El éxito como verdadera transcendencia de tu espíritu. Aprende a identificar falsos profetas de la felicidad.
Hoy me gustaría hablar sobre el mal llamado “éxito” en la sociedad. Hay quien dice que al nacer, las personas somos una “tábula rasa”. Esto quiere decir que somos como una hoja en blanco en la que se irán grabando las experiencias que el mundo nos ponga por delante. Hay quien opina que los factores genéticos de la herencia tienen un peso mucho más determinante en la vida de un ser humano. Sin importar cuál de las posturas sea correcta (personalmente creo que es una particular combinación de ambas).
Lo cierto es que cada uno de nosotros es, en el más amplio de los sentidos, único.
No puedo evitar pensar en esto cada que salgo a la calle y tengo que enfrentar montones de publicidad recalcitrante sobre el éxito. Toda ella al parecer cortada con el mismo molde. Es como si el camino hacia la felicidad fuera uno sólo para todos y estuviera claro como el agua.
Para ser exitoso –según los falsos profetas del éxito-. Uno debe conseguir un buen trabajo en un gran corporativo. No importa realmente a qué se dedique uno allí dentro. El objetivo es ganar lo bastante como para tener una casa grande y un auto lujoso. Por supuesto, hay que pasar a la cadena de café de moda antes de llegar al trabajo, por un expreso doble latte orgánico que cuesta lo que veinte. Pasar el día sonriendo entre compañeros igualmente felices, exitosos y enfundados en trajes elegantes. Mirar la hora en un reloj de mil pesetas y notar que se nos hace tarde para el gimnasio. Porque claro, hay que ser fitness.
Después de una exitosa hora de rutina perfecta, y varias repeticiones de espejo y egolatría, uno se va a casa. No sin antes hacer una escala en el súper mercado donde compran las personas de éxito. En donde elegiremos una de las treinta opciones de leche. La que mejor se adapte a nuestro estilo de vida exitoso. Con extra calcio, fibra y sin lactosa. Pagaremos un montón de dinero por ella en las cajas y remataremos con la buena acción del día: redondear centavos para los niños con cáncer.
Ya en casa, una mujer estéticamente viable, de proporciones neumáticas y caucásicas, nos espera con un conjunto de lencería fina y unas gotas del perfume más dulce. Nos mira llegar y sus ojos brillan de lujuria.
El día, para ser de éxito, DEBE finalizar con una escena de sexo perfecto y artificial. En nuestro ultra moderno colchón de resortes hidráulicos. ¡Parece una mala broma!
Este cuento de hadas, sin embargo, tiene dos pequeños defectos. Alcanzar el nivel adquisitivo del “éxito” es virtualmente imposible para más del 1% de las personas en todo el mundo. Son matemáticas básicas. Ahora, imaginemos que somos de los “afortunados” que se pueden permitir este estilo de vida. El otro defecto radica en que la felicidad como consecuencia del éxito económico y estético es una de las mayores mentiras que la humanidad se ha contado a sí misma.
El modelo estándar del éxito que vemos en la publicidad no está diseñado para ayudar a nadie a alcanzar la felicidad. Está diseñado para mantener una enorme necesidad constante para que la gente siga gastando dinero en cosas absurdamente inútiles. Como un río del que mientras más se bebe, más sed provoca.
Necesitamos urgentemente detenernos un segundo a reflexionar. Reflexionar profunda y consciente mente sobre nuestras almas.
No sobre nuestra cuenta bancaria ni sobre nuestra apariencia. Estamos poniendo tanto interés en cómo no nos vemos y en lo que no tenemos, que nuestro entero y perfecto ser interior pareciera no importar más.
Ese ser interior, esa aura personalísima que nos define, es lo que realmente somos. Lo que este ser lleno de luz anhele es nuestro verdadero camino a la felicidad y a la realización espiritual. Este ser es espiritualmente de igual valía que el de una supermodelo, un misionario en áfrica o un vagabundo. Sin embargo, sus necesidades son únicas y tu misión en la vida es descubrirlas. ¿Cómo vamos a escuchar la hermosa –pero sutil- guía de nuestro interior, si estamos tan concentrados en los estruendosos y arbitrarios designios de los dueños de la economía?
AUTOR: Kikio, redactora de la gran familia hermandadblanca.org
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La persona que "toca la guitarra", o el que mira la TV y quiere y sueña con lo que"ve" en ella, son los que viven "del afuera", para demostrar que son diferentes, o son rebeldes al sistema de vida, o resistentes a toda Autoridad o utópicos idealistas en el diario vivir, etc.
Muchos, en un momento de nuestras vidas, comenzamos a "hacernos preguntas", a cerca de lo que estamos haciendo a diario….y sólo algunos, buscan …y por fin!, se miran a sí mismos. Siempre se encuentra a "alguien" (las criaturas celestiales son maravillosas!), que nos dan un "panorama" de posibilidades y propuestas y las seguimos, las intentamos, las rechazamos, las aplicamos como podemos. Todo toma su tiempo. Cuando nuestro "guía" se siente escuchado, nos ha tocado "la Campañilla" del corazón, y descubrimos nuestra conciencia…, comienza nuestro Camino "interno" y nos volvemos más críticos, a cerca de…, nosotros mismos. Podemos "salir" airosos o no… de ese proceso, pero si la "valentía",encuentra "el guía", del nuevo Camino, irá eligiendo nuevos espacios de Gloria y reencuentro, que le explicarán (por SU búsqueda inquebrantable) la realidad de lo que está viviendo y se descubrirá.
asi sera para el bien mayor de todos en ti confio gracias gracias gracias yo soy luz clarificadora de dios