Economía (2) Libres de la ostentación

José Contreras

Economía (2) Libres de la ostentación

Introducción a Economía: libres de la ostentación

Si no sabes ahorrar es muy posible que los comerciantes te ayuden a malgastar. Hay una frase que dice: “el dinero está hecho para que te lo quiten”. No ganamos nada con producir envidia.

El ostentoso le tiene miedo a la pobreza y se endeuda para parecer rico.

Los ricos, en cambio, no gastan más de lo que tienen. Los ricos que son ostentosos casi siempre son nuevos ricos y en la mayoría de los casos lo han logrado mediante la corrupción.

Es importante comprender que la ostentación está relacionada con enfermedades nerviosas ya que se vive siempre en el temor de perder el juego y que se haga evidente que es solo apariencia. Esto sin contar con que la familia del ostentoso tiene que sufrir privaciones que en otras circunstancias serían innecesarias.

Sin embargo, al igual que todos los vicios, podemos salir de esta situación aprendiendo a conocernos y a educarnos en la formación de nuestro carácter.

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El ostentoso le tiene miedo a la pobreza y se endeuda para parecer rico.

Economía: Libres de la ostentación

Ostentación: la personalidad del pavo real

El tema de la ostentación es muy complejo ya que abarca muchos aspectos de la personalidad. De hecho la misma palabra “personalidad” está relacionada con máscara. Es la manera en la que nos presentamos ante otros. Incluso queremos creer que somos aquello que representamos.

Uno de los símbolos de la ostentación es el pavo real. Nos agrada ver al pavo real, pero de lejos. Solo por un rato. Al final él no se molesta mucho por nosotros. Cuando vemos a un actor que es muy aplaudido, muchas veces quisiéramos recibir esos aplausos. Nosotros mismos hemos aplaudido, pero al poco rato estamos en otra actividad y se nos olvida por completo hasta el nombre de ese artista. El mismo artista se cansa de repetir el mismo papel y si nosotros tuviésemos que asistir varias veces a la misma obra, al final estaríamos aburridos.

Sin embargo, todos los días esperamos reconocimiento. Esto puede ayudarnos a ser mejores en algo. Puede ser una razón para trabajar más. Pero vivir para ser reconocido puede traer mucha frustración cuando faltan los aplausos.

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Vivir para ser reconocido puede traer mucha frustración cuando faltan los aplausos.

¿Cuánto nos cuesta ser ostentosos?

Pero vamos a centrarnos en nuestra economía. ¿Cuánto nos cuesta ser ostentosos? Hay una frase que dice: “El dinero está hecho para que nos lo quiten”. Los comerciantes están muy contentos con aplaudir nuestra vanidad. Eso le asegura sus ganancias. Nuestra vanidad les permite aumentarnos los precios. Al final no queremos usar lo mismo que todo el mundo. Lo nuestro tiene que ser mejor.

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Los comerciantes están muy contentos con aplaudir nuestra vanidad. Eso le asegura sus ganancias.

Por ostentación, compramos cosas que no nos hacen falta. No es que usemos un buen traje debido a que es necesario para ir al trabajo o para ir a una reunión especial. Es que tiene que ser un traje que nos haga más visibles e incluso que no esté dentro de las posibilidades económicas de nuestros compañeros.

Alrededor del problema de la ostentación está el que gastemos muy por encima de nuestras posibilidades económicas. Pero peor que eso es que dejemos de cumplir con nuestras responsabilidades para pagar esos gastos.

El que ostenta sabe que de alguna manera quiere ocultar algo. Quiere también humillar a quienes lo observan. Él tiene que imaginar el sufrimiento de quienes se sienten humillados y además siempre teme no estar a la altura de aquellos a quienes quiere igualar. Hay un vacío que no logra llenar.

El que ostenta quiere que lo envidien. Lo más grave es que lo consigue y esto le causa sufrimiento. Además puede ser fuente de burla de sus compañeros, a sus espaldas. Incluso, él sabe que no logra ser miembro del grupo al que quiere emular. Su capacidad económica no da para tanto.

Los famosos también pecan de ostentación

Este defecto no solo se presenta en quienes no tienen cualidades que mostrar. Incluso tenemos biografías de hombres notables que han querido ocultar frustraciones con lujos innecesarios. Tenemos el caso de quienes en siglos pasados sentían que debían pertenecer a la nobleza.

Hacían gastos inmensos para ser invitados a las fiestas de los príncipes y además hicieron esfuerzos  por casarse con princesas para tener derecho al título. Un ejemplo es el gran escritor Balzac. Quien logró esa meta justo antes de morir.

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Hicieron esfuerzos  por casarse con alguna princesa para tener derecho al título.

Wagner, necesitaba ostentar y de vivir en medio del lujo, pero lo pagaba muy caro ya que vivía endeudado y perseguido por sus acreedores, pero su misma producción le ayudaba a compensar. Aunque en ocasiones tuvo que huir para evitar ir a prisión.

Esto nos dice que el hecho de que alguien sea excelente en algunos aspectos, no implica que sea perfecto o que no tenga defectos.

Religión y ostentación

La ostentación está relacionada con aparentar una posición social que no se tiene. Este es un tema controvertible. Algunas religiones como la protestante sostienen que la riqueza es una forma de reconocer si alguien se va a salvar, otras como la católica sostienen que solo los pobres tienen asegurado el cielo. Esto hace que un protestante se sienta bien al avanzar económicamente y que un católico de origen humilde sienta hay algo de culpa por mejorar.

En un caso se ostenta la riqueza que no se tiene  y en el otro se ostenta la pobreza en la que no se vive. Ambas formas son engaños a uno mismo y a la sociedad.

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En un caso se ostenta la riqueza que no se tiene  y en el otro se ostenta la pobreza en la que no se vive.

Aquí se puede presentar que para el protestante sea importante ostentar una posición mejor que la que tiene y para el católico sea más útil ostentar una humildad que no corresponde a su situación económica real. Esto no quiere decir que haya correlación entre la religión y la ostentación, ya que un creyente (o un ateo) podria no ser ostentoso.

Esto no quiere decir que haya correlación entre la religión y la ostentación, ya que hay creyentes (o ateos) que no son ostentosos.

Independencia económica no es ostentación

Dependencia económica como humillación

Es cierto que el que depende de otro va a ser tratado como inferior. Hay novelas que presentan como es el trato a los huérfanos en los hospicios. Incluso, en esas novelas se explica que los que los regentan tratan de manera muy diferente a quien paga por los servicios que a quien no puede pagar. Estos últimos pasan a ser los sirvientes.

Debemos evitar presentarnos como los que necesitan protección. En este sentido, ocultar nuestra necesidad puede ser una forma de protección. Pero esto no es ostentación, es respeto a uno mismo.

 

Mejorar económicamente

El derecho a mejorar económicamente es a la vez un deber. Si mejoramos dejamos de ser un peso para nuestros familiares y para la sociedad. Deberíamos dejar este mundo con mayor riqueza en todos los sentidos. En lo moral, en lo artístico y también en lo económico. También debemos animar a los demás a mejorar. Pero no debemos ostentar ni la riqueza, ni la pobreza.

Quienes se comparan con los más ricos, no se dan cuenta que normalmente las familias pudientes no son ostentosas. Si bien es cierto que tienen bienes caros, los tienen sin poner en riesgo sus riquezas.

 

Ostentación para ascenso económico

Orison Swett Marden, en su obra economía y ahorro, compara la ostentación con una casa con una entrada lujosísima, pero que al pasar la entrada se evidencia que todo es de materiales muy baratos.

Entre estos errores de ostentación está el que los padres quieran que sus hijos frecuenten a miembros de clases altas. Esto hace que tengas que hacer gastos elevados para ir a los ambientes frecuentados por los miembros de estas clases. No solo para ir, sino para vestir con los adornos apropiados.

Esto hace que se conviertan en especialistas en las marcas de moda y que se tengan que hipotecar para estar “a la altura”. Es cierto que hay familias que lo logran y su hija se casa con algún alto potentado. Pero nadie puede imaginar el costo emocional que hay que pagar.

Para la mayoría de las familias ostentosas esto es en realidad un costo económico que los lleva a un nivel social inferior al que tenían.

Uno de los problemas de estas madres que insisten en que su hija se case con alguien rico, es que las enseñan a despreciar su vida familiar y es muy posible que una vez casadas sigan en la misma actitud de querer ostentar sobre otras familias adineradas y llevan su nueva familia a la ruina o al divorcio.

Esto es por no haber aprendido a relacionar sus posibilidades financieras con sus deseos de prestigio. Aunque tengan más, seguirán en la misma actitud ostentosa.

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La madre que insiste en que su hija se case con alguien rico la enseña a despreciar su vida familiar.

Ostentación a la inversa

También se da el caso contrario, el hombre que se casa con una mujer de nivel social muy inferior. Es conocido que Rousseau se casó con una sirvienta.  El realizó este matrimonio para ser fiel a su filosofía que decía que todos los seres humanos son iguales. Así que debía ser indiferente la mujer que eligiese para ser su esposa.Se puede leer más sobre este tema en Superando el Error de Rousseau.

Modestía sin ostentación

Debemos ser distintos sin remarcarlo en nuestros actos. En nuestra imagen debemos estar limpios y no vestir de manera estrafalaria. En vez de gastar el dinero en ostentación, ese dinero que nos da holgura se puede invertir en educación y en asistir a actividades culturales que van a desarrollar nuestra sensibilidad.

La idea no es ser mezquinos sino tener objetivos relacionados con nuestras necesidades básicas y con nuestro desarrollo del carácter. Es decir, hacer esfuerzo por descubrir quiénes somos y hacer inversión para desarrollar esas aptitudes que tenemos.

Evitar que nuestra actitud resulte ridícula y odiosa.

Es importante que quienes nos conozcan nos admiren más por quienes somos y no por la forma de vestirnos.

El sufrimiento del ostentoso

El ostentoso vive en el futuro. No en el presente. Muestra lo que desea y no tiene. En el presente nadie es desgraciado. Solo lo es quien teme al futuro o quien se recuerda de las desgracias del pasado.Si tratamos de comprender el sufrimiento del ostentoso, debemos decir que él o ella tratan de despertar la envidia de los demás y se regodean con ese sufrimiento del envidioso.

El problema está en que para disfrutar viendo la envidia de otro, tenemos que imaginar esa envidia. Tenemos que sentirla y hacerla nuestra.

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Tratan de despertar la envidia de los demás y se regodean con ese sufrimiento del envidioso.

El problema está en que para disfrutar de la envidia de otro, tenemos que imaginar esa envidia. Tenemos que sentirla y hacerla nuestra.

En otras palabras el ostentoso es un envidioso. Además de envidiar a aquellos a los que imita, siente el sufrimiento de quienes lo envidian por no poder competir con él. La consecuencia es que el ostentoso sufre de manera inconsciente el sufrimiento de la envidia, pero además él sabe que aquellos a quienes imita saben que él no tiene sus maneras de actuar y en la medida en que lo descubren se burlan.

Así que el ostentoso además de envidioso es alguien que sufre de inferioridad. Sabe que no está a la altura de aquellos a quienes quiere imitar. Es una lucha muy cruel de la que no sabe salir. A no ser que esté dispuesto a convertir ese vicio en algo positivo.

El vacio existencial

Esa necesidad de ostentar indica que siente un inmenso vacío porque nos sabe quien es. Quiere ser como alguien más por no saber quién es él (o ella). En este sentido, le sería útil unirse a un grupo de búsqueda espiritual.

En algunos momentos históricos la mayor parte de la sociedad se ha convertido en ostentosa. Se quiere vivir como los ricos y las marcas comerciales aprovechan para vender copias de lo que usan los famosos. Hoy en día vemos el fenómeno en el cual una reina, o una princesa, o un artista famoso usa una prenda y a los pocos días la prenda se vende en muchas ciudades del mundo.

La gente no se da cuenta que si habían suficientes copias para vender en tantas partes es porque antes de que la persona famosa usara esa prenda ya el mercado estaba listo para para la entrega al mayor.

Es decir el comercio sabe manejar nuestra necesidad de ostentación en el mercado mundial. Dicho en otras palabras los famosos cobran por usar la ropa de marca, que otros pagarán para imitarlos. Es el gran teatro del mundo.

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los famosos cobran por usar la ropa de marca, que otros pagarán para imitarlos. Es el gran teatro del mundo.

La gente no se da cuenta que si, en todo el mundo,  habían suficientes copias para vender es porque antes de que la persona famosa usara esa prenda ya el mercado estaba listo para para la entrega al mayor.

Liberación de la ostentación

¿Cuál es el problema de vivir de acuerdo a nuestras capacidades económicas? Uno de los problemas de la vida en sociedad es que tal como lo decía Aristóteles somos animales sociales, nos necesitamos unos a los otros; pero, por otra parte, también somos seres egoístas que no podemos convivir sin hacernos daño. De ahí el cuento de los puercos espines que debido al frío tienen que acercarse para darse calor, pero debido a las espinas tienen que alejarse para no herirse entre sí.

Nos necesitamos unos a los otros; pero también somos seres egoístas que no podemos convivir sin hacernos daño.

De ahí el cuento de los puercos espines que debido al frío tienen que acercarse para darse calor, pero debido a las espinas tienen que alejarse para no herirse entre sí.

En la vida social necesitamos de los demás para asegurar nuestra economía. Además necesitamos el respeto de los demás. Confundimos este respeto con el aparentar que somos muy superiores a lo que creemos ser y en el fondo nos creemos inferiores. Consideramos que son los demás los que deciden nuestro valor.

Si seguimos a Schopenhauer, deberíamos preguntarnos ¿cómo negar la voluntad de ostentación? Mientras más busquemos la felicidad en la ostentación, más apegados estaremos a ella. Así que tenemos que imaginar cual es esa felicidad que ofrece la ostentación. Una es que nos ofrece un reconocimiento vacío. Un reconocimiento por méritos que no tenemos. Méritos que tendremos en un futuro imaginario (recordemos que todo futuro es imaginario).

Pero además un futuro que no podemos enraizar en el presente. Sentimos que nos faltan elementos para sembrarlos con esfuerzo ahora, pero queremos los resultados placenteros de inmediato.

En la medida que entendemos que los demás tienen problemas similares a los nuestros, podemos ser modestos. Podremos mantener la distancia sin humillar a los demás. Aún más podremos colaborar sin hacernos daño.

Primer paso

Reconocer que somos ostentosos

Lo que deseamos de los demás o lo que rechazamos de ellos tiene que ver más con nosotros, que con ellos. Así que si derrochamos para aparentar es porque hay algo en nosotros que es ostentoso. Hay un vacío en nosotros que no logramos descifrar. Si al observarnos descubrimos que tendemos a la obstentación, debemos comenzar a trabajar para desarrollar nuestro caracter a partir de este defecto. Lo primero será aceptar que somos ostentosos.

Digamos que queremos ostentar porque en el pasado sufrimos de penurias y no queremos ser vistos en nuestra fragilidad. Digamos también que lo hacemos porque queremos un futuro de seguridad y de riqueza.

Si seguimos a Schopenhauer debemos decir que ese pasado es solo un recuerdo y que el futuro es una fantasía o un deseo extrapolado. Lo único real es el deseo en el presente. Ese deseo nunca será satisfecho, siempre se mantendrá. O dicho en otras palabras, somos ostentosos no porque haya un pasado y un futuro, sino porque en nuestro ser somos ostentosos.  Solo podemos dejar de serlo si aceptamos que lo somos.

Segundo  paso.

Reconocer a nuestros compañeros ostentosos y disolver ese grupo.

Una vez que aceptamos que somos ostentosos veamos alrededor nuestro. Los compañeros más cercanos que nos apoyan (dos o tres), también son ostentosos. Nos usan para lucirse de la misma manera que nosotros los usamos a ellos. Aunque cada uno tiene diferentes intereses.

Lo peor, aunque cada uno se cree superior en algo, cada uno se siente incapaz y limitado. Si son nuestros compañeros es porque sienten que nos necesitan para su ostentación.

Tercer paso.

Reconocer los valores de los demás.

El problema es que seguimos siendo quiénes somos y ya lo hemos dicho: somos ostentosos. Cuando nos relacionamos con otros queremos que nos reconozcan y valoren como seres muy especiales. Somos pavos reales.

El ostentoso no se sabe relacionar con los demás. En vez de ser el quien admira, considera que los demás lo aceptan porque lo admiran. Incluso cuando se relaciona con quien evidentemente sabe más que él, no ve en el otro a un experto sino a un admirador. Dicho en otras palabras, aunque ha roto con su grupo de ostentosos, está buscando formar otro grupo de ostentación.

 

Otra forma de convertir esa energía en una fuerza positiva es que estudie que cualidades tienen esas personas a las que quiere imitar y se dedique a aprender. El ostentoso puede aprender a ser un buen comerciante, o a ser un artista excelente. Es decir, puede dedicar su vida a ser excelente en algo que sea útil para los demás. De esta manara no tendrá que imitar.

Debe dedicar su vida a ser excelente en algo que sea útil para los demás. De esta manara no tendrá que imitar

 

  Cuarto paso.

Este cuarto paso es “aquietarnos”. 

Dejar de desear la admiración de los demás. Saber que siempre habrá gente a la que le vamos a caer mal. Vamos a trabajar para aprender más y para ser útiles a alguien. Si aprendemos y somos útiles debemos estar satisfechos.

Una persona ostentosa puede compensar su deseo con mucho trabajo. En este caso, el defecto se convierte en una cualidad. La ostentación no le va a traer miseria, ya que tendrá con qué pagarla.

Una forma de cumplir con esta pauta está dada en el poema desiderata, del cual presentamos el siguiente trozo:

POEMA DESIDERATA

Por: Max Ehrmann

Camina plácido entre el ruido y la prisa,

y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio.

En cuanto sea posible y sin rendirte,

mantén buenas relaciones con todas las personas.

Enuncia tu verdad de una manera serena y clara,

y escucha a los demás,

incluso al torpe e ignorante,

también ellos tienen su propia historia.

Esquiva a las personas ruidosas y agresivas,

Pues son un fastidio para el espíritu.

Si te comparas con los demás,

te volverás vano y amargado

pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.

Sugerimos leer este poema con frecuencia.

Quinto paso

No apegarnos

Para finalizar esta parte, vamos a citar un texto de Schopenhauer, citado por Luciana Samamé  Los ideales de vida en la filosofía práctica de Schopenhauer:

Pues el medio más seguro para no ser muy infeliz es no pretender ser muy feliz (…) Según ello, conviene reducir las propias pretensiones de placer, posesiones, rango, honor, etc., a una total moderación; porque precisamente el afán y la lucha por la felicidad, el lujo y el placer es lo que provoca las grandes desgracias”.

Como ya hemos dicho en este  paso, la idea es no apegarnos a nuestro deseo de ser reconocidos. Tenemos que lograr que eso no nos importe. Entonces, no tendrá sentido ser ostentosos.

Reflexionamos sobre el ahorro económico que implica dejar de creer que tenemos derecho a la gloria y a los aplausos. Disfrutemos de una vida próspera a nuestro nivel y así sufriremos menos y tendremos paz, felicidad y dicha pero con serenidad.

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En síntesis

La ostentación es vanidad. Es un vacío que queremos llenar. Tenemos que descubrir que estamos perdiendo nuestro dinero y dañando la vida de los que tenemos que proteger.

Es importante descubrir si somos ostentosos. El mayor error es negar que lo somos y darnos escusas.

La solución es aceptar que si tenemos ese defecto y que queremos liberarnos de esa pérdida de energía. Entonces podremos dar los pasos para desarrollar nuestro carácter.

Recuerda que:

Si te comparas con los demás, te volverás vano y amargado pues siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.

 

Bibliografía

Max Ehrmann  POEMA: DESIDERATA

Luciana Samamé Los ideales de vida en la filosofía práctica de Schopenhauer

Orison Swett Marden  Economía y ahorro

Carlos Cardoso Aveline Superando el Error de Rousseau

 

 

 

José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org

 

 

 

Sugerencias de lectura

¿Qué es la meditación?

Arnold Schweinzer Premio nobel (1) Reverencia a la vida

Filosofia de La Libertad (4): IX LA IDEA DE LA LIBERTAD

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