Motivación (17) la repetición y el aprendizaje
Motivación (17) La repetición y el aprendizaje
Introducción: la repetición y el aprendizaje
Puede parecer algo sin importancia, pero uno de los mayores secretos del éxito es repetir la operación. Todo lo que repetimos cobra fuerza. Lo que dejamos de hacer se debilita. Una gota de agua que cae sobre una piedra la perfora si ese trabajo se repite de manera constante.
Aquí vamos a estudiar la importancia de la repetición para lograr nuestras metas más queridas. También vamos a insistir en que muchos esfuerzos se pierden por que no sabemos que es lo que debemos repetir.
La repetición y el aprendizeje
Una de las preguntas que surgen a menudo es que es lo que hay que hacer para mantener el interés en algo. Una respuesta es: crear una costumbre. Sin embargo, podemos decir que la mayoría de las costumbres nos han sido impuestas. Primero en nuestra infancia y luego en los diversos entornos en los que hemos vivido.
Cuando hemos querido aprender algo nuevo nos conseguimos que no avanzamos con la rapidez que quisiéramos y eso nos desalienta. ¿Qué hacer? La respuesta es: Mantente en el camino. Esto significa que hay que seguir haciéndolo.
La repetición forma la experiencia
En algún sentido podemos decir que aprender es crear nuevas costumbres. No se puede tener experiencia sin la repetición de los actos relacionados con el nuevo aprendizaje. Esto produce sufrimiento. Nos damos cuenta que no aprendemos con la rapidez que aprenden otros.
No nos convertimos en maestros de un arte de la noche a la mañana. Esta es una de las razones por las que dejamos los aprendizajes a medias y buscamos alguna diversión.
En una ocasión un estudiante de química se quejaba con su mamá de que el profesor lo hacía repetir unas prácticas hasta lo absurdo. La mamá conocía a ese profesor y un día le dijo en tono de broma, “deja a ese muchacho tranquilo, ya está aburrido de repetir los ejercicios.” Y el profesor le contestó. “Él no podrá ser un buen químico, mientras no haga esas prácticas de manera automática. Dejalo que se queje. Yo lo voy a convertir en un profesional».
Aprender es crear una nueva costumbre.
Muchas veces queremos aprender en muy poco tiempo. Vemos que hay personas que aprenden muy rápido y creemos que lo podremos lograr sin esfuerzo. Lo que no vemos es que es muy posible que esas personas ya tenían alguna experiencia, que no la van a comentar. Es el caso de personas que sacan altas calificaciones en ciertas materias, pero no porque lo estén aprendiendo, sino porque ya lo habían aprendido.
Es evidente que si nos hacen una prueba de tareas que ya dominamos las vamos a realizar con ventaja. El punto es que lo que estamos aprendiendo lo vamos a realizar sin la experiencia necesaria y nos vamos a sentir torpes. Pero así es el aprendizaje.
Muchas veces nos ocurre que un profesor explica algo que nos parece interesante y lo vemos muy claro. Por esta razón no repasamos ya que pensamos que si lo entendimos, ya lo sabemos. Pero cuando llega la prueba y tenemos que responder nos damos cuenta que no hemos adquirido los conceptos. Hemos confundido entender con aprender. La diferencia está en que lo que no repetimos lo olvidamos.
Cuando queremos Ganar una competencia, sabemos que competimos con personas que practican a menudo. Si queremos tener una buena posición no vamos a ir sin prepararnos. El riesgo de quedarnos en el camino es muy alto. Esta preparación no puede comenzar en día anterior. Debe ser una práctica de meses. Repetir y repetir.
Así que si queremos aprender algo debemos elaborar una guía de control para saber si lo estamos haciendo con la frecuencia necesaria. Nadie se hace experto sin repetir constantemente los ejercicios que van a asegurar que hemos convertido la práctica en costumbre.
La repetición por sí sola no basta.
El control que llevamos no se puede centrar solo en cuantas veces lo hacemos, sino que hay que incluir la demostración del aprendizaje. Por ejemplo, si queremos aprender un idioma y todos los días hacemos prácticas al azar. Un día estudiamos un tema y otro día otro tema, pero no revisamos lo que hemos practicado antes, no estamos repitiendo realmente.
Repetir implica hacer lo mismo hasta que se hace una segunda naturaleza en nosotros. Es cierto que no nos podemos quedar en el mismo tema de manera indefinida. Lo que podemos hacer es revisar cada cierto tiempo lo que ya hemos estudiado o practicado. Los primeros días la repetición debe ser más frecuente, luego semanal, luego mensual. Si vemos que no lo hemos asimilado lo suficiente, entonces aumentamos la frecuencia. Incluso, volvemos a hacerlas a diario.
Repetir e imaginar
Este repetir se puede intensificar relacionándolo con imágenes agradables. Pensemos en las cosas que podremos hacer cuando hayamos logrado esa nueva costumbre. Cuando tengamos facilidad para hablar otro idioma, cuando seamos buenos dibujantes, cuando seamos escritores reconocidos por nuestros lectores.
Repetir y pensar
Repetir no solo se limita a la acción física y a la imaginación. También se relaciona con el pensar. Conviene elaborar una frase que vamos a usar como una oración. Por ejemplo: “Escribo en inglés con fluidez.” “Mis dibujos son publicados en revistas”. “Soy escritor de cuentos”. O alguna otra frase que podamos repetir en silencio, cuando estamos caminando, o vamos en el transporte al trabajo.”
Dejar de repetir para cambiar un hábito indeseable
Así como para crear un hábito hay que repetir la actividad, e igual manera para dejar un hábito hay que dejar de repetirlo. Aún más, hay que crear un hábito que compita con el que queremos dejar.
Uno de los aspectos que no siempre observamos es que todo hábito es una acción relacionada con ciertas emociones y ciertas imágenes. Así que tenemos que cambiar las imágenes agradables relacionadas con el hábito que queremos dejar.
Si observamos lo que hace la publicidad veremos que relacionan imágenes atractivas con fumar o con tomar licor o con cualquier cosa que nos quieran vender. Así que tenemos que darles un nuevo sentido a esas imágenes que están asociadas a las costumbres que queremos dejar.
Podemos imaginar que tenemos amistades que no fuman y que aprecian a quienes no fuman. De igual manera podemos agregar frases como “me siento con mucha serenidad porque no fumo”.
No comenzar lo que no queremos
Este punto tiene mucha relación con todo lo que hacemos diariamente. Hay ciertas cosas que las hacemos sin ninguna razón. Simplemente porque nuestra pareja actual lo hace. Pero si es algo que no queremos en nuestra vida. Lo mejor es no comenzar.
Toda costumbre comenzó con una primera vez. Así que debemos estar muy atentos a nuestra vida. Si queremos hacerle una broma pesada a alguien debemos imaginar que nos vamos a acostumbrar a esa conducta. Es mejor no comenzar.
¿Qué cosas repetimos?
Como ejercicio podemos dedicarnos durante una semana a revisar cuáles son nuestras costumbres. ¿Qué cosas hacemos cada día? ¿Qué cosas hacemos semanalmente? ¿Qué utilidad tienen? ¿Nos ayudan a nuestro desarrollo del carácter? Si las queremos, sigamos con ellas y vamos a afinarlas. Si no las queremos, comencemos a hacer ejercicios para eliminarlas.
¿Qué nos propusimos aprender durante este año? ¿Lo estamos logrando? Si tenemos un plan para repetir los ejercicios que nos van a permitir convertirlo en aprendizaje, observemos si lo estamos cumpliendo.
Recordemos siempre que la repetición forma el carácter. Hay cosas que nos agradan y que sabemos que nos hacen bien, pero las hacemos a veces. Debemos ser consecuentes que lo que queremos ser. Si continuamente cambiamos el camino, no llegaremos muy lejos. Si mantenemos el camino vamos a llegar muy lejos. Un día miraremos atrás y veremos todo lo que hemos recorrido.
Muchas veces reconocemos los logros de un gran artista y decimos que es un genio. Sin embargo, cualquier gran artista reconocido ha pasado muchos días y años haciendo lo mismo. Perfeccionándose.
En resumen
Debemos estar muy conscientes de los actos que repetimos. Si queremos ser mejores en algo, tenemos que hacer un plan de ejercicios para hacernos proficientes en esa actividad.
También debemos evitar repetir lo que no queremos fomentar.
Aunque comenzamos con el símbolo del infinito que se presenta como un 8 acostado. En realidad la repetición es diferente en cada vuelta hasta que llega un momento en que hay un verdadero salto.
Es el momento en que descubrimos que hablamos el idioma que estamos aprendiendo.
Es el momento en que hacemos la tarea sin esfuerzo.
Es el momento en que recordamos que eso que estamos haciendo con tanta habilidad fue en un tiempo una meta que parecía inalcanzable.
Por eso se puede afirmar si quieres aprender algo: ¡repítelo!
José Contreras redactor y traductor en la gran familia de la hermandadblanca.org
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