Cómo ser realistas ante nuestros sueños más profundos
No se trata de renunciar a los sueños, ni de invertir toda nuestra energía en alcanzar metas inimaginables. El objetivo es encontrar un equilibrio entre ambas opciones, que nos brinde serenidad y regocijo interno.
Para poder entender la forma de realizar nuestros más profundos anhelos, sin decepcionarnos ante los eventuales fracasos, es imprescindible razonar sobre nuestra realidad con los pies bien puestos sobre la tierra y asumiendo que nuestra valía personal no se deteriora si no logramos aquello que soñamos alcanzar.
Para comenzar, es necesario que analicemos a detalle nuestros sueños y anhelos. Quiere decir que probablemente soñemos con ganarnos un premio Nobel de literatura o ser elegidos como astronautas en la siguiente misión espacial.
Pero quizá, si desentrañamos con lujo de detalle aquello que queremos, nos demos cuenta que son otro tipo de cosas las que nos brindan paz y alegría. Aunque dichas cosas caigan dentro del rubro de lo simple y cotidiano.
Soñar a lo grande, ha sido la materia prima para que grandes personajes del pasado, pudieran cambiar el rumbo de la historia de la humanidad.
No se trata de asegurar que debemos renunciar a nuestros sueños, ni se trata de silenciar esa voz interior que nos indica quiénes somos y el camino que nos dará felicidad. En todo caso, se trata de asumir una ideología basada en nuestra realidad.
Todos tenemos la capacidad de imaginar escenarios de vida grandiosos y maravillosos. Sin embargo, entender que un sueño no cumplido no nos convierte en perdedores, también es un modo concreto de encarar la vida sin acumular decepciones innecesarias.
Mencionemos el caso de María. Ella soñaba desde niña con ser una gran bailarina y con expresar su danza en los más afamados escenarios del mundo.
Pero María nació con una malformación en su rodilla derecha. Por fortuna, ella descubrió que el mundo de la danza tiene muchas facetas interesantes, y ahora es una reconocida diseñadora de vestuarios para danza clásica y sus creaciones son las favoritas de bailarines y coreógrafos en todo el mundo.
En ocasiones, instalarnos en la realidad nos permite rediseñar nuestros sueños, para brindarnos la posibilidad de concretarlos.
Para poder consolidar una estructura de pensamiento sana y funcional, es necesario que analicemos las razones que nos llevan a desear ciertas cosas.
Otro punto fundamental es aferrarnos sólo a aquellos de nuestros sueños que nos pertenezcan desde el interior. Quiere decir que con mucha frecuencia, nuestros sueños están vinculados a las aspiraciones que nos heredó la familia o la sociedad.
Víctor soñaba con ser un prominente abogado, pero sólo porque su abuelo, su padre y sus hermanos mayores estudiaron leyes.
Cuando nos permitimos un análisis minucioso de nuestros anhelos, es factible que descubramos que mucha de la energía que invertimos en soñar aquel escenario ideal, tiene como premisa la necesidad de reconocimiento externo. Cuando somos capaces de abandonar esa necesidad de darle gusto a otras personas y nos enfocamos en concentrar nuestra energía en alcanzar las metas personales, será mucho más probable que las alcancemos, pues en el proceso está implícito el disfrute y la alegría de vivir.
Según las estadísticas, más del 90% de los sueños de las personas, se relacionan con la fama, con el reconocimiento y con el dinero.
Sin embargo, especialistas en psicología aseguran que los ideales que reflejan salud emocional están más vinculados con logros y aspiraciones que no dependen de la aceptación del entorno social, para brindarnos paz interior y el sentimiento de vivir una vida plena.
Para concluir, es importante mencionar que los sueños que no se cumplen no representan una derrota o un fracaso. La vida es siempre cambiante y sus circunstancias nos proveen a diario de infinitas nuevas posibilidades de evolución espiritual.
Recordemos que no son necesarios un premio Oscar, ni una cuenta bancaria ilimitada, para ser dignos de la felicidad.
Nunca dejes de soñar. Sueña siempre, muy alto, pero deja un pie en la tierra para darle estructura y equilibrio a tu emotividad.
AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
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