Reflexiones del Ser
A lo largo de la existencia, el ser humano ha buscado en este vasto universo respuestas a sus inquietudes:
¿quién soy?, ¿de dónde vengo? y ¿a dónde voy?
No íbamos a ser menos… En lo personal, recuerdo llevar mucho tiempo con esta búsqueda pero las respuestas que iba encontrando no llegaban a satisfacer mi intelecto y mi alma.
Las preguntas y las respuestas no eran exclusivas de los habitantes de este mundo llamados Humanos. Decimos primordialmente que somos uno con el universo, con nuestros hermanos humanos, con la naturaleza, con Dios… Y no están exentas de verdad estas afirmaciones.
Nos autodefinimos como seres de luz, de amor, inteligentes, como niños, hermanos de, padres de, hijos de, la felicidad, la bondad, energía, eternidad, observadores, pensamientos, emociones, sentimientos, el todo, evolución, soy YO…
Si tú eres otra forma de ser yo… si de UNO (FUENTE CREADORA) sólo puede salir UNO… entonces soy todas las afirmaciones y negaciones de mi mismo, pero… eso no me dice quien soy.
Buscamos SER, porque nuestra mente, ego o yo inferior, necesita reconocerse, saber de si mismo, y como no solamente somos nuestros hermanos humanos en la Tierra, estas respuestas no completan el camino del buscador.
Si todo fluye de la Fuente Creadora, única, todo lo que fluye es idéntico. Otra cosa es que pueda realmente reconocer quien soy a través de mi entorno.
Soy el hombre hecho carne, soy el cristal de roca que tengo en mi hogar, soy el árbol que veo tras el cristal de mi ventana, soy el animal que corre por los prados, soy Gaia y el Sol, soy el Cosmos.
A través de todas estas respuestas y mis recuerdos llegué a comprender, a experimentar, que no soy alguien, no soy un ser individualizado en mi mismo, con lo cual, comprendí que mi búsqueda de ¿quién soy? no estaba bien realizada.
Como buscador me detuve, contemplé y admiré la grandeza del universo y viví en mí la majestuosidad de SER. Sólo cuando dejé de buscar quien era llegué a comprender ¿qué soy?
Comprendí que fuera de mi percepción no existe nada, que tú… no eres más que mi proyección, mi herramienta para reconocer qué soy. Y comencé el camino de reconexión con mi SER, contigo, con el Universo, con la Fuente Creadora.
Habiendo comprendido que… TODO es UNO, mis respuestas debían ser igual que el planteamiento, que nada aparentemente externo debía ser diferente en su profundidad.
Ahora comenzaba el camino de comprender que soy tú, el mineral, la planta, el animal, el astro… y así incluso, igual que aquello fuera de este mundo y de este universo que aún no conozco o recuerdo. Entonces… ¿qué era yo?
Las respuestas no podían estar muy lejos, sólo era cuestión de vivir para que la vida me devolviese las respuestas. Dejé de buscar para poder sentir.
Por lo vivido comprendí que todo es igual, que una misma manzana puede tener varias caras dependiendo del observador. Y la vida me trajo la respuesta.
¿Qué es la eternidad? ¿Qué es eterno? La consciencia.
Es en la consciencia donde realmente somos todos hermanos con todos y con todo. Eso es lo que somos. Y no sólo la vida trajo hasta mí la respuesta, sino que me permitió comprenderla y experimentarla para poder hacer el camino del reconocimiento, del despertar. Sólo cuando me permití de corazón y sin ningún tipo de mentalismo que la vida me mostrara el camino, éste llegó.
Somos como un bebe que tras llegar a este mundo comienza por reconocer su cuerpo, sus ideas, sus emociones y sus sentimientos. Así vivimos en la eternidad de la consciencia, reconociéndonos constantemente, y es ahí donde el despertar de la humanidad debería hacerse latente en estos tiempos, no sólo por nosotros, seres humanos de la Tierra, sino por toda la consciencia que experimenta en estos momentos en nuestro mundo, en nuestro sistema solar, en nuestra galaxia, en el universo y en infinitas dimensiones paralelas a la nuestra.
Y en lo eterno reconozco al AMOR, la DIVINIDAD, pues la consciencia se manifiesta a través de la eternidad y el AMOR como VOLUNTAD CREADORA de si misma.
Con AMOR, Diego.