2. Caminando entre Santos. Mesin regresa solo
Caminando entre santos, Mesin regresa solo
Caminando entre santos. La historia de un buscador.
Primera parte.
Nota. Lee primero la historia y después los pie de pagina de las palabras seleccionadas.
2. Mesin regresa solo
2. Mesin regresa solo. Caminando entre Santos
Luego de aquella especie de decepción, Mesin permaneció en silencio, siguieron caminando entre los muchos santos, Mesin seguía sin entender, pero sumido en sus pensamientos, no se percato que el anciano había quedado muy atrás, de repente ya no vio al anciano, se puso enseguida a buscarlo[i], pero había tantos callejones y mucho bullicio, recorió rápidamente muchos de ellos, pero pronto se percató que había llegado a los linderos de aquel pintoresco pueblo.
Cansado tomo un respiro y decidió regresar o al menos así pensaba sobre sus pasos, pronto la tarde cayo y la noche empezó a aparecer, pero ni rastros del anciano, empezó a preguntar y a preguntar, pero como era de esperar nadie sabia nada, entre tantas personas era más que imposible.
Cansado y de noche, buscó un lugar donde descansar y tal vez dormir, la noche se puso fría muy pronto y no llevaba más ropa para abrigarse, de seguro los planes del anciano eran otros y desde luego estos de ninguna manera incluían hambre y frío.
Al alba y en cuanto hicieron su aparición los primeros rayos del sol, se puso de pie y prontamente recorrió aquellos callejones, hasta encontrar el camino por el que había llegado, esto desde luego le dio un pequeño alivio. Se sentó a la vera del camino muy cerca de los puestos de venta y se puso a pensar, pero aún el frio y el hambre no lo dejaban pensar como él lo deseaba.
Después de un buen rato, se dijo, bueno, esperare aquí hasta el mediodía, y veré si el anciano pasa por aquí como debía de ser. Pronto el bullicio de aquel pintoresco mercado llenó la callejuela y muchos transeúntes empezaron a pasar, el estaba muy atento, pero nada. Tal como lo había pensado ya cerca del medio día su impaciencia y su hambre habían crecido.
Se acerco junto a un vendedor que tenía su puesto muy cerca de donde el observaba y enseguida empezó a relatarle lo sucedió, sin un centavo entre la bolsa, pero si cansado y hambriento, le pidió a aquel hermano suyo (Santo como Él) [ii]que le facilitara algo que comer. Y para asombro de Mesin, inmediatamente el vendedor hermano le proporciono si no tan abundante si muy buenos alimentos.
Pronto debía tomar una nueva decisión, [iii]o quedarse y seguir buscando [iv]o regresar a su hogar, el sudor recorría su rostro, estaba nerviosos, no sabía que hacer, por su mente pasaban una y mil cosas, se preguntaba que habría sido del anciano, como haría para recorrer esos dos días del camino de regreso[v], solo, sin dinero y desde luego esperaba poder recordar[vi] bien una buena parte del camino que había recorrido por primera vez con aquel sabio anciano.
A todo esto ya habían pasado unas horas del mediodía, y prácticamente ya no era hora apropiada para emprender el camino de retorno, no hallaba que hacer, pensaba en adentrarse un poco en el mercado y buscar un lugar un poco más seguro y que lo librara del frío de la noche, le pregunto al hermano que lo había alimentado donde podría pasar la noche y el rápidamente le contestó, aquí puedes hacerlo, te prepararé un lugar, te proporcionare con que abrigarte y te dejaré un poco de bebida caliente.
Así de esa forma paso Mesín su segunda noche solo. Durmió un poco mejor, el frio fue menos intenso, pero no dejaba de pensar en el anciano, donde estaría, que le habría pasado, estaría como el, con hambre y frío. Así con estos pensamientos se quedo profundamente dormido, hasta que nuevamente el alba y el bullicio lo despertó.
Esperó que llegara su benefactor así pensaba el, se despidió y luego estuvo nuevamente en el camino, recurriendo a su memoria para recordar por donde había llegado. Poco a poco el tiempo fue pasando y
aquellas distancia entre ese pueblito y su hogar se fue acortando, caminaba a paso lento pero seguro, pensaba mucho en lo que le estaba sucediendo, pero al filo del mediodía nuevamente empezó a sentir hambre pero ahora también cansancio, no llevaba nada, ni comida, ni como comprarla, así que ya se había hecho a la idea de que debería pasar una noche mas con mucho frío y hambre, pues no recordaba con exactitud donde había pernoctado con el anciano, en donde había descansado y satisfecho el hambre.
Pronto los rayos del sol empezaron a desaparecer, el clima cambio de medio cálido a frío, busco un buen lugar, si se podría llamar así para pasar la noche, encontró un rinconcito al lado del camino, junto a un frondoso árbol, se acurruco como pudo, mientras la noche empezó a caer, pronto ya la obscuridad era intensa, igual que su frío, realmente nunca había sentido tanto frío, nunca había experimentado tanta hambre, pero lo mas incomodo para él, era sentirse solo[vii], sin nadie a su lado. [viii]
Tal vez al filo de la media noche empezó a oír ruidos extraños muy extraños, el miedo[ix] también hizo su aparición. Se puso a pensar en muchas cosas, hasta llego a imaginarse a una fiera abalanzándose sobre él, pero con un arresto de fortaleza, tomo la decisión ponerse a repetir aquellas lindas oraciones que el anciano le había enseñado.
Con ellas se quedo dormido pero intranquilo, así paso el resto de la noche hasta que el trinar de los pájaros y los primeros rayos del sol lo despertaron, tan pronto como pudo ver con claridad, retomo su camino, habían pasado menos de un par de horas de su caminar, cundo llego a aquel lugar agradable donde habían pernoctado con el anciano, estaba tan cerca[x], pero su felicidad empezó a crecer pensando que allí encontraría al anciano y que en adelante ya conocía bien el camino.
aprovechó para hablar con las personas de aquella especie como de albergue les pregunto por el anciano, pero no lo habían visto. Les contó lo del anciano, le dieron de comer y enseguida siguió su camino con la esperanza de que, al llegar a la aldea, encontraría sano y salvo al sabio anciano.
Lo que nos dice UCDM.
[i] LT. 9.I.14.L5
Todavía sigue siendo cierto que es a ti a quien le corresponde decidir dónde has de buscar para encontrarte a ti mismo
[ii] LT.VI.11. L3
- Iré contigo al Santísimo, y mediante mi percepción Él podrá salvar la diminuta brecha. Tu gratitud hacia tu hermano es la única ofrenda que quiero. Yo se la llevaré a Dios por ti, sabiendo que
conocer a tu hermano es conocer a Dios.
[iii] LT. VIII.1. L7
¿Por cuál de estas dos alternativas te vas a decidir?
[iv] LT.V.5. L1
«¿Adónde debo acudir en busca de protección?»
[v] LT. VIII.8. L7
La Expiación no es sino el camino de regreso
[vi] LT. ¿Qué postula? Último párrafo
Al olvidar todas nuestras percepciones erróneas, y al no permitir que nada del pasado nos detenga, podemos recordar a Dios.
[vii] LT.6.12 L6
Tus sueños son sueños de soledad porque tienes los ojos cerrados.
[viii] LT.II.7. L3
¿Quién temería enfrentarse a las ilusiones, sabiendo que su salvador está a su lado?
[ix] LT.1.1. L6
Lo opuesto al amor es el miedo.
[x] LT.VI.10. L4
Tu Padre está tan cerca de ti como tu hermano. Sin embargo, ¿que podría estar más cerca de ti que tu propio Ser?
Autor. Carlos EFR, redactor de la gran familia de www.hermandadblanca.org
Basado en: UN CURSO DE MILAGROS. (UCDM).
Libro de texto (LT), libro de ejercicio (LE), Manual del maestro (MM)
Canalizado por: Helen Schucman
Descarga gratuita, libro de ejercicios
https://hermandadblanca.org/wp-content/uploads/2019/07/ucdm-un-curso-de-milagros-texto.pdf
Gracias …
Gracias a ti por la lectura Pedro.