Vivir sin motivación. Analizando un requerimiento humano fundamental.
Incluso si somos personas con muchos recursos económicos, podemos perder el sentido de motivación, si no nos construimos una conceptualización adecuada de lo que significan los procesos de obtención de satisfactores y de los satisfactores por sí mismos.
Vivir sin motivación. Analizando un requerimiento humano fundamental.
Queridos amigos, hoy quiero compartir con ustedes un tema que me inquieta mucho. Con basta frecuencia, en mi desempeño como astróloga, atiendo en mi consulta a personas que aparentemente lo tienen todo en el plano material, pero que han perdido la motivación para vivir. Y quisiera profundizar en el tema, más allá de las cuestiones zodiacales.
Cada día con mayor frecuencia, se percibe en el ánimo generalizado, esa carencia de motivación. Para mucho, la vida se ha vuelto una constante sucesión de eventos exitosos y magníficos de inicio, pero que muy poco tiempo después, pierden toda relevancia. Dejando tras de sí un sentimiento de vacío o de insatisfacción, que hace que se vaya perdiendo el gusto por vivir. Convirtiendo a las sociedades actuales, en cúmulos de seres, tristes e insatisfechos, que sólo “existen”, pero que ya no brillan a nivel espiritual y divino.
Sin embargo, esa imagen puede engañar a quienes nos rodean. Aunque, en el fondo, podemos estar rodeados de lujos y objetos costosos y sentirnos deprimidos y carentes de motivación.
Necesitamos redefinir internamente nuestros conceptos de éxito. Entender la diferencia entre los procesos para obtener satisfactores y los satisfactores mismos. Es cada vez mayor la cantidad de personas que trabajan todo un mes para poder adquirir un artículo costoso, como un móvil nuevo, unos zapatos de diseñador o una membresía a un club social. Sin embargo, una vez adquirido aquello de tanto deseábamos, suele presentarse ese terrible sentimiento de necesidad insatisfecha. Volvemos a vivir sin motivación, cuando ya no nos interesa esa cosa nueva que ahora tenemos. Siempre queremos más.
El origen de esta frustración, va de la mano con la falta de análisis personal, sobre aquellas cosas que realmente alimentan nuestra alma y que son permanentes y disfrutables. Si nos enfocamos en reconocer nuestras necesidades emocionales, con seguridad encontraremos esos satisfactores en el proceso de lograr y no necesariamente en los logros.
Es momento de permitirnos un análisis profundo de lo que entendemos como satisfactores. Por lo general, le otorgamos al dinero o a las posesiones, una sobrevaloración, que afecta nuestra visión del mundo. Aprender a reconocer las diferencias, es el objetivo
La buena noticia es que, vivir sin motivación, es algo que puede arreglarse de forma simple, si te comprometes a realizar ejercicios mentales y emocionales de honestidad y de reconocimiento de la realidad. Según los expertos en psicología moderna, los satisfactores que otorgan motivación por vivir, se encuentran en los procesos para conseguir algo, y no en aquello que se consigue. Esto aunado a la imperante necesidad de ser honestos y concretos con nuestros deseos. Por ejemplo, si deseamos adquirir un vehículo, tenemos que definir, por qué lo deseamos. Si la “motivación” se dirige a conseguir estatus y a que todos “nos admiren”, con seguridad dejaremos de sentirnos felices con nuestro auto nuevo, poco tiempo después de comprarlo. Aunque muchas personas necesitan del reconocimiento exterior, esa estructura de pensamiento es tan frágil e irreal, que sólo nos provee de satisfactores fugaces. Por el contrario, si deseamos comprar ese automóvil rojo que tanto nos gusta y que además facilitará nuestra vida en muchos aspectos, sin preocuparnos de la opinión de terceros, es seguro que disfrutaremos el proceso de tenerlo. Y ese satisfactor será permanente.
Vivir sin motivación es un mal de la era moderna. Siempre queremos más y más, justo porque no enfocamos nuestra energía en el aspecto adecuado de los logros ni de sus procesos.
Cuando hablamos de los procesos, nos referimos en concreto a que tenemos que reorganizar nuestras estructuras de pensamiento, con la finalidad de poder disfrutar de todo cuanto tengamos que hacer para lograr algo. Una vez que lo conseguimos, nos replantearemos una nueva meta, pero siempre nos sentiremos felices por los logros pasados.
Esto, siempre y cuando, nos comprometamos a conseguir sólo lo que nos brinda felicidad interior, pero nunca hablando de estatus social. Desde luego que podemos encontrar bienestar y felicidad, incluso en la adquisición de bienes materiales. Siempre que dichos satisfactores estén profundamente ligados al reconocimiento de un gusto o necesidad personal. Es momento de dejar de lado la búsqueda del reconocimiento exterior. Por ejemplificar, mi automóvil, tiene que hacerme feliz porque me gusta su diseño, disfruto sus características de manejo y me es muy útil. No debo pretender que me haga feliz, sólo porque mi vecino me mira en él cada mañana y puedo ver en su rostro que muere de la envidia. La obtención de estatus es tan vacía, que por ello la sensación de satisfacción que nos aporta es pasajera. Cuando esa sensación se esfuma, volvemos a perder la motivación.
Analizando un requerimiento humano fundamental, como lo es la motivación que nos lleva a realizar para lograr, podemos entender cuál es el valor real de los procesos y de las cosas. Yo te invito a analizar tu interior y a encontrar las motivaciones concretas que elevan tu energía de vida.
Que la luz brille en ti, hoy y siempre.
AUTOR: Miranda Luna, redactora en la gran familia hermandadblanca.org
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