Reflexiones: La vacuidad en el Budismo

Roberto Mercher

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Diferencia entre la vacuidad en el Budismo y la física

La vacuidad en el Budismo es un concepto que nos invita a preguntarnos: ¿Es la realidad tal cómo creemos?, en mi artículo “Reflexiones: La realidad en la que vivimos”   planteo dos factores que desde mi punto de vista hacen que nuestra realidad sea diferente a la que realmente está allí afuera de nosotros. Uno de esos factores es que vivimos simultáneamente dos vidas paralelas, una exterior y una interior que se interfieren mutuamente y el otro son nuestras limitaciones sensoriales que no nos permiten percibir toda la información de la realidad que nos circunda.

Desde el punto de vista físico, la vacuidad es la falta de contenido en un espacio determinado. En ese sentido, desde la física podemos ver que la realidad no es tal como la percibimos, dado que existe un altísimo porcentaje de vacuidad en la materia, si consideramos que toda ella está conformada por átomos cuyo volumen es prácticamente cien por ciento vacío y que a su vez ellos están conformados por partículas elementales cuyo comportamiento corpuscular u ondulatorio puede intercambiarse. Físicamente todo es energía en movimiento y lo que percibimos como realidad es el resultado de esa interacción.

Pero el Budismo va mucho más allá de estas consideraciones al afirmar que nuestra realidad es realmente una ilusión cuya naturaleza es la vacuidad. Para tratar de entender de qué se trata este planteamiento considero importante conocer como la filosofía budista interpreta nuestra percepción de la realidad.

Los cinco agregados Budistas

Según el Budismo el ser humano y los fenómenos que constituyen su experiencia están compuestos por cinco agregados, de los cuales solo el primero, la forma, es de naturaleza física, los otros son de naturaleza mental. Esos agregados son los siguientes:

  • Forma
  • Sensaciones
  • Percepciones
  • Formaciones o construcciones mentales
  • Consciencia

Para comenzar es importante saber que en la filosofía Budista hay cosas que existen y cosas que no existen. Por ejemplo, los cuernos de vaca existen, pero los cuernos de pato no existen. Podemos imaginarnos un pato con cuernos de vaca, pero no podemos imaginarnos una vaca con cuernos de pato, porque no existen. Las cosas que existen son conocibles válidamente a través de nuestros sentidos, incluyendo la mente, pero no es posible conocer las que no existen.

Entre las cosas que existen hay unas que cambian en el tiempo y otras que no cambian, en el Budismo las que cambian se identifican como “no permanentes” y las que no cambian como “permanentes”. Los cinco agregados se refieren específicamente a los fenómenos no permanentes, que son los que vivimos en el día a día y los cuales podemos clasificar en tres categorías:

  • Formas de fenómenos físicos.
  • Formas de darnos cuenta de esos fenómenos físicos: Ver, sentir con el tacto, oír, oler, gustar, pensar, imaginar.
  • Variables que afectan la percepción pero que no caen en ninguna de las dos categorías anteriores., como el tiempo, por ejemplo.

Ahora bien, en qué consisten cada uno de esos cinco agregados:

  • Forma: Incluye todo aquello que podemos percibir a través de nuestros sentidos, incluyendo la mente: Lo visible, lo táctil, sonidos, olores, sabores, pensamientos, emociones, sentimientos. Incluye también lo que percibimos en sueños.
  • Sensación: Es la impresión que percibimos cuando uno de nuestros sentidos, incluyendo la mente, es estimulado. Es darnos cuenta de la naturaleza de lo que nos está estimulando: Una imagen, un sonido, algo táctil, un olor, un sabor, un pensamiento, una emoción, un sentimiento.
  • Percepción: Es la sensación interior que resulta de la impresión que hemos recibido en nuestros sentidos. Es lo agradable, desagradable o neutra que nos resulta esa sensación.
  • Formaciones o construcciones mentales: En este agregado la mente procesa y comprende toda la información que está percibiendo, utilizando para ello recuerdos y experiencias anteriores y con base en eso construye una realidad y decide qué acciones tomar y con qué intención.
  • Consciencia: En este agregado se integra toda la información de los cuatro agregados anteriores, dando como resultado el “Yo” que llamamos Consciencia y que creemos ser, pero que en realidad no existe como una entidad, sino que es un agregado más de todos los anteriores.

Como vemos, la primera construcción mental errada que tenemos es ser un “Yo” como una entidad independiente y autónoma y no como un agregado dependiente de otros agregados.

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¿Qué es la vacuidad en el Budismo?

Para decirlo en pocas palabras, el Budismo define la vacuidad como la “falta de naturaleza intrínseca”, pero eso ¿qué significa?

Si analizamos esta frase en su componente principal: “Naturaleza intrínseca”, entre muchas otras definiciones en el DRAE encontramos la siguiente, que en mi opinión se ajustan al contexto que estoy planteando:

Naturaleza: “Principio generador del desarrollo armónico y la plenitud de cada ser, en cuanto tal ser, siguiendo su propia e independiente evolución”.

Intrínseca: “Íntimo, esencial”.

Si integramos ambos conceptos, podríamos decir que la Naturaleza intrínseca de un ser es el “Principio íntimo y esencial que hace que dicho ser se desarrolle a plenitud de manera armónica e independiente”.

Ajustándonos a esta definición, desde mi punto de vista  lo que hace que el Budismo considere que nada tiene naturaleza intrínseca son las palabras independiente y esencial. Según su filosofía, todos los fenómenos físicos y mentales que constituyen la realidad son el resultado de los cinco agregados que vimos anteriormente y por lo tanto ningún ser es independiente de sus agregados sino interdependiente de ellos y en cuanto a lo esencial, todo lo esencial es permanente y todos los agregados son no permanentes. Por lo tanto, en ningún fenómeno vamos a poder encontrar algún principio que cumpla con estas dos condiciones, que sea independiente y esencial para su existencia.

Pero si todo es vacío, ¿nada existe?, la respuesta a esta pregunta desde la óptica de la vacuidad es que “todo existe de manera convencional”, incluso la vacuidad. Lo cual, desde mi punto de vista, es una manera filosófica elegante de escapar de la posición nihilista que algunos le atribuyen a este concepto y que el Budismo niega rotundamente.

En definitiva, según el Budismo, la realidad no es más que un constructo mental ilusorio compartido convencionalmente, con base en la designación conceptual que hemos convenido de cada una de las cosas que integran esa realidad.

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Reflexión y comentario final

Desde mi punto de vista los argumentos que sustentan la vacuidad son convencionalmente congruentes y convincentes. Sin embargo, el Budismo considera que el conocimiento real de la vacuidad no es posible a través del intelecto sino a través de la visión profunda que se logra con la meditación.  

Por mi parte comparto totalmente con el Budismo la vacuidad del yo. En mi artículo “Reflexiones: El yo – ego”  expreso mi punto de vista al respecto, en el cual manifiesto que para mí el yo no es más que una construcción mental, tal como lo plantea el BudismoTambién comparto que la realidad es un constructo convencional con base en los conceptos que hemos acordado. Lo que me cuesta entender es la vacuidad del “Ser”, eso que en el Budismo busca liberarse del Samsara a través del Nirvana. Si el Nirvana es una condición en la que no hay ni tierra, ni agua, ni aire, ni fuego, ni ideas, ni nada que esté asociado al Samsara, ¿quién lo alcanza? y si no hay “alguien” que lo alcance, el Nirvana no es más que la extinción de quién busca alcanzarlo para liberarse del sufrimiento, en cuyo caso,  ¿quién es ese que busca alcanzarlo?

Por otro lado, entiendo que al no existir en el Budismo la creencia en un alma o una entidad individual, independiente y eterna tampoco existe la creencia en la transmigración de las almas que existe en el Hinduismo, sino en un concepto llamado renacimiento y que ese renacimiento es un proceso continuo capaz de continuar después de la muerte física. Siendo así, entendería que lo que transmigra es el proceso en sí y no algo material ni energético, sino metafísico, que para algunos es la consciencia, para otros la mente y para otros las condiciones y/o las energías que mantienen la continuidad de ese proceso. En mi artículo “Reflexiones: Reencarnación”  no asumo una posición definitiva sobre la existencia o no de la reencarnación, solo especulo sobre la factibilidad de que exista y de cómo podría ocurrir, pero pienso que con los avances que están teniendo las Neurociencias en algún momento vamos a encontrar la respuesta a ¿Qué es y qué ocurre al morir con ese “observador” oculto que todos sentimos que llevamos dentro?

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Referencias

https://hermandadblanca.org/reflexiones-la-realidad-en-la-que-vivimos/

https://hermandadblanca.org/reflexiones-el-yo-ego/

https://hermandadblanca.org/reflexiones-la-reencarnacion/

http://espirituyzen.org/wp-content/uploads/2013/05/Los_Cinco_Agregados-pdf.pdf

http://cadenaaurea.com/2016/10/que-es-la-vacuidad-de-la-que-tanto-habla-el-budismo/

“Introducción a la vacuidad”. Guy Newland. Ediciones Dharma. España. 2008.

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