Distractores de la espiritualidad
Los tiempos modernos nos han brindado fabulosos recursos tecnológicos y de renovación de pensamiento. Sin embargo, la humanidad se deja atrapar con facilidad en distractores que nos hacen dejar de lado a la espiritualidad
Quiero dedicar este momento a hablar sobre los distractores de la espiritualidad. Es verdad que las últimas décadas del quehacer humano, se han enfocado en el desarrollo de nuevas y muy variadas tecnologías. Mismas que nos han facilitado la existencia a nivel de salud, comunicaciones y descubrimientos científicos.
Pero a veces olvidamos que por encima de toda la vanguardia tecnológica que hoy nos rodea, seguimos siendo seres de luz. Y debemos poner especial atención y tiempo en fortalecer y equilibrar nuestra espiritualidad. Vivimos sumergidos en un mundo lleno de distractores.
Cada vez es más frecuente encontrar a un grupo de personas que no hablan entre sí. Pero que dedican mucho de su tiempo a navegar en redes sociales. La convivencia se ha vuelto impersonal.
Este fenómeno ya está siendo analizado por estudiosos del comportamiento humano, a nivel individual y colectivo. Las sociedades actuales, no conciben la posibilidad de generar vínculos con otras personas o tener un sentido concreto de pertenencia, sin el uso de redes sociales.
Cabe destacar que ningún mensaje de texto o imagen o comentario de “me gusta”, se comparará jamás al gratificante contacto humano de viva voz. La tecnología nos permite ahora, estar “cerca” de cualquier persona, aunque esta se encuentre al otro lado del mundo. Y eso es fabuloso. Pero perder la capacidad de entablar un diálogo franco y honesto cuando las personas se reúnen, promueve que nuestra espiritualidad se fracture. Las emociones y sentimientos compartidos con quienes queremos, siempre serán más gratos cuando se expresan frente a frente.
Si sales a tomar café con amigos, olvídate por un rato de tu móvil y dedícale tiempo de calidad a la persona que está frente a ti.
La forma de divertirse también ha evolucionado. Pero pongamos atención para no caer en la trampa de obsesionarnos con los video juegos.
Son muy vistosos, con gráficos y modalidades diseñadas prácticamente para cualquier edad y personalidad. Pero no dejan de ser ficción y si no poseemos una espiritualidad equilibrada, es probable que nos obsesionemos por “vivir” en esa falsa realidad que nos hace creer que somos siempre ganadores y héroes.
Todos merecemos tiempo de esparcimiento y diversión. Lo importante es estar muy conscientes de que es sólo un juego. Que al terminar, seguimos en este mundo y que la vida y nuestra realidad son resultado de nuestras acciones y decisiones.
Caer en sus garras implica descuidar nuestra espiritualidad
A diario nos bombardean con conceptos e ideas mercadológicas, enfocadas a hacernos creer que si no tenemos determinada marca de zapatos, un automóvil de último modelo, el perfume de moda o el reloj más costoso, somos menos valiosos que aquellos que sí pueden adquirirlos. Por ello, mucha gente invierte gran parte de su esfuerzo en aparentar un estatus, acorde a la imagen que suponen se espera de ellos.
Finalmente, nuestra espiritualidad será siempre más importante que cualquier objeto costoso que tengamos. Llegamos a este mundo sin posesión alguna y de igual forma lo abandonaremos. Sin embargo, la esencia del ser es infinita y debemos cuidar su luz, mediante la búsqueda del equilibrio y armonía de nuestra espiritualidad.
La televisión ha puesto al alcance de todos, el conocimiento y la información sobre muchos temas. Desgraciadamente, en ocasiones el contenido de sus transmisiones va enfocado a asuntos irrelevantes.
La psicología moderna establece que cada día son más las personas que evaden su realidad, mediante el hecho de sumergirse en trasmisiones televisivas carentes de sentido humano. Hablamos en concreto de chismes de farándula, noticieros de nota roja, telenovelas o realitis cada vez más extremos.
Pretenden enfocar su tiempo a enterarse de los detalles de la vida de otras personas, pues prefieren eso antes de asumir que sus propias vidas no les satisfacen y la consecuente responsabilidad de tener arreglarla.
Recordemos que la televisión, sólo es un recurso tecnológico más, de los muchos que nos rodean. Pero su función deber ser informativa o de esparcimiento. Al apagar el televisor, debemos tener la capacidad de ser funcionales como individuos y en sociedad. Otorgar a nuestra espiritualidad la importancia que tiene y no perdernos en programas, ficción o mundos que no tienen nada qué ver con nosotros.
Yo les invito a hacer un análisis concreto y franco de su luz interior. Evaluar en qué medida están siendo prisioneros de la tecnología en lugar de ser sólo sus beneficiarios. Los seres humanos hemos logrado grandes cosas y desarrollado innovaciones que eran impensables hace apenas cien años. Pero la finalidad de quienes las diseñaron, no era perder nuestra espiritualidad. Analiza si eres víctima de los distractores espirituales.
AUTOR: Kikio, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
Para saber más:
La Segunda Matrix con la Tecnología
Cinco ideas para entretener a los niños en un restaurante sin usar la tecnología