El Nombre, la Identidad por Elvira López Del Prado

Rosa (Editora)

Sin identidad

EL NOMBRE, LA IDENTIDAD

Ayer durante una conversación con unos amigos surgió el tema de los nombres, y de la costumbre que tienen algunas personas de acortarlos (me incluyo, lo hago instintivamente).

Este tema me ha hecho reflexionar, recuerdo que no hace mucho yo pertenecía al grupo de personas a las que les molesta que le acorten los nombres, o se los cambien, o los mal pronuncien. Me molestaba y mucho.

Nunca me ha gustado que me acorten el nombre, de hecho a mis hijas les puse nombres que fueran difíciles de acortar: Maia y Claudia. Aún así a Claudia la llamaban Clau en Barcelona (Llave, en catalán), y ahora en Estados Unidos la llaman Cloud (Nube, en inglés)…bonitas referencias por cierto.

Cuando me vine a vivir a Estados Unidos, hace ahora ya casi 3 años, la primera cosa que experimenté fué un cambio de nombre, fué una chica en un Starbucks en Phoenix….escribió Elvirta en la taza de café.

Ese fué solo el comienzo de una secuencia de nombres singulares en los que me oí nombrar. Desde que estoy en Estados Unidos soy Alvaira, Elvirta, Elvita, Elveera, Vita…etc..Al principio me molestaba, después observé las situaciones y empecé a encontrarlas divertidas…dejé de aferrarme a un nombre y comencé a mezclarme con las personas que me nombraban, esa decisión dió lugar a una danza eterna de mi SER con el SER que me nombra.

Después llegó Facebook y con él todo un mundo de amigos nuevos de todas partes del planeta…así ahora también soy Elvi, Viri, Elvirilla, Elvira también claro, y algunos me nombran con el largo apellido paterno: Lopez del Prado.

Hay ocasiones en las que necesitamos fortalecer nuestro nombre propio, precisamente para reafirmar nuestra identidad, y como seres humanos, necesitamos identidad. Pero no nos paremos ahí, sigamos el camino soltando nuestras firmes creencias.

Cada vez que decido no ofenderme por que me nombren de forma distinta a como yo me nombro a mí misma, me vuelvo más flexible, abro un poco más mis ojos hacia el SER y me identifico un poco con mi personalidad.

En realidad el hecho de aferrarse a un nombre es miedo a perder la identidad…viene de vivir desde la PERSONALIDAD y no desde el SER.

He averiguado algo hermoso acerca de ésto…la manera que tiene cada uno de nombrarme es un regalo de ellos hacia mí, porque lo hacen desde sus propios universos, es como te ven a través de su mirada, es poesía.

Una flor tiene un nombre propio en latín..pero según el país o la tradición es nombrada con miles de nombres…pero sigue siendo la misma flor…»cambiame el nombre mil veces mil, yo seguiré siendo tú».

¿Por cuantos nombres conocemos a Dios?, cada uno le nombra según su corazón, su vibración, su mirada…su Amor.

Elvira López del Prado

Elvira Lopez del Prado

www.lopezdelprado.com

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