Sanando con Ho’oponopono
Después de pasar un par de semanas en Ontario y Quebec disfrutando del glorioso verano en las cabañas de familia y amigos, estoy de nuevo escribiendo en el blog. Estaba echando de menos mis playitas gaditanas, pero los lagos, los bosques y la belleza que me ha rodeado estos días lo ha compensado más que suficientemente. Subiré algunas fotos en breve.
Dejé la última entrada con los comentarios de algunos amigos sobre mi dilema: como inculcar en nuestra hija la confianza y seguridad en su mundo sin proyectar en ella mis miedos. En estas últimas semanas, he reflexionado mucho sobre las raíces de estos miedos, y podría hablar mucho del “porqué” y el “cómo” llegaron allí; pero ese trabajo ya está hecho, y ahora prefiero continuar adelante, sanándolos y e integrándolos en vez de rechazarlos.
En uno de mis solitarios paseos por los senderos del bosque cerca de la cabaña, me sumí en una inesperada meditación. Las palabras “Mony, te quiero” se introdujeron en mi mente. He trabajado con muchas técnicas de sanación, sobre todo visualizando colores y proyectando energías, pero lo que surgió en este caso de manera natural fue el Ho’oponopono, una antigua técnica de sanación de los chamanes Hawaianos. No hay una página web oficial de esta enseñanza, pero podéis encontrar diversas entrevistas del Dr. Len Hew, que fue quien popularizó la técnica. Podéis buscar su nombre y/o Ho’oponopono en Google. En inglés, podéis también buscar SITH (Self Identity through Ho’oponopono).
La base de esta enseñanza es que soy un cien por cien responsable de mis creaciones; que lo que aparece en mi vida está allí porque lo puse allí yo, consciente o inconscientemente; que el problema no es tanto los pensamientos como las emociones, memorias y energías que atamos a ellos; que estas energías (como el miedo) vibran dentro de mí y atraen energías parecidas a través del Ley de la Atracción.
Por lo que, para sanar lo que hay afuera, hay que sanar lo que hay adentro.
Me costó mucho aceptar esta enseñanza en un principio porque no le veía fin. ¿Eso significa que soy responsable por los terremotos en el mundo? ¿Por las revoluciones? ¿La sequía? ¿El hambre? ¿Dónde termina esto?
La enseñanza diría que sí, pero aún no estoy preparada para poder afirmar eso. Puedo deciros que he trabajado con esta técnica para resolver algunos conflictos y situaciones difíciles y he visto que funciona. También, he modificado un poco la enseñanza para que encaje en mi filosofía personal. Para mí, las experiencias difíciles que se repiten no están aquí para fastidiarme la vida sino para darme otra oportunidad de sanarlas. Son la llamada de mi alma pidiendo a gritos la liberación de un dolor auto infligido. Vienen de los más elevados recovecos del Amor para servirme en mi camino de liberación de miedos y limites de cualquier tipo. Los ángeles, los Maestros, Dios, el Universo, Jesús, Buda… todos ellos me guían en este camino, me brindan estas oportunidades (que acordamos antes de que yo naciera); pero el trabajo de sanación es únicamente mío. Nadie salvo yo me puede liberar. Y el Amor a mí misma es el más poderoso libertador.
Es por eso que las primeras palabras del Ho’oponopono son “Te amo”. Estas hablando contigo misma. Te estás dando amor. El propio dialogo interno destructivo puede continuar eternamente; pero en el momento que puedes decirte “Te amo”, tal y como eres, con todos tus supuestos fallos y defectos, una nueva y renovadora energía empieza a circular dentro y alrededor de ti.
Paseando aquel día, repetí estas palabras una y otra vez hasta que pude sentirlas, no solamente pensarlas. Entonces siguieron las siguientes palabras: “No estoy segura de donde exactamente viene este miedo, ni si se originó en esta vida o en otra anterior; pero eso no importa. Está aquí. Es una parte de mí que veo, que acepto, que amo.”
“Mony, te amo tal y como eres.”
“Lamento lo que haya podido causar este miedo. Lamento cualquier confundida o errónea creencia, pensamiento, sentimiento o emoción dentro de mí que se manifestó en Sylvana encontrándose sola en la acera aquel día.”
“Por favor, perdóname.”
“No sabía de qué otra manera responder. No sabía de qué otra manera pensar o sentir. Actué de la mejor manera que sabía en aquel momento. Pero no pasa nada. Todo está bien. Estoy aprendiendo. Estoy creciendo. No puedo evitar equivocarme. Es natural. Cuando sepa mejor, actuaré mejor. Mony, te quiero.”
Para entonces, estaba llorando. El perdonarse a uno mismo es el siguiente paso de esta enseñanza. Nada ha cambiado, sigo hablándome a mí misma. No estoy pidiendo perdón a Dios o a cualquier poder fuera de mí porque Dios es Amor, y el Amor no lo necesita. Soy amada tal como soy, punto.
Empecé a sentir una gran compasión por mí; me vi como una niña que necesitaba comprensión, paciencia y una gran dosis de amor. Empecé a suavizar mi severidad hacia mí misma, a ser menos exigente y dura en mis juicios hacia mí.
“Gracias.” Este es el último elemento de la enseñanza.
“Gracias a mi propia Alma, a mi Ser Superior, por enseñarme este miedo. Gracias, miedo, por revelarte a mí. Gracias, Universo, por la oportunidad de sanarlo, de liberarme de este peso en mi corazón, mi cuerpo, mis emociones, mis pensamientos. Gracias por la oportunidad de llenar este vacío con más Luz. Gracias por la posibilidad de volar.”
“Ahora pido al Amor que transmute esta energía temerosa (esta pequeña, errónea creencia sobre la vida), que la devuelva a su estado natural, que es Luz. Esta Luz fluye ahora en cada célula de mi cuerpo, inundando mis pensamientos y mis emociones. Vibro con esta Luz. Soy Luz. En este momento, corto los lazos energéticos con todos aquellos que puedan haber contribuido a este miedo desde el principio de la creación hasta el final de los tiempos. Soy libre. Gracias, gracias y gracias.”
“Mi mundo interior está seguro y en armonía.”
“En mi mundo interior, todo es sano, completo y sagrado.”
“Desde mi corazón, proyecto esta harmonía y paz interior al mundo.”
“Mis ojos internos ven mejor que mis ojos externos.”
“Confío en mi mirada interior. Confió en mi verdad.”
Amándome, sintiéndome merecedora de este Amor, disculpándome por cualquier pensamiento, sentimiento o acción no deseada, perdonándome por ello, y agradeciéndome la oportunidad de sanar e integrar lo que me ha mantenido pequeña y viviendo en el miedo, soy por fin libre de ser tan grande como desee ser. Soy entonces, Dueña y creadora de mi vida.
En cualquier momento que he sentido alguno de los antiguos pensamientos o sentimientos, he repetido los elementos claves, no necesariamente palabra por palabra o en el mismo orden, pero siempre esforzándome en lograr el estado de liberación y certeza que sentí la primera vez.
Es una técnica que me ha servido. Quizás pueda ayudarte si actualmente estás enfrentando alguna situación difícil. Si decides usarla, me encantaría oír tus experiencias.
Un abrazo fuerte.
Mony
(Artículo extraído de mi blog www.dejandolamontana.blogspot.com)
Mony Dojeiji y Alberto Agraso se conocieron en el 2011 y emprendieron juntos un camino por la paz desde Roma a Jerusalén en el que recorrieron 5000 km a pie atravesando 13 países durante 13 meses. Actualmente se encuentran en el proceso de publicar su historia. Podéis descubrir más sobre su aventura interior en su página web www.caminandoporlapaz.com.
También podéis visitar sus otros espacios de índole espiritual:
Reflexiones de Mony: www.dejandolamontana.blogspot.com
Reflexiones de Alberto: www.conlaluzenlamirada.blogspot.com
Obra artística de Alberto: www.albertoagraso.blogspot.com
Cuenta de facebook: http://es-la.facebook.com/people/Caminando-Por-la-Paz/100001551650692
Muchas gracias por compartir tu experiencia. No sabia como sanar esas memorias de miedo en mi. Voy a practicar tus experiencias. Gracias,gracias, gracias.
Gracias Manuel Antonio, por tu comentario!
Maravillosas Enseñanzas para nuestras Vidas…!!!
Hola Ali, estoy de acuerdo contigo. Algo tan facil, y tanto que lo complicamos. Es un camino de toda una vida… o más! Pero seguimos adalante, no? Un abrazo.
Sorayra, me encanta lo que estas enseñando a tus hijos, y la manera de hacerlo. Mi hija de siete años tiene miedo de la oscuridad, y tu idea de pasear por la casa a oscuras con ella es genial. La voy a usar. Gracias por compartirla. Un abrazo.
Este proceso de sanaciòn es muy valioso. El exterior es un reflejo de lo que hay en ti. Si nos amamos, perdonamos y aceptamos a nosotros mismos, atraeremos la misma vibraciòn. Tan fácil y tanto que nos complicamos. Yo también estoy en este proceso, Me siento una con la naturaleza y los animales, aún sigo trabajando ……
liz para todos vosotros Ali
Muy bueno el articulo. A mis hijos les he enseñado que el miedo paraliza, destruye, y que ellos vinieron a esta vida a ser felices, respetados, a tener muchos amig@s, una vez en la noche apague todas las luces mi hijo todavia estaba muy pequeñito, le dije que observara a su alrededor y abriera muy bien los ojos, caminamos, conversamos y le dije que aún sin luz se sintiera seguro, que escuchara todos los ruidos, a veces son los gatos, u otros animalitos que andan de noche pero que no habia nada de que temer. Tambien por medio de buenas lecturas para los niños, hay que leerles. darles confianza y nunca ridiculizar a los niños, con burlas. Yo Amo a mis hijos, les digo que los quiero mucho, y que tambien deben respetar y considerar a las demás personas-
Melba y Amanada – gracias por tu palabras. Me alegro de que os pueda servir. Un abrazo.
Gracias por éste artículo, pienso que muchas personas puedes ser beneficiadas por su contenido.. Namasté!!
Mony gracias por compartir esa técnica y tu experiencia, me parece muy linda , la pondré en práctica.