Reflexiones sobre la vida y la muerte ó viceversa

Eva Martín Garcia

Entierro-Hind-Toda-una-celebraci-n-de-la-Vida

No puedo dejar de pensar en la muerte. En mi muerte. Y no sé si quiero dejar de hacerlo.

Pienso en ella y no la veo como una enemiga, ni algo que trataré de evitar, pero una rebeldía moderada se instala, reprimida, en mí. Me provoca, sobre todo, envidia por los que se quedarán cuando yo me vaya.

Envido a esos niños que no saben que les envidio por su infancia tan rotunda y el porvenir que se augura largo, mientras yo administro mi escaso futuro tratando de vivir a conciencia. Ya pasé la época en que podía derrochar los días creyendo que tenía a la eternidad esperándome.

Lo que me traerá mañana -y no es que me haya levantado pesimista es un poco más de deterioro, me quitará un poco de salud y se llevará un día de mi vida. Me dejará una pizca de desilusión a cambio de un poco de mi esencia vital. La verdad es que la muerte me motiva para vivir.

Pero tal vez no lo suficiente.

A veces, creo que no termino de creer en ella. No sé si me queda algo de fe en la inmortalidad. Y en vez de vivir con pasión lo que me queda, con atención y consciencia, por la mala o lejana costumbre sigo perdiendo los días, que son mi vida. No sé qué hacer, cómo obligarme a motivarme. No sé cómo se hace esto de vivir como si la vida se fuera a acabar. Que se va a acabar.

No sé cómo se vive “como si fuera el último día”. No sé cuándo, o cómo, ponerme firmes, irreductiblemente firme, y no desviarme del camino de la vida. No sé cómo lograr llegar al fin del día y conseguir un balance positivo que me deje la satisfacción que grite: “éste sí lo viví, éste no se me escapó”. ¿Qué es lo que realmente quiero? Y a por ello. ¿Qué me aporta placer o paz?

Y a por ello. ¿Qué me aporta la hermosa sensación de vivir? Y a por ello. Parece mentira que toda una vida no me haya servido para aprender a vivir.

¿De dónde sacaré la fortaleza que me permita instaurar la vida en mi vida, y que VIVIR sea lo único que haga a partir de ahora? ¿De dónde puedo sacar la conciencia íntima que llame a gritos a la consciencia?

VIVIR es el objetivo, y no morir poco a poco sin darme cuenta de que no prestar atención es robarle vida a la VIDA. ¿Seré capaz mañana, cuando me despierte, de reafirmarme en la voluntad de VIVIR? ¿Y seré capaz de hacerlo? ¿O, por el contrario y para mi desgracia se tendrán que reunir nuevamente una serie de verdades presentándose a pecho descubierto, zarandeándome con su crudeza, para que vuelva a teorizar otra vez como hago ahora?

¿O se instalará un aviso continuo que me recuerde insistentemente, sin perdonar ni un segundo, que mi propósito de este momento de lucidez es VIVIR? ¿O llegaré al Tiempo de los Arrepentimientos del todo derrotado, sin remedio, lloroso y hundido, vencido por la indolencia de una vida indolente? ¿Diré con razón que morí cada día en vez de VIVIR? ¿Podré decir que a partir de hoy nací de nuevo?

¿Cómo hacer para reunir mis dispersiones, derrocar mis mandatarios actuales, formar un gobierno de ilusión y VIDA, y VIVIR como objetivo loable de mis días? ¿Cómo se hace para hacer? ¿Cómo se espanta la apatía? ¿Dónde se encuentra la firmeza para los propósitos?

Mi queja de casi toda la vida -y ya es mucho tiempo…- es que creo que no sé VIVIR y mis buenos propósitos no logran escapar de la teoría ni van más allá de donde llega la utopía.

Bueno… no es del todo cierto todo lo que he escrito… la verdad es que… hago grandes progresos y sí me siento satisfecho y es mi desacuerdo con que se acabe la vida quien se queja.

A lo largo del día me paro varias veces y digo: “Soy Yo”. Y tomo conciencia de ese “Yo”. Y digo: “Estoy vivo”. Y lo noto. Y digo: “Estoy viviendo”. Y me doy cuenta de las cosas, de mi cuerpo, los olores, los sitios, la gente… y tomo consciencia plena de los sentimientos, y dedico atención a las emociones, y siento y me emociono, y eso, más que ninguna otra cosa me hace saber que estoy intensamente vivo.

Estoy vivo. Y vivo. La muerte, que espere su momento. Mientras, haré todo lo posible para poder decir, sin mentir, como dijo el poeta: “Confieso que he vivido”. Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.

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