Reflexiones: La vida
La vida es sin duda uno de los grandes misterios de la creación por descifrar. La religión, la filosofía y la ciencia desde sus propias ópticas han buscado darle una explicación a su origen y naturaleza. Las religiones en general le atribuyen a la vida un origen y naturaleza divina. La ciencia, apegada a sus principios de no aceptar nada que no sea demostrable por los métodos que ella ha establecido, se mantiene en la búsqueda de respuestas y la filosofía a lo largo de la historia ha planteado varias teorías para explicar este enigma.
En las ciencias, es la biología y sus diferentes disciplinas, como la biología molecular, la bioquímica y la genética, la que tiene la vida como su objeto de estudio. Sin embargo, el enfoque de estas disciplinas más que en el fenómeno de la vida en sí mismo, se orientan a identificar y explicar las características que definen lo que es un ser vivo y como funciona. De manera muy elemental un ser vivo nace, crece se reproduce y muere y entre los rasgos que se han identificado como característicos de los seres vivos están la nutrición, como necesidad básica e ineludible de ingerir alimentos; el metabolismo, para transformar esos nutrientes en la energía necesaria para el funcionamiento del organismo; la homeostasis, a través de la cual el organismo logra mantener su equilibrio interno, a pesar de los cambios que puedan ocurrir en su exterior; la reproducción, que es la funcionalidad que le permite al organismo generar “copias” de sí mismo para garantizar la continuidad de la vida de su especie y por último y quizás la más compleja y difícil de explicar es la auto-organización de la materia, que es en definitiva la que generaría vida en la materia inerte.
En las explicaciones de la ciencia sobre el origen de la vida encontramos básicamente dos grandes tendencias. La primera plantea que los indicios de la vida comenzaron con la aparición de las primeras moléculas de ARN capaces de replicarse y por selección natural sobrevivieron más tiempo aquellas moléculas que mejor se adaptaron al medio en el cual estaban inmersas y eso les permitió generar mayor cantidad de copias de ellas mismas que siguieron evolucionando. La segunda hipótesis plantea que las reacciones bioquímicas metabólicas fueron generando compuestos químicos cada vez más complejos y que de la interacción de esos compuestos químicos surgió la vida. Hay quienes integran ambas hipótesis y plantean que los procesos metabólicos generaron el ambiente propicio para la replicación masiva del ARN.
Todas estas teorías parten de la factibilidad, ya demostrada, de sintetizar sustancias orgánicas a partir de materiales inorgánicos, pero no es lo mismo dar ese paso, que lograr integrar esas sustancias orgánicas en un organismo vivo y aun cuando es cierto que ya se ha logrado crear “vida sintética” en laboratorio, mediante el ensamblaje de moléculas de “ADN artificial” capaz de replicarse en células bacterianas, no es menos cierto que ese logro se ha alcanzado en condiciones de laboratorio estrictamente controladas y mediante el uso de sofisticados equipos, lo cual difiere ostensiblemente de las condiciones naturales en las que se crea la vida. Por eso, el gran reto de la ciencia es explicar y en lo posible demostrar cómo se auto-organiza la materia para crear vida en condiciones naturales y sin una intervención inteligente. La respuesta un tanto simple que a veces se da la ciencia para explicarlo, es que el universo tuvo miles de millones de años y probablemente miles de millones de intentos de combinar sustancias químicas hasta logarlo.
La filosofía por su parte, ha planteado múltiples explicaciones, desde la absurda “generación espontánea” que proponía que los seres vivos surgían de los materiales acumulados y preferiblemente en descomposición. Pasando por el mecanicismo, que expone que el universo en general, incluyendo a los seres vivos, puede ser estudiado y entendido bajo las leyes físicas de la mecánica que rigen el funcionamiento de las maquinas. También encontramos el Vitalismo, cuya hipótesis es que hay una fuerza o impulso vital inmaterial que le da vida a la materia inerte y el Hilemorfismo aristotélico que argumenta que la vida surge de la interacción de los principios materia y forma, que desde mi punto de vista, al igual que el Vitalismo, es una manera filosófica de ver la creencia religiosa de cuerpo y alma.
También hay quienes prefieren pensar que la vida en nuestro planeta tiene un origen extraterrestre y que llegó a la tierra traída por algún meteorito o cometa. Pero eso deja aún abierta la interrogante de cómo se originó esa vida en el espacio exterior. También tocaría preguntarse si esa vida originada en otros planetas tendría las mismas características que la del nuestro, porque sería de esperar que los elementos esenciales para producirla pudieran ser distintos a los de la tierra. Por ejemplo, ¿cómo sería la vida en un planeta sin oxígeno?, ¿o sin carbono? que son elementos clave para la vida en nuestro planeta.
Desde mi punto de vista, el hecho que los “bloques de construcción” de la vida – aminoácidos, proteínas, nucleótidos y enzimas – sean comunes a las distintas especies, habla a favor de la hipótesis de la ciencia de un origen común, al igual que lo hace la evolución de las especies con base en la selección natural, de acuerdo con su adaptabilidad al medio circundante. Sin embargo, la gran pregunta que debe responder la ciencia es cómo y porqué se auto-organiza la materia para generar la vida. ¿Qué hace que elementos químicos sin vida, como el carbono, el oxígeno, el hidrogeno, el nitrógeno y algunos otros se auto-ensamblen en moléculas que a su vez se integran de múltiples formas hasta adquirir vida?, ¿es que acaso esos átomos y moléculas tienen su propio “Firmware” o programa integrado que les indican con que átomos y/o moléculas deben acoplarse para generar vida?, tal como lo hace el ADN para crear un ser vivo. Pienso que nuestro nivel actual de conocimiento simplemente está limitado para entender lo que está detrás de este misterio, pero eso no nos impide mantener la búsqueda y quizás algún día podamos develarlo.
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Autor: Juan Sequera. Autor de la familia Hermandad Blanca