Filosofía de la libertad (8): Las consecuencias del Monismo
Filosofía de la libertad (8): Las consecuencias del Monismo
Introducción a las consecuencias del Monismo
En este capítulo Rudolf Steiner resume lo que implica tomar una posición monista, que es la suya.
Subraya que el monismo se fundamenta en las percepciones y en el pensamiento como una unidad. Parte de las percepciones y con el pensamiento busca y consigue la otra parte de esa misma realidad que no descubre solo con las percepciones.
Lo más importante, es que en la medida en que se aprende a pensar, el ser humano es más libre y más responsable de sus actos.
El capitulo original se consigue en español en: Filosofía de la libertad (8): Las consecuencias del Monismo
Las consecuencias del Monismo
La experiencia humana
Steiner señala que el principal sustento del monismo es que la experiencia humana es el fundamento de todo conocimiento y que, por lo tanto no es necesario hacer saltos fuera de esta experiencia.
No es necesario crear un mundo abstracto fuera del mundo de la experiencia. El pensamiento elabora toda su estructura a partir de los datos de la experiencia y esa es la única vía para llegar al mundo espiritual.
Esto implica decir que el individuo no está separado del mundo, sino que todo es una unidad. Es esta unidad la que permite el conocimiento. La percepción del mundo no es independiente del pensamiento.
Lo que destruye esa ilusión de estar separados es el pensamiento.
El pensamiento no es subjetivo
Es importante comprender que el pensamiento no es subjetivo, es decir, no depende del sujeto sino de la realidad. Los pensamientos también son experiencias que no solo contienen percepciones, sino que nos vinculan a un mundo más amplio. Un mundo que no es el de las percepciones, aunque esté relacionado con ellas. Esto significa que la realidad es concepto y percepción.
Por esta razón el monista no busca un mundo diferente al de las percepciones. Él sabe que el pensamiento, a partir de las percepciones, ve con la mente lo que complementa a las percepciones.
No considera que otro ser humano elabore un concepto diferente, debido a que el pensamiento no es individual, sino que el otro llega al mismo concepto. De la misma manera en que acepta que el otro tiene la misma percepción, entiende que también si parten de las mismas percepciones llegan al mismo concepto.
Quienes creen que el mundo de las percepciones es diferente al mundo del pensamiento, no entienden que el mundo percibido contiene la razón de su existencia. Solo que esa causa no la consiguen con los sentidos, sino con el pensar.
Los conceptos surgen de las percepciones
Todos los contenidos del pensar tienen su vínculo con las percepciones. De hecho es posible llegar a los conceptos de los dualistas, a partir del pensamiento monista. Esto significa que aun cuando crean que están elaborando conceptos solo con su pensamiento, hay algo de las percepciones en ellos.
Por esta razón el monismo no niega lo ideal, es más considera que si un pensamiento fundamentado en la percepción no logra llegar a lo ideal, es porque es un pensamiento incompleto.
Por la misma razón, el monismo considera incompleta a una ciencia que pretenda quedarse solo al nivel de las percepciones.
El idealismo sin las percepciones es ilusión
Una teoría idealista que pretenda no tener fundamento en las percepciones es incompleta. Esta última, lo que ha hecho es tomar elementos de las percepciones pero, como un prestidigitador, trata de ocultarlo. Con lo cual transmite conceptos falsos, al igual que tiene que hacer el mago para hacer su show. Si explica el truco desaparece el espectáculo.
La fe en los conceptos de los otros
Cuando una persona pretende no basar sus conceptos en la realidad de sus percepciones, normalmente lo que hace es fundamentarse en los conceptos de otros. Esos otros pueden ser filósofos o religiosos, pero siempre son seres humanos que han tomado sus ideas de la experiencia, aunque afirmen que les viene de otro mundo.
El que se deja guiar por otro, sin pensar en los vínculos con las percepciones y, por lo tanto, con la experiencia está actuando como el aventurero,
a un aventurero le dicen que hay una fuente de la vida eterna en una selva jamás visitada y se va a buscarla. Si el destino lo apoya, va a conseguir algo que le será útil (Un algo muy diferente a lo que le ofrecieron), pero eso que consiga será producto de su observación y de su experiencia. Si el destino no lo apoya es muy posible que consiga la muerte. El aventurero es como un jugador que apuesta y puede ganar mucho o perderlo todo.
La ética del monista
Por esta razón, la ética del monista no se basa en lo que le han dicho que es Dios. No trata de cumplir con lo que se supone que son los fines de ese ser trascendental. Él busca los principios éticos en su propia libertad. Entiende que ese Dios que le enseñan, ya se llame Estado o tenga un nombre aún más abstracto, responde a conceptos creados por seres que de alguna manera se han atrevido a pensar e imaginar. Pero el monista sabe que él también tiene la capacidad de pensar y no necesita llegar a conceptos ideales por medio de la fe, cuando lo puede lograr por su propio pensamiento. Por la ciencia.
Por supuesto, este es un camino más exigente que el de ser seguidor de otro. De aquí la frase del poeta Antonio Machado que dice:
“caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
La idea es que el que anda por un camino trillado, no hace camino. Ese no es un caminante. Es un sustentador de los caminos hechos por otros.
¿Necesitamos muletas?
Es posible que por un tiempo necesitemos las muletas de otros para aprender a andar, pero debe llegar un momento en que sigamos sin el andamiaje. Es posible que quienes nos guiaban se molesten, porque hemos dejado de ser sus seguidores. Sin embargo, nunca llegaremos a ser creativos, si continuamos por la senda que nos dicen los demás.
En realidad, siempre tenemos que hacer esta elección:
- Pensar por nosotros mismos y actuar en función de nuestra conclusión
- o tomar los pensamientos de otros y actuar en función de ellos.
En ambos casos podemos cometer errores, pero en el primer caso sabremos que no hemos pensado de manera correcta y podremos corregir nuestro pensamiento, en el segundo, podremos considerar que el otro actuó de mala fe, para hacernos cometer el error o que no tenía conocimiento sobre el tema. Si, en este segundo caso, seguimos confiando en el otro seguiremos a la deriva.
El cuento del Antropólogo
Hay un cuento de un antropólogo que va a una tribu indígena para conocer su estructura social. Habla con el cacique y le pregunta sobre cómo están organizadas las familias. El cacique se va a su choza y después de media hora sale y le da una explicación muy completa. El antropólogo escribe y hace otras preguntas y se repite el procedimiento.
Al final, el Antropólogo le pregunta,
¿Por qué cada vez que te pregunto algo, te vas a tu choza antes de contestarme?
Y el Cacique le contesta,
lo que pasa es que yo tengo un libro que explica cómo es nuestra estructura social. Así que cuando me preguntas algo, voy a ver qué es lo que dice el libro y vengo y te contesto.
Este es el problema de quien no quiere pensar por sí mismo. Otros le van a dar las respuestas, pero él nunca va a saber cuáles son las fuentes de esa información.
Nosotros no nos damos cuenta que esta situación es más común de lo que se piensa. El sacerdote que es consultado sobre un tema religioso del que tiene poco conocimiento, va a buscar la información en un libro o en otro sacerdote a quien considera experto y regresará con la información.
Pero el consultante nunca sabrá cuál fue la fuente, no si esa fuente era la de un experto. Incluso si es de un experto, deberíamos exigir las fuentes para hacer la revisión por nosotros mismos.
Esta es una de las características del método científico. Cuando un investigador llega a una conclusión y la comunica, debe decir cómo llegó a esa conclusión para que otra persona pueda replicar el proceso y confirmar o negar los resultados. Nosotros también debemos buscar cómo se llegó a la conclusión que nos están dando y no conformarnos con que lo dijo una autoridad.
Conclusión a las consecuencias del Monismo
En nuestra vida debemos buscar la libertad, que no es otra cosa que aprender a ser responsables de nuestras decisiones. Aprender a pensar por nosotros mismos, incluso cuando aceptamos sugerencias do otros.
Bibliografía
Rudolf Steiner Las consecuencias del Monismo. en Filosofía de la libertad
José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org
Sugerencias de enlaces
Filosofía de la Libertad. Rudolf Steiner (1)
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