó a su despacho un muchacho joven, modesto, que tan pronto como entró, vio en el suelo un papelito tirado, se agachó y lo levantó. Después de esto se volvió al jefe de la empresa y dijo: “Señor, me he enterado de que está buscando una persona para trabajar en su empresa. Yo ofrezco mi trabajo, pero no tengo recomendación de nadie.“ “-Usted lleva la recomendación en sí mismo. Este papelito, que usted levantó del suelo, os recomendó muy bien.” Un hombre prudente era este americano rico. Él comprendió que el joven, que tenía un sentido de orden y pureza, sería un buen trabajador. De la misma manera y Dios os observa, para ver si levantaréis el papelito que está tirado en el suelo y que obstaculiza a la gente en su camino.

                Con frecuencia, las cosas pequeñas traen bienes grandes en la vida del hombre. Un filósofo calló en una gran desesperación, se decepcionó de algo, en consecuencia de lo cual perdió el sentido de la vida. Un día, cuando caminaba por las calles, con cabeza agachada hacia abajo, vio un papelito pequeño tirado en la tierra, se agachó para levantarlo y vio que había algo escrito en él. Le limpió del polvo y leyó: “Dios es Amor. Él tanto amó al mundo que sacrificó por él a su Hijo Unigénito, para que no muera nadie que crea en Él.” Hasta este momento, aquél filósofo se ocupaba con cosas grandes, no prestaba atención a las cosas pequeñas y nunca miraba hacia la tierra. Pero ahora, cuando encontró este papelito en el suelo, se puso a pensar profundamente sobre el sentido de los versículos escritos en él, y dijo: “Tanto tiempo ya que busco la Verdad – y tendría que encontrarla en este pequeño papelito tirado y polvoriento.” Él tomó el papelito consigo y lo puso en un marco. Desde este día él cambió su vida, diciendo: “¡Pues, como Dios es Amor, hay sentido de vivir!” Hoy en día, toda la gente sufre, puesto que han perdido la hoja más importante del libro de su vida. Esta es la llave perdida que todos buscan. Hasta que el hombre no comprenda el Amor así como se manifiesta hoy, y no como se ha manifestado en el pasado, ni tampoco como se va a manifestar en el futuro, él no puede encontrar la llave perdida. Si el hombre no ha comprendido el Amor así como se ha manifestado en el pasado, él no puede comprender y este en el presente; si no comprende el Amor así como se manifiesta en el presente, él nunca comprenderá y el Amor en el futuro. Si vosotros comprendéis las manifestaciones del Amor hoy, habéis comprendido sus manifestaciones en el pasado, y de aquí comprenderéis sus manifestaciones en el futuro. Si tenéis puntos de vista positivos sobre el Amor, sobre ellos edificaréis y vuestros hechos científicos.

                La ciencia contemporánea es un medio para sostener la vida. Por ejemplo, un frenólogo contemporáneo puede conocer qué talentos, qué dones se esconden en el hombre, pero no puede dar métodos para su desarrollo. Si ve a un niño, él dirá a la madre qué dones hay en el niño, pero no puede recomendarle métodos con los cuales sus dones se desarrollarán. ¿Por qué? – Porque él no tiene conocimientos profundos sobre la frenología. La mayoría de los científicos contemporáneos están en la misma situación: muchas cosas saben, pero principalmente teóricas. Si llegamos a la práctica, a la aplicación de las cosas, ellos retroceden. Por ejemplo, los naturalistas contemporáneos estudian la zoología, la botánica, pero no saben cómo y dónde aplicar los conocimientos sobre los animales y las plantas dentro de la educación. Estas ciencias tienen su influencia educativa sobre la gente. Algún hombre siente odio hacia otro, pero quiere liberarse de este sentimiento en sí. Él ora a Dios, hace diferentes intentos, pero el odio no le abandona. Digo: hay una manera práctica para liberarse de este sentimiento. Vayan a un bosque, donde hay osos, y cuando encontréis a un oso acarícienlo unas cuantas veces por la espalda. Desde este momento el odio desaparece. No hay criatura que recuerde un mal tanto como el oso. Por eso, cuando le toquéis vosotros os liberaréis del odio. ¿Quién osa a tocar un oso sin que su corazón tiemble? ¿Acaso la situación del aviador, que vuela con un aeroplano por el aire, es más fácil? Es recomendable que el hombre encuentre a un oso y que lo acaricie por la espalda, que subir a un aeroplano que en cualquier momento puede estropearse. Es más fácil arreglártelas con un oso en el bosque, que subir en un aeroplano averiado. Una gran intrepidez se requiere del hombre que sube a un aeroplano. Pregunto: así como en el mundo hay domadores del mal, y vosotros, ¿no podéis ser tales?

                Un indio andaba por la India para buscar unas especies de serpientes determinadas, y las llevaba en su hogar donde las amansaba. Él las mantenía ordinariamente en dos barricas. Una noche, por negligencia, él olvidó las barricas abiertas y todas las serpientes salieron fuera, arrastrándose por la habitación. Por la mañana, cuando se despertó, el indio se quedó horrorizado cuando se vio a sí mismo envuelto enteramente con las serpientes. Él no osaba moverse. El movimiento más pequeño por su parte le costaría la vida, porque las serpientes eran de las más peligrosas. En la mañana, cuando el siervo entró en la habitación y vio a su amo envuelto en las serpientes, inmediatamente puso a hervir al fuego una gran caldera con leche, y luego la llevó a la habitación. Las serpientes, atraídas por el olor de la leche fresca, empezaron una por una a dirigirse hacia la leche. Cuando el indio se vio completamente liberado de las serpientes, él se levantó de su cama y metió todas las serpientes en las barricas. Aquí el siervo salvó a su amo.  ¿Con qué? – Con la leche. De la misma manera y vuestro siervo debe darles la leche verbal para que os liberéis de los errores de su vida. Hoy en día toda la gente necesita de leche verbal.

                 Y así, todo depende de las comprensiones. Alguien dice: “Quiero ser científico.” El hombre siempre puede ser científico, pero la cientificidad no soluciona las cuestiones.              “Quiero ser un hombre santo.” El hombre siempre puede ser santo, de él depende.  “Quiero ser fuerte.” El hombre siempre puede ser fuerte. “Quiero ser honorable.” El hombre siempre puede ser honorable. Que el hombre sea científico, santo, fuerte, honorable, estos son resultados que él siempre puede adquirir.

                Ahora voy a leer el capítulo 6 del Evangelio de Mateo:

                Mirad que no deis vuestra limosna delante

                de los hombres para ser vistos por ellos;

                de otra manera, no tendréis recompensa de vuestro Padre

                que está en los cielos. (vers.1)

                Esto sobreentiende: no os hagáis científicos, buenos por causa de la gente. Sean buenos por Dios que os ha creado. Sé bueno para Dios, para que Él vea que tú valoras la bondad que te ha dado. Muestra tu conocimiento delante de Dios – que Él vea y comprenda que valoras los dones que ha puesto en ti. Cualquier cosa que hagas, hazla para Dios y no por la gente. Si haces todo para Dios, entonces la gente comprenderá que tú eres científico, bueno. Y cuando la gente necesite de tu ayuda, te encontrarán.

                Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti,

                como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles

                para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que

                ellos ya tienen su recompensa. (vers.2)

                Cuando se trata de misericordia, el hombre debe ser tal de nuevo por Dios y no por la gente.

                Mas cuando tú des limosna,

                no sepa tu izquierda

                lo que hace tu derecha. (vers.3)

                La mano derecha del hombre representa su mente. La mente del hombre tiene dos corrientes: una es ascendente, llamada “mente superior”; la otra es descendente, “mente inferior”.  Por eso, cuando el hombre da limosna, él debe esconder esto de su mente inferior. Entonces, lo que su mente superior hace, que la inferior no lo sepa. Si das tus limosnas delante de la gente, tú las das delante de tu mente inferior; si las das delante de Dios, las das y delante de tu mente superior. En este aspecto, la mano izquierda es lo inferior del hombre, y la mano derecha – lo superior. Por lo tanto, lo que hace lo superior en el hombre, que lo inferior no lo sepa.

                Para que sea tu limosna en secreto;

                y tu Padre, que ve en lo secreto,

                te recompensará en público. (vers.4)

                Dios te responderá desde dentro.

                Y cuando ores, no seas como los hipócritas,

                porque a ellos les gusta orar de pie

                en las sinagogas y en las esquinas de las calles

                para ser vistos por los hombres;

                en verdad os digo que ya tienen su recompensa. (vers.5)

                Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento

                y cerrada tu puerta, ora a tu Padre que está en secreto;

                y tu Padre, que ve en lo secreto,

                te recompensará en público. (vers.6)

                Este versículo se refiere a la vida interna del hombre, a su conciencia. En su vida interna, el hombre debe empezar con Dios y terminar con la gente. Si empieza con la gente y termina con Dios, él nada va a lograr.

                Y al orar, no uséis vanas repeticiones,

                como los gentiles, que piensan

                que por su palabrería serán oídos. (vers.7)

                Si vais a Dios, no utilicen muchas palabras. Pocas palabras decid, pero que sean con contenido.

                Vosotros, pues, oraréis así:

                Padre nuestro que estás en los cielos,

                santificado sea Tu nombre. (vers.9)

                Yo reconozco que Tú eres el único Padre en el mundo. Y en el Cielo estás solo Tú – aparte de Ti, otro no hay. No hay otro Cielo fundado sobre Tu base. Donde está Dios, ahí está el Cielo. El Cielo sobreentiende a Dios. Que se santifique Tu Nombre en mi mente, en mi corazón, en mi voluntad – en toda mi vida.

                Venga Tu reino.

                Hágase Tu voluntad, como en el cielo,

                así también en la tierra. (vers.10)

                Tu reino que venga en mí; que yo viva en Ti y que Tú vivas en mí. Que mi voluntad sirva a la Tuya, y aquello que ocurre arriba en Ti, que ocurra y abajo en mí.

                Danos hoy el pan nuestro de cada día. (vers.11)

                El pan representa el Verbo Viviente. Si el hombre adquiere el Verbo Viviente, él tendrá y el pan ordinario en abundancia. Si os alimentáis con el Verbo Divino, las demás cosas llegarán por sí mismas.

                Muchos quieren ver milagros. Imagínense que cae una nevada grande y profunda en la montaña, y cualquier conexión con la gente de fuera se corta, lo mismo con los vehículos, y vosotros estáis expuestos a pasar 4 o 5 días sin pan. Vosotros os asustaréis, pensaréis que vais a morir de hambre. Hay una manera por la cual se puede suministrar el pan. Este será un gran milagro, pero este no debe hacerse por los creyentes. Los milagros tienen sentido para los incrédulos, para que se fortalezca su fe en Dios. En esto, el creyente mismo debe hacer milagros. Si deja que los demás hagan milagros, él empezará a dudar de ellos. Cuando tiene que ocurrir un milagro y el pan vendrá. ¿Cómo? – Veréis que dentro de la campaña de cada uno hay un pan caliente, o veréis cómo un burro cargado, sin que lo acompañe hombre alguno, viene con el pan a vosotros. Esto os puede parecer como cuento de las mil y una noches, como una distracción. Y esto es posible, pero en los milagros hay una gran realidad. ¿Qué milagros más grandes queréis que la semillita pequeñita o los huesos de alguna fruta, que tirada en la tierra, extraiga sola los zumos necesarios para ella, y que después de dos o tres años la veáis como un gran árbol crecido? Esta materia, que el trigo y todas las demás plantas extraen de la tierra y luego trabajan en su organismo, el adepto que comprende las leyes de la Naturaleza, puede tomarla desde el aire, que la comprima y que forme de ella todo lo que desea. Cuando extrae desde el aire todos los elementos que son necesarios para el crecimiento del trigo, de ellos él puede, en corto tiempo, preparar tanto pan como quiera. En este aspecto todas las montañas representan almacenes de diferentes elementos. La energía puede transformarse, cambiar su tipo, pero deben conocerse las leyes a través de las cuales esta transformación ocurre. Para que la materia se vuelva apta para comer, ella primeramente debe pasar por las piedras, luego por las plantas, y finalmente ser recibida por el hombre.

                Y perdónanos nuestras deudas,

                como también nosotros perdonamos

                a nuestros deudores. (vers.12)

                   Si queremos que Dios perdone nuestras deudas, y nosotros debemos perdonar a nuestros deudores.

                Y no nos dejes caer en tentación,

                mas líbranos del mal; (vers.13)

                Existe la siguiente ley: el hombre cae en tentaciones cuando no hace la Voluntad Divina. Mientras él hace la Voluntad Divina, ninguna tentación puede llegar a él.

                Ahora voy a explicar mi pensamiento con el siguiente ejemplo: Imagínense que un hombre lleva a su espalda una caja fuerte llena de oro. Si ese hombre encuentra a alguien que también, así como él, lleva una caja fuerte llena de oro, ¿se va a tentar de su oro? – No se va a tentar. Sin embargo, si la caja del primero estuviera vacía, él inmediatamente se tentaría del oro del segundo, y diría a sí mismo: “¡Ojalá pudiera tomar algo de la caja de este hombre!” Por lo tanto, cuando el hombre está penetrado por las ideas Divinas en sí, y cuando su fe esta fuerte, su caja está llena de oro y él no puede caer en tentación. Si la fe del hombre es débil, si no tiene en si aspiración hacia lo grande en el mundo, su caja está vacía, y para él la tentación inevitablemente vendrá. Donde quiera que se encuentre el hombre, sea en el jardín del Paraíso o fuera de este, cuando no hace la Voluntad Divina, la tentación vendrá. Entonces la tentación viene por la única causa que no se cumple la Voluntad de Dios.

                Porque Tuyo es el reino,

                y el poder y la gloría,

                por los siglos de los siglos.

                Amén. (vers.13)

                Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas,

                os perdonará también vuestro Padre celestial. (vers.14)

                Porque si no perdonáis a los hombres sus ofensas,

                tampoco y vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (vers.15)

                Vosotros debéis perdonar a los hombres sus errores, porque toda la gente ha salido de Dios. Nosotros observamos al hombre en su manifestación primordial. Por eso y vosotros observen al hombre como un alma que ha provenido de Dios. Si no podéis perdonar al hombre como un alma, por causa de Dios, vosotros cortaréis vuestra conexión con Dios, y con esto y la gracia Divina hacia vosotros. Por lo tanto, el hombre debe perdonar, puesto que todos vivimos en Dios y nos alegramos en Él. Cualquier cosa que hagamos, para Él debemos de hacerla, además internamente y no delante de los hombres.

                No os hagáis tesoros en la tierra,

                donde la polilla y el orín corrompen,

                y donde ladrones minan y hurtan; (vers.19)

                sino haceos tesoros en el cielo,

                donde ni la polilla ni el orín corrompen,

                y donde ladrones no minan ni hurtan. (vers.20)

                Porque donde esté vuestro tesoro,

                allí estará también vuestro corazón. (vers.21)

                Entonces, la cuestión de la riqueza está solucionada con anticipación. El hombre de todas maneras debe poner algo en alguna parte, que se haga tesoros.

                La lámpara del cuerpo es el ojo;

                así que, si tu ojo es puro,

                todo tu cuerpo estará lleno de luz. (vers.22)

                Si externamente no ves correctamente, claramente, y en tu conciencia habrá algún defecto, alguna obscuridad. Si externamente ves claro, y en tu conciencia habrá luz. Y el proceso contrario es cierto: si en tu conciencia es obscuro, y tu ojo no va a ver claramente; si en tu conciencia hay luz, y el ojo externamente verá claro.

                Mas si tu ojo es astuto,

                todo tu cuerpo será tenebroso.

                Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas,

                ¿cuán grandes no serán las tinieblas? (vers.23)

                Ninguno puede servir a dos señores. (vers.24)

                Cuando el hombre sirve al mismo tiempo a dos amos, él se divide. Que sirva a dos sitios – esto sobreentiende que se divide en su Amor y esto es imposible -. El Amor no puede servir a dos amos. El hombre puede amar al mismo tiempo a dos personas, pero no puede servirles al mismo tiempo, porque cada uno querrá que se cumpla su voluntad como él comprende. Esto, pues, va a despersonalizar a aquel que se encarga de servir a los dos.

                Por tanto os digo:

                No os afanéis por vuestra vida,

                qué habéis de comer o qué habéis de beber;

                ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.

                ¿No es la vida más que el alimento

                y el cuerpo más que el vestido? (vers.25)

                La comida por si misma vendrá. Lo importante es que el hombre cumpla la Voluntad Divina – y todo lo demás se va a ordenar.

                Estos son los pensamientos sobre los cuales debéis reflexionar. Lean todo el capítulo, y apliquen en su vida los principios que se dan en él. Trabajen sobre ellos, para que creéis en vosotros puntos de vista nuevos. Las raíces del árbol trabajan para sí, las hojas trabajan para sí, las ramas trabajan para sí. Sin embargo, finalmente todos trabajan solitariamente para el bienestar común del árbol. De la misma manera, y cada hombre trabaja como un miembro del gran Árbol de la Vida. Cada uno trabaja para su auto-perfeccionamiento. De esta manera se fortalece la conexión con Dios.

                Cristo dice:

                Si tuvierais fe como un grano de mostaza,

                Podríais mover bosques y montañas.

                Entonces, hay una fe mecánica y hay una fe orgánica. ¿Qué fe es esta, en la cual el hombre confía en Dios solo cuando es rico, sano y fuerte? El hombre debe poner su fe sobre algo. Él está en el camino recto solo entonces, cuando pone su fe en Dios Quien está vivo y Quien trabaja incesantemente en el mundo. Que pongas tu fe en Dios – ésta es la única fe viva que mueve bosques y montañas.

 

                19 de Agosto, 9.00 horas, la fuentecita del Segundo lago de Rila.   

* F. Schlatter apareció en América, tal y como lo dice el Maestro, pero en ningún lugar fue registrada su fecha de nacimiento, sus padres, su fecha de partida de la Tierra, etc. Eso no quiere decir que esta persona no ha existido, sino lo contrario. Schlatter realmente hizo muchas reuniones en América, donde curaba hasta 15 000 personas al día, con tan solo tocarlas. A simple vista se ve que Schlatter no era un hombre ordinario, y es por eso que la gente le llamaba “El Ángel Curador”, lo cual no está nada lejos de la verdad. Schlatter realmente fue un Ángel de Dios, que decidió materializarse en un cuerpo humano para ayudar a la gente, y después de que terminó su misión, tal y como vino, desapareció. Otras fuentes cuentan que por el día, Schlatter descargaba toda su energía en la curación de la gente, y por la noche funcionaba como una batería que acumulaba energía Divina por medio de oraciones, comunicaciones y citas con Dios, y los Seres Ascendidos de la Luz. (nota del tr.)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

xxx