Viajar con drogas psicotrópicas, la verdad: todo lo que necesitas saber sin prejuicios y con responsabilidad

Kikio

La humanidad ha utilizado distintas sustancias psicotrópicas como parte de ritos espirituales o religiosos desde los albores de su historia.

Alterar nuestro entorno para tener mejores condiciones de vida es un derecho humano siempre y cuando seamos respetuosos con el medio ambiente. Con esto en mente, no suena tan descabellado que muchas personas comiencen a enarbolar el argumento de que alterar nuestro estado mental para alcanzar bienestar espiritual, siempre y cuando no dáñenos a nuestro cuerpo, también debería ser un derecho.

Como seres humanos, está en nuestra esencia más básica el hecho de explorar no solo hacia afuera de nuestra piel, también hacia adentro.

Por eso desde los albores de la existencia del hombre éste ha consumido toda clase de plantas y sustancias para alcanzar experiencias de ánimo y percepción distintas a las que normalmente tiene. Somos seres espirituales y lúdicos, y es perfectamente lógico que esta exploración psicotrópica se vincule con uno y otro aspecto: tanto por “juego” y recreación, como con fines de apertura de consciencia.

Dicho de otro modo y sin tapujos: el uso recreativo o metafísico de drogas alucinógenas es una consecuencia tan natural de nuestra tendencia evolutiva, como lo es el uso de herramientas para cambiar el medio, la producción de películas para darle estímulos distintos a nuestros sentidos o el uso de la medicina para curarnos.

Entonces ¿por qué está tan estigmatizado, controlado y en muchos países penado el consumo de drogas psicoactivas? Si los gobiernos nos dan cierta libertad financiera, física y personal siempre y cuándo no afectemos a otros, ¿por qué no tenemos la libertad de influir en nuestros estados mentales para alcanzar epifanías espirituales?

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¿A qué responde realmente la prohibición de los alucinógenos con fines religiosos y metafísicos?

¿Es un complot del poder para que las personas no alcancen la iluminación y mantener así el estatus quo? ¿Es una forma de obligar a las personas a utilizar otro tipo de drogas legalizadas para paliar su sentimiento de vacío? ¿Por qué prohibir los viajes de ayahuasca o peyote a los adultos, y permitir sin problema que los niños se llenen de comida basura y contenido violento en los medios? ¿Por qué penalizar la mariguana y dejar que miles de personas se vuelvan adictas a las pastillas para dormir y los ansiolíticos? ¿Por qué legalizamos medicinas que tienen un índice de seguridad mucho más bajo que la mayoría de los psicoactivos?

Todas estas preguntas nos dan mucho qué pensar sobre la gran hipocresía de nuestra sociedad y vale la pena analizarlas con aire crítico. Sin embargo, aunque es muy plausible que efectivamente todo el asunto contra las drogas responda más a un intento de control que a una postura de salud genuina, no dejan de ser más que meras especulaciones históricas y en este artículo me quiero enfocar en la parte que sí conocemos de los viajes con psicoactivos: cómo funcionan en el cerebro y cuáles son sus posibles y muy reales riesgos.

Querer explorar otros estados de consciencia es perfectamente normal en nuestra especie, pero ¿Son las drogas la única forma de lograrlo?

¿Un viaje con psicoactivos realmente nos lleva a una revelación espiritual real, o sus efectos son solo un espejismo pasajero? Cuando estamos frente a una persona que tiene una enfermedad mental y delira, no consideramos que su estado de conciencia alterado sea una revelación, sino que lo consideramos una aberración. ¿Hay alguna diferencia entre el estado mental alterado permanente del psicótico y el esquizofrénico y el estado mental alterado transitorio que causan las drogas alucinógenas?

Sabemos mucho del funcionamiento de miles de sustancias, pero por desgracia las drogas alucinógenas son un universo del que declaradamente no existe suficiente investigación sobre sus mecanismos de acción exacto, las dosis seguras y letales, los efectos secundarios de su uso continuado, etc.  Esto se debe al enorme estigma que existe alrededor de ellas y que impide conocerlas con más responsabilidad.  Sin embargo, no dejan de ser químicos de los que tenemos alguna idea que puede ayudarnos a decidir si efectivamente abren la consciencia o solo provocan un estado temporal parecido, e igual de indeseable, que la locura.

Veamos un breve resumen de las sustancias psicoactivas que hoy en día se utilizan más con fines de viajes espirituales. Todas ellas llevan milenios acompañando a la humanidad y cuentan con una tradición muy arraigada en las zonas de donde son endémicas. Incluimos a la mariguana por que muchos de sus usuarios reportan que es una planta capaz de acercarlos a estados de consciencia elevados, aunque no se trata de una droga alucinógena en toda regla.

DMT (Dimetiltriptamina)

Molécula de Dimetiltriptamina

La dimetiltriptamina es una molécula alucinógena muy potente que en la naturaleza se encuentra en plantas como la chacruna, la chagropanga, el floripondio, la jurema o el yopo. El DMT que contienen estas plantas no está activado. Para activarlo es necesario inhibir un compuesto llamado monoamino oxidasa, y con ese fin las plantas que contienen DMT tienen que combinarse con alguna otra con propiedades inhibidoras. Esta decocción de ambas plantas recibe el nombre genérico de Ayahuasca y pertenece a una larga tradición amazónica, aunque fue prohibida por la ONU en 1971.

El DMT también se sintetizó en estado puro y activo durante el siglo pasado, y hoy por hoy se considera uno de los alucinógenos más potentes que existen, tanto que se le ha llamado la “molécula espiritual”. Sus efectos en esta presentación que se fuma son inmediatos, potentísimos y desaparecen al cabo de diez minutos. Sin embargo, las personas que regresan del “viaje” insisten en que tuvieron una experiencia increíblemente metafísica y muchos testimonios coinciden en visiones y emociones similares.

No se sabe exactamente qué hace la dimetiltriptamina en el cuerpo, salvo que incrementa los niveles de dopamina y serotonina en algunas partes del cerebro. Lo que sabemos es que los efectos de la ayahuasca son similares a los del DMT puro, pero mucho menos abruptos y duran bastante más. En contraste, el DMT puro parece ser menos agresivo con el organismo. Puede decirse que un viaje con extracto es la alternativa “rápida” de consumirlo de forma tradicional. Algunas personas aseguran que la ayahuasca sirve como terapia para superar adicciones a otras drogas.

El DMT causa alucinaciones extremadamente vívidas, una percepción de estar en un estado de consciencia que trasciende el tiempo y el espacio, un profundo sentimiento de unidad y entendimiento con el todo y una especie de amor universal hacia todo. Por otra parte, también puede causar paranoia, nauseas, vómito, ansiedad (malviaje) e incluso se han registrado algunas muertes.

Aunque muchos expertos de la salud indican que el DMT podría ser una molécula útil en el tratamiento de desequilibrios psicológicos, otros insisten en que podría exacerbar descompensaciones psicóticas principalmente en la presentación de ayahuasca. Algunos estudios han encontrado cambios estructurales negativos en el cerebro de los consumidores frecuentes de esta preparación.

Aunque muchas personas consideran que la ayahuasca es una alternativa mas tradicional y espiritual que el extracto de DMT, la realidad es que, considerando exclusivamente la parte de la seguridad, es mucho menos probable que el DMT cause malos viajes, malestar físico, resaca o alteraciones psicóticas, ya que es un compuesto químico más puro que la ayahuasca.

En países como Brasil y Colombia pueden encontrarse retiros espirituales de ayahuasca que generalmente son liderados por un “chamán experto” que guía a los usuarios durante los efectos de la droga.

THC (Tetrahidrocannabinol)

Planta de cannabis

Todas las personas tenemos en el cuerpo y en el cerebro receptores neuronales de una sustancia llamada cannabinol, que es el principal compuesto activo de la mariguana. Muchos defensores del consumo de esta planta utilizan este hecho fisiológico como argumento a favor de su despenalización en el mundo. Independientemente de las posturas morales, es importante decir que la mariguana no es un alucinógeno en toda regla, aunque muchos usuarios, sobre todo quienes la consumen por primera vez, reportan haber sentido algunas alucinaciones leves.

La razón por la que incluyo a la mariguana en este listado, aunque no es un alucinógeno potente, es que es una de las drogas más populares en el mundo. Además de sus comprobadísimos efectos medicinales contra el dolor, se cree que la mariguana podría ser útil en el tratamiento de varias enfermedades. Pero la realidad es que, aunque muchos abogan por su uso medicinal, es el uso lúdico el más extendido.

Bajo los efectos de la mariguana las personas experimentan durante un lapso breve una serie de alteraciones físicas, mentales y emocionales que las predisponen a un estado de bienestar espiritual. Entre los efectos físicos, se encuentra la potenciación de las sensaciones agradables, pero también disminuye la coordinación motriz. Así, las cosas saben mejor, la música se siente más intensa y el contacto sexual es más placentero, pero es más difícil hablar y moverse en general. En lo anímico la persona se relaja y expresa sus emociones con mayor facilidad e intensidad.

En cuanto a lo mental, disminuyen drásticamente varias capacidades, como la memoria a corto plazo y la variedad en el lenguaje, pero al mismo tiempo se experimenta una especia de expansión del entendimiento y la creatividad. Junto con las sensaciones físicas placenteras y la predisposición emocional, este cuadro de síntomas con frecuencia lleva a pequeñas “revelaciones espirituales”. Si bien mucho menos intensas que las que se experimentan con otras drogas, vale la pena incluirlas porque muchas personas consumen mariguana precisamente por esos pequeños destellos metafísicos que provoca.

Si bien la mariguana es considerada una droga “light” y miles en el mundo la consumen con regularidad y al mismo tiempo son ciudadanos perfectamente responsables y funcionales, también tiene un lado menos amable. Puede causar adicción psicológica y se sabe que se genera resistencia con facilidad y que el abuso a mediano plazo puede comenzar a matar neuronas implicadas en la memoria y la atención. Además, con frecuencia causa un intenso estado de paranoia o malestar, y en algunas ocasiones incluso malestar físico. La mariguana es ilegal en muchos países del mundo, aunque eso no evita que se comercialice y se consuma en grandes cantidades de manera clandestina.

LSD y LSA (Ácido lisérgico)

Molécula de LSD

El ácido lisérgico es un alcaloide que se puede encontrar en varias plantas, pero principalmente se haya en el cornezuelo de centeno. Se sabe que desde hace miles de años las personas consumían este hongo por sus efectos psicodélicos. El LSD es el extracto sintetizado y es más potente, pero tiene menos efectos tóxicos que el LSA, que se consume directo de las semillas. El ácido lisérgico afecta de manera muy agresiva el sistema de serotonina del cerebro, y esto causa cambios drásticos en su forma de procesar la información, especialmente la visual y la auditiva, por eso es frecuente que un viaje de LSD la gente “oiga los colores” o “saboree los sonidos” en una transición psicodélica muy intensa.

El LSD también pone a la persona en un estado emocional intenso en el cual puede sentirse muy conectada con el universo, o por el contrario padecer cantidades exageradas de ansiedad e incluso rupturas psicóticas. El LSD es un alucinógeno recreativo muy popular entre los jóvenes, que igual lo usan para ir a una discoteca que para tener viajes espirituales cuando van de acampada a las montañas o a la playa. Aunque no se considera una droga especialmente peligrosa, hay que tomar en cuenta que al ser ilegal y no estar regulada, es más fácil terminar consumiendo un producto de mala calidad. Además, cuando el viaje es “malo” puede durar mucho tiempo y constituir una experiencia realmente desagradable.

Mezcalina

Botón de peyote

La mezcalina es el compuesto alucinógeno que se encuentra en los botones de un cacto llamado peyote que se da en regiones áridas de América Latina, como el norte de México. Sus efectos alucinógenos son especialmente potentes y también es una droga ritual muy tradicional para los viajes espirituales o metafísicos, pues lleva al usuario a través de un viaje en el cual primero experimenta nítidas alucinaciones que suelen ser reflejo de sus miedos o deseos, y luego una profunda certeza de conexión y pertenencia universal.

La mezcalina tiene una particularidad muy interesante y es que, a diferencia de otros alucinógenos, mantiene relativamente lúcida a la persona. Algunos consumidores indican que es perfectamente posible ganar una partida de ajedrez durante un viaje de peyote, pero que probablemente las piezas comiencen a hablar y tomar sus propias decisiones.

Esta droga actúa sobre el circuito dopaminérgico del cerebro y sus efectos pueden durar hasta ocho horas. Puede sintetizarse pero resulta mucho más práctico consumirla a partir de la planta, aunque como muchos otros alucinógenos de esta clase es ilegal. Los malos viajes de peyote son muy frecuentes, pero lo más común es que durante el mismo trance el usuario atraviese un estado malo y uno bueno. Sin embargo, la sobredosis de mezcalina existe y en raras ocasiones puede llegar a ser mortal. Al igual que con la ayahuasca, existen “retiros” espirituales en donde una chamán o gurú hace de guía durante los efectos.

Existen relativamente pocas investigaciones respecto a los usos de la mezcalina en el cuerpo, pero algunas de ellas apuntan a que podría tener ciertos usos terapéuticos para tratar enfermedades mentales.

Salvinorina (Salvia)

Planta de salvia

La salvinorina es el compuesto activo de la Salvia, una planta con propiedades alucinógenas muy potentes que se encuentra principalmente en América del norte, y cuyo uso conocen los chamanes desde épocas ancestrales. Generalmente se consume como infusión y se requiere una dosis muy baja para que haga efecto, por lo que debe tenerse mucho cuidado con esta sustancia, aunque se considera que el uso de las hojas de salvia difícilmente será letal para el organismo.

Sus efectos son alucinógenos, pero también tiene rasgos muy similares a los de los opioides, por eso son únicos en cuanto al tipo de visiones introspectivas que produce, pero durante sus efectos el sistema motriz resulta bastante afectado. A diferencia de otras drogas como el LSD o la mariguana, no se recomienda consumirla con fines lúdicos, sino exclusivamente con fines espirituales, porque cuando hay demasiadas distracciones el cerebro no lleva bien la sustancia y la experiencia puede ser negativa.

Dependiendo de la dosis, la salvia puede tener efectos suaves similares a los de la mariguana, provocar visiones poderosas como las de los hongos e incluso llevar a la pérdida de la consciencia por su efecto sedativo. La percepción se altera completamente y el usuario puede perder control sobre su comportamiento y aunque no se presentan conductas agresivas o psicóticas casi nunca, sí pueden ser muy impredecibles y se pierde la noción del aquí y el ahora, por lo que nunca debe consumirse la salvia sin otra persona sobria que esté vigilando.

Más que ser un alucinógeno que genere la típica sensación de “ser uno con el todo” la salvia lleva al consumidor en una especie de túnel de visiones personales hacia su propio interior.

Psilocibina (Setas mágicas)

Setas u hongos alucinógenos

Corrientemente llamados “hongos alucinógenos” las setas mágicas pertenecen a la categoría de hongos que contienen una sustancia llamada Psilocibina. Este químico también se ha sintetizado de forma aislada. Los efectos de la psilobina afectan el sistema serotoninérgico del cerebro y varían mucho dependiendo de la persona y el tipo de hongo que se consuma, pero tienen en común una alterada percepción del tiempo, un aumento de la sugestión y un incremento en la creatividad y el pensamiento mágico.

Se sabe que mientras más tranquilo y agradable sea el entorno en el que se consumen las setas mágicas, más placentero será el viaje, porque la persona se vuelve muy introspectiva, aunque atraviesa estados intermitentes de euforia y depresión. Uno de sus efectos más típicos es una sensación de estar viviendo una especie de momento eterno, como si el tiempo se ralentizara exageradamente o no existiera. Esto puede derivar en gratas experiencias místicas y de conexión con el universo y con los demás, pero en ambientes no controlados puede causar graves ataques de pánico.

Las setas se consideran un alucinógeno potente pero que no causa secuelas físicas, aunque no deja de ser peligroso consumirlas si no se tiene gran seguridad del tipo de hongo y de su potencia, cosa que solo un experto puede determinar.

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Drogas alucinógenas

¿Qué tienen en común todos estos alucinógenos?

La increíblemente placentera sensación de ser uno con el todo, de comprender los secretos místicos del universo y trascender el tiempo y el espacio. Las visiones de colores imposibles y la sinestesia que combina sabores, olores, sonidos y colores. Los patrones existenciales que de pronto toman sentido y todo lo que acompaña los viajes espirituales con drogas son sin duda una recompensa que provoca que miles de seres humanos asuman los potenciales riesgos de alterar su percepción mental de manera drástica.

Pero debemos hacernos la pregunta obligada: durante un viaje psicotrópico ¿realmente entendemos los secretos del universo, o solo sentimos que los entendemos? Cuando nuestro cerebro comprende algo en sobriedad, libera químicos que nos hace sentir bien, y esos químicos también pueden liberarse sin que exista un conocimiento real de por medio, y en una escala mucho más intensa. Nuestro cerebro evolucionó para mantenernos alertas, conscientes del tiempo y de los límites de nuestro propio ser, que normalmente no se diluye con lo que lo rodea.

Pero la humanidad se ha empeñado en utilizar drogas alucinógenas desde el principio de los tiempos, por lo que no podemos achacar esta tradición simplemente a la ignorancia o nuestro espíritu lúdico. Algo hemos de vislumbrar durante sus efectos que nos llena de la certeza de que algo importante se nos pierde durante la sobriedad. Es más, durante un viaje de este tipo, nuestro yo sobrio puede parecernos tan perdido y demente como nuestro yo drogado puede parecerle a nuestro yo sobrio. ¿Serán las dos caras de una misma moneda?

La eterna pregunta es si de verdad los alucinógenos abren puertas en la mente o solo provocan ilusiones.

¿Los estados de consciencia elevados pueden alcanzarse sin necesidad de sustancias?

Hay quienes opinan que los psicotrópicos son una especie de “trampa” para vislumbrar brevemente estados de consciencia más elevados. Como si nuestro ser fuera un edificio de varios pisos y sólo conoceríamos los pisos intermedios, y de pronto encontráramos un elevador para llegar al pent-house sin tener que hacer el tedioso recorrido de todas las escaleras, piso por piso.

Quizá por eso no entendemos gran cosa de lo que ha sucedido en un viaje alucinógeno cuando volvemos de él. Porque no tenemos suficientes herramientas de autoconocimiento como para interpretar esas visiones y esos estados de ánimo.

Hay quienes insisten en que las drogas de este tipo son excelentes formas de reconfigurar la mente, romper con programaciones negativas y expandir la consciencia, pero muchos otros argumentan que se trata solo de ilusiones transitorias, y que para alcanzar un verdadero estado de iluminación hay que recorrer el camino completo y no utilizar “atajos”.

Por otro lado, algunas personas cambian el rumbo de su vida después de estas experiencias, vislumbran una especie de “demo” elevado en su entendimiento y dedican el resto de su vida a alcanzar ese mismo entendimiento por medios más legítimos, o al menos dejan atrás prejuicios y se vuelven más tolerantes. La realidad es que no hay una regla escrita. Como en todo, de trata de un camino personal.

Debemos deshacernos de los tabúes y lo prejuicios al respecto del uso espiritual de los alucinógenos, pero al mismo tiempo actuar con responsabilidad y comprender que no podemos tomarnos a la ligera el hecho de alterar así nuestra consciencia.

Cabe mencionar que las drogas de todo tipo, especialmente durante retiros espirituales en donde pueden consumirse legal o ilegalmente implican peligros propios del turismo psicodélico: robos, violaciones, secuestros, accidentes, suicidios, sobredosis, reacciones alérgicas, conductas violentas y psicóticas, etc. Aunque esto no las vuelve “malas” en esencia, sí vale la pena considerar, si decidimos hacerlo, cómo, cuándo, dónde y con quién vamos a probar estas sustancias, siempre procurando estar en un ambiente genuino y completamente seguro.

Existen maneras más profundas, seguras y permanentes de alcanzar la iluminación.

Personalmente, mi postura es la siguiente. Experimentar nunca es malo por sí mismo, pero consumir drogas tiene un riesgo que no podemos minimizar. Quien decida probar un alucinógeno, con cualquier fin, recreativo, lúdico o espiritual, debería estar en su pleno derecho de hacerlo, pero también debería hacerlo plenamente consciente de las posibles consecuencias negativas que pueden aparecer en su organismo o en su mente, temporales o permanentes. Además, mientras que no me parece reprochable que haya quienes accedan a probar sustancias que alteren transitoriamente su percepción, sí me parece reprochable justificar su uso continuado bajo el pretexto de que son la única manera de alcanzar la iluminación, porque no lo son.

Existen otras formas de hacerlo y, hasta donde sabemos, los efectos de la meditación, el yoga, la música, la respiración controlada, viajar e incluso las actividades altruistas pueden acercarnos a estados de consciencia muy superiores y que además son genuinos, permanentes y naturales. Mientras que los alucinógenos están bien como experiencias aisladas, otras formas de trascendencia pueden y deben ser parte de nuestra vida cotidiana.

AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org

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3 comentarios

  1. Hola! Personalmente estaba buscando esta respuesta, pues en el transcurso de mi vida he tenido diferentes experiencias, que desde mi punto de vista si se experimentan ocasionalmente y de manera responsable, pueden ser de gran aporte para un desarrollo interno.

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