Reflexiones: Los arquetipos Junguianos

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Reflexiones: Los arquetipos Junguianos

Significado y origen de los arquetipos Junguianos

Para entender el significado y origen de los arquetipos Junguianos es necesario comenzar por entender el significado y origen de la palabra arquetipo, la cual según el DRAE proviene del latín “archety̆pum”, la cual su vez deriva del griego “archétypon”, influenciada en su acentuación por el francés “archétype”, cuyo significado es: “Modelo original y primario en un arte u otra cosa”. Además, el DRAE incluye dos significados específicos para la psicología, el segundo de los cuales corresponde al uso dado por el médico suizo Carl Gustav Jung en los llamados arquetipos Junguianos:

“Representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad”.
“Imágenes o esquemas congénitos con valor simbólico que forman parte del inconsciente colectivo”.

Según Jung, el inconsciente tiene dos estratos o niveles, un nivel en el cual están nuestras experiencias personales olvidadas y reprimidas, que es el inconsciente personal o individual y un nivel más profundo en donde está guardado el patrimonio psicológico de la humanidad, al cual Jung denominó inconsciente colectivo. Los contenidos del inconsciente personal en algún momento fueron conscientes y por alguna razón quedaron olvidados o reprimidos, mientras que los contenidos del inconsciente colectivo nunca estuvieron conscientes, fueron adquiridos por herencia. El inconsciente personal contiene principalmente complejos y el colectivo esencialmente arquetipos.

Para Jung el arquetipo es el lenguaje simbólico del inconsciente que la consciencia interpreta como un signo, con el cual procede a su construcción racional. Jung da dos versiones de la noción del arquetipo:

Versión fenomenológica: En esta versión los arquetipos son formas innatas de organizar las experiencias. Son modelos de organización que en su conjunto constituyen la naturaleza humana.
Versión mitológica: En esta versión los arquetipos son representaciones de la experiencia de la divinidad, la cual siempre ha estado pendiente del hombre, protegiéndolo simultáneamente de su contacto directo con ella.

Algunas consideraciones sobre el inconsciente y los arquetipos Junguianos

Para Jung el inconsciente precede a la consciencia y su contenido no es solo el producto del pasado olvidado o reprimido, sino también el proyecto del futuro.
Al igual que para Freud, para Jung el inconsciente solo puede ser inferido por sus manifestaciones. No se puede acceder a él directamente.
El inconsciente está “conectado” con el sistema nervioso autónomo (Simpático – Parasimpático). Vivencia lo interior del cuerpo, mientras el sistema nervioso cerebro – espinal vivencia lo exterior.
Según Jung, el encuentro con uno mismo puede ser muy desagradable y por eso evitamos el acceso a nuestro inconsciente, porque puede proyectar todo lo negativo que hay en nosotros.
Los esfuerzos de la humanidad siempre están dirigidos al fortalecimiento de la consciencia para impedir la posesión por el inconsciente.
Los arquetipos se pueden convertir en algo patológico cuando la consciencia pierde control sobre ellos y ocurre una posesión.
El arquetipo es una figura, un demonio, un hombre o un proceso, que se repite en el curso de la historia.
Los arquetipos no son unívocos, es decir, no tienen un único significado.
Los arquetipos no están definidos de manera conceptual sino en forma de imágenes simbólicas.
Las imágenes arquetípicas son a priori tan significativas que el hombre nunca se pregunta qué significan.
En los doctrinas tribales los arquetipos son transmitidos como doctrinas secretas.
Los mitos y leyendas son otra forma de expresión de los arquetipos que reflejan la naturaleza del alma.
El carácter supra-humano es característico de los arquetipos y es el motivo que los hace aparecer extraños y ajenos a la consciencia.
El arquetipo es un contenido inconsciente que al hacerlo consciente cambia según la consciencia individual en la que surge.
Un arquetipo latente no proyectado no tiene una forma determinada, pero cuando se proyecta lo hace en formas determinadas.
La proyección es un proceso inconsciente automático, por el cual un contenido inconsciente para el sujeto es transferido a un objeto, de modo que ese contenido aparece como perteneciente al objeto. La proyección cesa en el momento que se hace consciente.
El dogma reemplaza el inconsciente colectivo formulándolo con gran amplitud.

Algunos ejemplos de arquetipos Junguianos

La gran Madre: Jung interpreta la gran madre como un arquetipo que condiciona profundamente la relación madre – hijo en la cual este último proyecta en la madre todas las cualidades positivas y negativas del arquetipo. La madre es incomparable, inmutable y el primero y el más intenso objeto de amor, el amor universal. Representa lo tolerante, benévolo, protector. Lo que nos nutre, cuida, alienta, guía y favorece nuestro crecimiento y éxito. Pero también representa lo secreto, oculto y tenebroso. Lo que nos devora, seduce, intoxica y nos genera angustia. La relación con la gran madre es más familiar para la mujer, que comparte con ella la femineidad. Para el hombre es más inquietante, requiere un mayor esfuerzo para liberase de ella.
El Padre: Este arquetipo representa la ley, la disciplina, la autoridad, la protección y también el amor. Es el padre que con su energía y afecto nos impulsa a crecer y nos da dirección. Pero también puede ser el padre rígido y autoritario que nos veta, nos sanciona y limita nuestro crecimiento.
El Ánima/Animus: El ánima es la versión femenina de este arquetipo y el animus la masculina. Es el arquetipo de los estados de ánimo, reacciones, impulsos y de todo aquello que es espontáneo en la vida psíquica. Es el que nos da vida y del cual surge la consciencia. Para Carl Jung cada uno de nosotros, sin importar nuestro género o sexo, disponemos de ambas fuerzas por igual. El ánima es la femineidad inconsciente del varón opuesta a su virilidad y el animus es la masculinidad inconsciente de la hembra opuesta a su femineidad.
La Persona: Este término lo utiliza Jung con su significado de “máscara” para describir el comportamiento que satisface las exigencias de la vida social. Este arquetipo es un escudo psíquico que utilizamos para proteger nuestro ego del mundo exterior. La Persona es la imagen pública que elegimos mostrar al exterior. Para lograr ser nosotros mismos debemos eliminar el arquetipo de la persona de nuestra mente.
La Sombra: Jung la define como “la parte negativa de la personalidad”. Son las características desventajosas que negamos y mantenemos escondidas y reprimidas en el inconsciente personal. Son los pensamientos negativos, los miedos y los deseos más oscuros. Es una parte de nosotros que quiere mostrarse, por lo que debemos afrontarla en lugar de rechazarla, para así conocer más de nosotros mismos.
El Héroe: Jung interpreta este arquetipo como la imagen de sí mismo, por lo que representa el inconsciente y la suma de todos los arquetipos. Es el súper-hombre, el héroe, el dios que lucha por el poder y el honor y que nunca se rinde. Puede llegar a ser demasiado ambicioso y controlador.
El Anciano Sabio: Este arquetipo es el que conoce los antecedentes arcaicos y el significado de los arquetipos primitivos. Es el que a través de su inteligencia y capacidad de análisis es capaz de entenderse a sí mismo y al mundo. Es el que le revela al héroe el contenido del inconsciente colectivo y el que le ilumina su camino.

Estos son solo algunos de los arquetipos descritos por Jung en sus análisis. En las referencias, al final del artículo, incluyo algunos enlaces en los que podrán encontrar otros más e información adicional sobre este tema.