Reflexiones. ¿Es la ciencia una religión?
Considerando que la ciencia siempre se ha visto como la otra cara de la moneda contrapuesta a las religiones, resulta extraño preguntarnos, ¿es la ciencias una religión?, sin embargo, si analizamos el tema bajo ciertas perspectivas podemos encontrar elementos comunes entre ciencia y religión que nos llevarían a no considerar tan descabellada esa pregunta. Por ejemplo, sino todas las religiones, algunas de ellas tienen en común dentro de sus objetivos la búsqueda de la verdad, entendiendo como tal las respuestas a las preguntas trascendentales que se ha hecho el hombre sobre su naturaleza, origen y destino y sobre la naturaleza, origen y destino de la creación y la ciencia a su vez no escapa a esa misma búsqueda de la verdad, aunque por caminos diferentes.
Las religiones también tienen en común la búsqueda de la salvación, de la iluminación o la trascendencia del ser humano más allá del plano físico. En el caso de la ciencia, cuyo foco de interés es precisamente el plano físico o corporal del ser humano, esa trascendencia apunta a la búsqueda de un cuerpo más sano, más perfecto y cada vez más longevo, incluyendo la búsqueda de la utópica inmortalidad, a través de la crio-preservación de los cadáveres hasta que la ciencia descubra la cura de las causas que generaron la muerte o la salvación o preservación de la mente y/o la consciencia a través de su transferencia a replicas androides de los cuerpos que alguna vez las contuvieron.
Otro elemento clave que comparten las religiones son sus dogmas, que aunque pueden ser distintos para cada una de ellas en lo que declaran, son iguales en cuanto a servir de base para las creencias que en cada una explican su interpretación de la verdad. La ciencia también tiene sus dogmas, los cuales expresa a través de los postulados que sustentan cada una de las teorías que utiliza para interpretar y explicar la realidad. Esos postulados y teorías vienen a ser las sagradas escrituras de la Ciencia. Por otro lado, al igual que las religiones, la ciencia también tiene sus “santos”, científicos que a través de sus investigaciones y descubrimientos la han fortalecido como vía para entendernos mejor a nosotros mismos y al universo que nos rodea. Como dignos representantes de esa “santidad” encontramos científicos como Isaac Newton, Albert Einstein, Charles Darwin, Louis Pasteur, entre muchos otros. Además, si bien es cierto que la ciencia no tiene un proceso equivalente a la beatificación religiosa, muchos premios en sus especialidades y en particular el premio Nobel viene a ser para los científicos el máximo reconocimiento al que aspiran por parte de su comunidad.
Pero al igual que tiene sus “santos”, la ciencia también tiene sus “herejes”, científicos que han osado contradecir postulados o teorías aceptadas hasta ese momento por la comunidad científica, que viene a hacer las veces del cuerpo superior de representantes que tienen algunas religiones. A veces los considerados como herejes en primera instancia terminan siendo santos, una vez que sus teorías novedosas y revolucionarias son demostradas y aceptadas por sus colegas. Un hereje muy famoso fue Galileo Galilei, quien además de hereje de la ciencia también lo fue de la religión, aunque muchos años más tarde fue reivindicado por esta. Otra característica que también comparte la ciencia con algunas religiones es la creencia en un principio y un final de la creación, en este caso atribuidos al Dios o a los Dioses adorados en cada una de ellas.
Algunos científicos especialistas en el tema han llamado a ese génesis de la creación el “Big Bang”, que en ese sentido es la teoría más aceptada actualmente, y al apocalipsis final el “Gran desgarramiento”, que acabaría con el universo actual, tal como lo conocemos. Ambos momentos y lo que ocurre entre ellos, es parte fundamental de los estudios de la cosmología y la astrofísica. En cuanto al hombre, su origen y su naturaleza, el “santo grial” de la ciencia es el ADN, la molécula maravillosa que contiene toda la información necesaria para la creación de un ser vivo, desde los más elementales como las bacterias, hasta los más complejos como los grandes mamíferos, las plantas y por supuesto el hombre. La decodificación y modificación del ADN hacen de la Ingeniería Genética una de las ramas de las ciencias del futuro con mayor terreno por recorrer y cuyo alcance y resultados aún lucen impredecibles.
Otro gran misterio que ha tratado de desentrañar la ciencia a través de la sicología y las neurociencias, es esa parte misteriosa del hombre que pareciera no ser producto de la interacción de la materia, como es la psique, con sus dos grandes maravillas, la mente y la consciencia. La religión por su parte ha buscado dar explicación a esos misterios a través del alma, ese “pedacito” de Dios que todos llevamos dentro, según algunas religiones. Pero si la ciencia es una religión, ¿cuál sería su Dios?, pienso que al igual que otras creencias, como el budismo, la ciencia es una religión sin Dios, al menos no claramente definido. Sin embargo, aunque puede sonar desmesurado, considero que la ciencia adora el método científico a tal punto que pudiera ser visto como su máximo jerarca, porque nada de lo que no esté avalado por él es considerado ciencia.
La ciencia y la religión emprendieron la búsqueda de la verdad por caminos diferentes, que aun cuando parecieran ir en direcciones opuestas, considero que esos caminos cada vez se acercarán más, porque la verdad que ambas buscan, al final, es la misma. Pienso que a medida que avancemos en el desarrollo científico resultará que muchas de las cosas que hoy aceptamos solo por la fe encontrarán su explicación científica y la religión terminará aceptando esas explicaciones. Pero también pienso que la ciencia terminará aceptando que muchas de las cosas que la religión explica y acepta solo por la fe no tienen una explicación científica aceptable y a partir de ese punto de aceptación mutua, pienso que la mejor opción para la humanidad sería conciliar las posiciones de ambas tendencias y emprender una búsqueda conjunta de la anhelada verdad.
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Autor: Juan Sequera. Autor de la familia de Hermandad Blanca
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Hola Daniel, mucho gusto, gracias por tu interés en contactarme. ¿Cuál sería el objetivo de ese contacto?, si lo deseas, por favor envíame por esta vía una dirección de correo en la cual te pueda ubicar. Gracias.
Gracias por tu contestación. Mi correo es dlopezrod1978@gmail.com
Soy ingeniero y me dedico a investigación, pero a su vez he trabajado en mi vida espiritual toda mi vida. Parte de mi ocupación profesional es desarrollar fractales matematicos y enlazarlos con textos, simbolos y simbologia del ideario religioso de nuestra civilizacion. A la luz del contenido y a la forma de tu comentario, considero que intercambiar información seguro sera enriquecedor. Gracias por adelantado.
Siii tambien pienso lo mismo al final todo se conecta y explica solamente hay que evolucionar mental y espiritualmente..
Gracias Germán por tu comentario. Totalmente de acuerdo, el origen común de todo el universo mantiene todas sus parte en conexión permanente y el crecimiento mental y espiritual es la vía para comprender y vivir en armonía con esa conexión.