Reflexiones: Una visión muy personal
“Ese animal de comportamientos extraños que camina erguido no parece ser de este planeta”, creo que eso es lo que pensaría un ser inteligente de otro planeta al observar o estudiar nuestra especie, porque ciertamente debemos admitir que nuestro comportamiento es muy diferente al de todas las otras especies que nos acompañan en este viaje a través del espacio en esta roca que llamamos tierra. Esta situación de ser tan diferentes ha incentivado en mí algunas reflexiones acerca de la naturaleza y el comportamiento humano.
En el pasado creíamos que éramos el único animal con la capacidad de pensar, pero a medida que la ciencia ha avanzado en sus estudios se ha demostrado que no es así. También creíamos que éramos los únicos que habíamos desarrollado un lenguaje para comunicarnos con otros miembros de nuestra especie, pero eso también ha sido refutado por las evidencias de comunicación entre miembros de otras especies con sus propios lenguajes. Sin embargo, es evidente que el nivel de desarrollo y complejidad que han alcanzado el conocimiento y el lenguaje humano distan mucho del nivel logrado por otras especies y que los logros con los que hoy cuenta la humanidad han sido gracias a ese desarrollo.
Además del alto nivel y complejidad de sus capacidades cognitivas y lingüísticas, algo que diferencia a los hombres de los animales no humanos es que los no humanos utilizan esas habilidades principalmente para adaptarse al medio físico y social en el que se desenvuelven, mientras que el hombre, además de utilizarlas para eso, las usa también para crear nuevos constructos de la realidad que le permiten estudiarla, analizarla, comprenderla y modificarla a niveles inimaginables para otras especies. Es decir, para los animales no humanos el conocimiento y el lenguaje son básicamente herramientas adaptativas, mientras que para el hombre, además de adaptativas son constructivas de nuevas ideas y realidades.
Algo también interesante de nuestra especie es que a pesar de la vulnerabilidad física que tenemos ante muchos otros animales, ese nivel de desarrollo cognitivo y lingüístico nos ha permitido convertirnos en la especie dominante del planeta. Además, hay otra habilidad, que hasta donde sé si es exclusivamente humana, que ha contribuido a que el hombre alcance y se mantenga en esa cima, esa habilidad es la escritura, la cual le permite no solo transmitir sino también preservar para la posteridad los conocimientos adquiridos por la especie. Adicionalmente, aun cuando otros animales, como los delfines y algunos primates, han demostrado tenerla, aunque en un nivel más bajo de desarrollo, hay otra característica que destaca en los humanos y es su capacidad de reflexionar sobre sus propias ideas, sentimientos, emociones y comportamientos, lo cual le permite crear nuevos conocimientos y comportamientos a partir de los que ya tiene.
Cuando los ancestros de nuestra especie bajaron de los árboles y comenzaron a caminar erguidos liberaron sus manos del uso para desplazarse, lo cual les permitió utilizarlas para la construcción y el uso de herramientas, que según los antropólogos, es uno de los hechos claves en la evolución diferenciadora de nuestra especie de nuestros parientes más cercanos. Sin embargo, aun cuando esa capacidad de fabricar herramientas nos ha llevado a la creación de algunas tan sofisticadas como las computadoras, las naves espaciales, los equipos de electro-medicina, entre otras, pienso que la principal “herramienta” que nos ha hecho evolucionar tan rápido es precisamente nuestra capacidad de reflexionar.
En lo personal siempre he sido un curioso de nuestra especie, me identifico plenamente con la frase “Nada humano me es ajeno”, porque me parece que aun cuando anatómica y fisiológicamente e inclusive en nuestro propio ADN pudiéramos no distar mucho de otras especies similares, nuestro comportamiento nos hace muy diferentes al resto de los animales, como si en algún momento hubiera ocurrido algo que provocó un “salto cuántico” en nuestra evolución. Siempre me he preguntado por qué especies que nos llevan millones de años de ventaja de presencia en el planeta no han logrado evolucionar a ese mismo ritmo o uno similar y por qué nosotros sí. Creo que es una pregunta interesante para buscarle respuesta y la ciencia lo ha estado haciendo por muchos años.
Esa curiosidad por el animal humano me ha llevado a reflexionar sobre algunos de los hechos característicos del hombre y de allí el nombre de este artículo, Reflexiones, el cual quiero utilizar como introducción a otros artículos en los cuales compartiré mi opinión sobre diferentes temas relacionados con nuestra especie.
En este punto, para mí es importante aclarar que este y los próximos artículos de Reflexiones solo tienen la intención de compartir mis puntos de vista sobre lo que trato en cada uno de ellos, sin pretender convencer ni conseguir adeptos a mis opiniones, y digo esto, porque pienso que una de las características más enriquecedoras que tenemos los humanos es precisamente la de poder pensar diferente, porque ella nos permite descubrir que hay distintas maneras de ver lo que nosotros estamos viendo, lo cual contribuye a nuestra evolución como especie, es por eso que el objetivo principal de estos artículos es generar en el lector el mismo deseo de aprender sobre las cosas nuevas que cada tema generó en mí, para promover en él su propia reflexión.
Ahora bien, ¿Qué me lleva a promover la reflexión en otras personas?, tal como lo dije antes, pienso que reflexionar es una de las principales herramientas humana para evolucionar al ritmo que lo hacemos, considero que interesarnos en temas que a primera vista pudiera parecer que no tienen relaciones especificas entre ellos, pero que tienen al ser humano como un elemento en común, es una vía excelente para contribuir al desarrollo de la humanidad, mientras conocemos más de nosotros mismos en ese proceso. Por eso en mis reflexiones incluyo temas religiosos, científicos, psicológicos, filosóficos y especulativos.
Espero que esta serie de reflexiones logre su objetivo de incentivar en algunos lectores esa capacidad maravillosa del ser humano de pensar atentamente sobre todos aquellos temas que en algún momento despiertan su interés.
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Autor: Juan José Sequera. Autor de la familia de Hermandad Blanca
