Conocimiento superior (3) la Iluminación
Conocimiento superior (3) la iluminación
Introducción
Seguimos comentando el trabajo de Rudolf Steiner sobre ¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?
En esta ocasión pasamos al tema de la Iluminación. En el artículo anterior nos referimos al primer paso de las enseñanzas espirituales que es la etapa preparatoria.
Allí se propusieron algunos ejercicios como el de observar el proceso de una planta desde la semilla hasta la floración y observar también el proceso de decadencia desde la misma, que incluye cuando la flor se marchita o cuando la planta muere.
En este artículo entramos a la segunda etapa que Steiner denomina la Iluminación. En esta etapa nos hacemos más responsables de nosotros. Tratamos de vernos desde afuera. Sin dejarnos controlar por nuestras emociones, como si viéramos a otra persona.
Este ejercicio no permitirá comprender hasta qué punto nos hemos identificado con nuestras emociones y hemos permitido que ellas nos controlen y controlen nuestras decisiones.
Esta búsqueda podrá resultar en una mejor comprensión del mundo espiritual. Normalmente confundimos el mundo espiritual con nuestra alma, sin embargo son dos realidades diferentes, como se verá mas adelante.
Conocimiento superior: la iluminación
Rudolf Steiner señala que el segundo paso para lograr el desarrollo del conocimiento de los mundos superiores incluye el ejercicio de la paciencia. Querer avanzar más rápido de lo que dan nuestras fuerzas es un error.
Esta idea es importante para todo aprendizaje. Por ejemplo, si alguien quiere aprender un nuevo idioma, pero no se dedica a memorizar y practicar los ejercicios iniciales.
Si apenas los revisa y quiere pasar a lo siguiente, su aprendizaje será más lento. Debe aceptar que está comenzando y que eso exige un tiempo y dedicación.
Igualmente ocurre con el desarrollo de la percepción superior. No se da de la noche a la mañana. Es un proceso lento y así hay que aceptarlo.
Iluminación y desarrollo del carácter
Este proceso exige el desarrollo del carácter. Hay que estar muy atento a nuestros defectos morales y dedicarse a purificar nuestras emociones y nuestros pensamientos. Este es el verdadero trabajo. Lo demás llega luego.
Si fuésemos capaces de desarrollar facultades superiores con un desarrollo moral muy pobre le haríamos mucho daño a los demás y por supuesto, a nosotros mismos.
Así que dos elementos esenciales son paciencia y desarrollo moral. Esto implica el cumplir con nuestras responsabilidades y diarias y no usar como excusa ejercicios como los que ofrece Steiner para no cumplir con nuestras responsabilidades.
Es posible que en el tiempo que quisiésemos dedicar a nuestras ejercicios espirituales, tengamos que atender a los hijos o a la esposa. Si al no poder dedicarnos a la meditación reaccionamos con molestia, esto sería una prueba de que no estamos en conexión con nuestros deberes.
Debemos ser amables. La amabilidad está por encima de cualquier meditación.
Esas actividades molestas que tenemos que cumplir, debemos hacerlas con agrado. Es importante que los demás se sientan cómodos en nuestra presencia. Si lo logramos, esto sería un signo de que estamos avanzando.
Esas actividades molestas que tenemos que cumplir, debemos hacerlas con agrado. Es importante que los demás se sientan cómodos en nuestra presencia. Si lo logramos, esto sería un signo de que estamos avanzando en el conocimiento espiritual.
El trabajo de observar los propios pensamientos y sentimientos debe tener el mismo rigor que la observación de las percepciones. El científico observa y evita distraerse en fantasías. El conocimiento de los mundos superiores también tiene que ser una búsqueda científica. Debe ser un trabajo que tiene un momento para comenzar a observar y un momento para finalizarlo.
No puede ser una actividad que produzca descontrol, ni que nos aleje de la realidad de la vida cotidiana.
Esta observación incluye actividades de imaginación, no de fantasía. Con la imaginación se busca la verdad y nos hacemos más realistas. Por ejemplo, al observar una semilla tratamos de imaginarnos la planta completa. Imaginamos su desarrollo hasta llegar a las flores.
Seguimos su proceso de decadencia hasta formar las semillas. Incluso imaginamos la muerte de la planta. Al tiempo que hacemos esto vamos observando nuestras emociones y sentimientos. Nos damos cuenta si son emociones que nos controlan o si son emociones sublimes, a las que preferimos llamar sentimientos.
Nos damos cuenta que la vida incluye la muerte, pero que la muerte ya contiene la preservación. Antes de morir la planta ya ha diseminado sus semillas, por diferentes vías.
Esta observación incluye actividades de imaginación, no de fantasía. Con la imaginación se busca la verdad y nos hacemos más realistas.
Incluso comprendemos que no todas las semillas germinan. Y que algunas semillas que permanecen iguales por años, en un momento llegan a un terreno apropiado y germinan.
Pero otras semillas pasan a ser destruidas para ser alimento de los seres humanos. Es el caso del trigo. También debemos pensar en las frutas que tienen semilla. Algunos de esos frutos los comemos crudos y botamos la semilla. Otros los cocinamos.
Incluso, reflexionamos en que las plantas se reproducen por muchas formas y que en muchos casos no necesitan la semilla sino una parte de ellas. Algo que no podemos hacer los seres humanos.
Si continuamos, recordamos que la ciencia hoy en día ofrece formar órganos de células madres y seguimos observando cómo se relacionan nuestros pensamientos con nuestras emociones. Vemos como nuestros conocimientos objetivos se relacionan con nuestras emociones y con nuestros sentimientos. Lo que estamos haciendo es conocernos a nosotros mismos.
Vemos como nuestros conocimientos objetivos se relacionan con nuestras emociones y con nuestros sentimientos. Lo que estamos haciendo es conocernos a nosotros mismos.
Ya Platón usaba la frase “conócete a ti mismo”. Pero no habíamos pensado que ese conocimiento exigía conocer nuestras emociones y sentimientos y como estos se relacionan con nuestros pensamientos.
Ahora podemos darle un nuevo sentido a esta frase. Si me conozco a mi mismo, me convierto en una persona consciente. Descubro dentro de mí, potencialidades que nunca había imaginado.
Muchas veces se nos ha pedido que no mezclemos el pensamiento con las emociones. Esto es imposible. Lo que se nos debería pedir es que transformemos esas emociones que nos descontrolan en sentimientos armoniosos. Ahora tenemos una relación de nuevos pensamientos con sentimientos elevados.
Muchas veces se nos ha pedido que no mezclemos el pensamiento con las emociones. Esto es imposible. Lo que se nos debería pedir es que transformemos esas emociones que nos descontrolan en sentimientos armoniosos.
Algunas personas han llevado muy lejos la idea de separar los pensamientos de las emociones y sentimiento. Han querido que nos desarrollemos intelectualmente y que veamos las actividades artísticas como pérdida de tiempo o, en el mejor de los casos, como una forma de relajarnos de la tensión intelectual.
Quienes piensan así, no pueden entender que no se puede desarrollar el carácter por medio del desarrollo intelectual. Es cierto que el desarrollo intelectual es importante, pero sin el desarrollo de la sensibilidad se producen intelectuales insensibles.
Seres a los que le importa solo el logro de la metas sin importar si eso implica usar a los demás seres humanos o incluso la guerra.
Si logramos comprender que la meta real es el desarrollo del carácter y por lo tanto el desarrollo de la sensibilidad habremos avanzado mucho. Comprenderemos esa frase que dice que de nada vale que alguien tenga toda la sabiduría del mundo, si no tiene amor.
Steiner lo explica como la regla de oro de la verdadera ciencia espiritual y lo explica con las siguientes palabras:
“Si intentas dar un paso hacia el conocimiento de las verdades ocultas, da a la vez tres pasos hacia el perfeccionamiento de tu carácter referente al bien”.
la regla de oro de la verdadera ciencia espiritual:
“Si intentas dar un paso hacia el conocimiento de las verdades ocultas, da a la vez tres pasos hacia el perfeccionamiento de tu carácter referente al bien”. Steiner
Así que el secreto más importante es el de conocernos a nosotros mismos y el de desarrollar nuestro carácter.
Respeto a la libertad de los demás
Uno de los elementos más importantes es el de respetar la libertad de los demás. Esa necesidad que tenemos de decirles a los demás lo que deben hacer y el estar haciéndole las tareas a los demás es una forma de impedir su libertad.
Son rezagos del mundo esclavista y feudal.
Estamos entrando en una nueva era. La libertad es uno de los signos de los tiempos, pero insistimos en tener a otros seres controlados. Por esto nos parece normal que existan los circos y los zoológicos y no nos damos cuenta que en realidad son prisiones para los animales.
Para reconocer a un guía
Esta idea nos puede ayudar en el momento de elegir a un guía que nos ayude en nuestro desarrollo. Si esa persona quiere imponernos sus criterios y tomar decisiones por nosotros, no es un verdadero maestro. Steiner insiste en que ningún instructor espiritual va limitar nuestra independencia.
Incluso cuando consideramos que el instructor es respetuoso de nuestra libertad, debemos evitar aceptar todo lo que diga como cierto sin buscar la coherencia sea por el pensamiento, la sensibilidad o la acción.
Si por seguirlo cometemos un error, el responsable no será el o ella, sino nosotros y las consecuencias serán nuestras. No hay que olvidar que aunque lo que esté diciendo sea correcto, nadie asegura que lo hemos entendido en el sentido en que lo dijo. Un ejemplo de estos son las miles de interpretaciones contradictorias sobre frases de Jesús o de Buda.
Así que el aprendizaje es nuestro. La experiencia es nuestra y las consecuencias son nuestras.
Serenidad y poder
El otro aspecto que señala Steiner es la importancia de la serenidad.
En la obra Zanoni de Bulwer Lytton, el maestro Zanoni en un momento se refiere a la importancia de la serenidad y lo dice con estas palabras:
“Mi arte empieza ya a oscurecerse. He perdido la serenidad que es la que da el poder”
Son palabras muy sencillas que muestran el gran problema de la prisa, la preocupación, el arrebato o la confusión. En otras palabras, el problema de todas esas emociones que nos descontrolan. Esas emociones nos quitan el poder.
Por esto es muy importante el estar cada día unos minutos con nosotros mismos, en tranquilidad, aquietando nuestras emociones. Buscando la serenidad.
Steiner señala que muchas personas creen que esos cinco minutos dedicados a separarse de las preocupaciones del día, les van a quitar energía y tiempo para las tareas diarias.
Sin embargo, lo contrario es cierto. Esos minutos son una recuperación de energía que van a facilitar el desarrollo de los deberes.
Juicio y conocimiento
Durante ese tiempo se debe reflexionar sobre lo que hemos hecho pero desde un punto de vista imparcial. Como si fuese la vida de otra persona.
Normalmente no nos damos cuenta de que tenemos una cinta para medir las conductas de los demás y otra con otra escala para medir los actos nuestros.
Nos parece justa la rabia que sentimos hacia alguien. Pero cuando vemos a otro expresando su animosidad contra otro, le sugerimos que se calme. El ejercicio que se propone aquí es vernos desde afuera y revisar nuestros actos, pensamientos y emociones.
Si no podemos separarnos podemos imaginar que quien tiene esos pensamientos es alguna otra persona. Este ejercicio nos permitirá reconocer nuestros defectos.
Nos parece justa la rabia que sentimos hacia alguien. Pero cuando vemos a otro expresando su animosidad contra otro, le sugerimos que se calme.
Al verlos en otros reconocemos enseguida que son defectos, al verlos en nosotros, nuestras propias emociones nos lo ocultan. Un ejemplo de esto es imaginar a algún compañero hablando mal de otro, en seguida nos damos cuenta de su error.
Sin embargo, cuando somos nosotros quienes hablamos sobre los defectos de otros, la emoción de placer que sentimos nos hace sentir que estamos haciendo algo bueno.
Conocimiento y emoción
La emoción nos impide pensar. La emoción nos impide la serenidad. Cuando estamos solos revisando nuestros actos con serenidad, quien se tiene que aquietar es la emoción.
Aún más, le emoción puede ser transformada en un sentimiento de compasión hacia la persona que hemos criticado sin estar presente.
Nos damos cuenta que no quisiéramos que otro hable más de nosotros a nuestras espaldas. Tampoco queremos que hablen mal de nosotros de frente. es muy importante el estar cada día unos minutos con nosotros mismos, en tranquilidad, aquietando nuestras emociones. Buscando la serenidad.
Entonces descubrimos que la emoción de placer que sentimos, cuando criticamos a alguien, es la misma que siente el que nos crítica.
Descubrimos que esa emoción nos impide desarrollar nuestro carácter. Comprendemos que por medio de la serenidad podemos transformar nuestras emociones en sentimientos nobles.
Este ejercicio nos ayuda a descubrir que no somos objetivos con nosotros mismos. Que tampoco somos objetivos con los demás, pero lo más grave es que los medimos con reglas muy diferentes a las que usamos para nosotros. Somos injustos.
También descubrimos que el desborde emocional nos causa placer y a la vez nos impide pensar.
En vez de que nuestro pensamiento se armonice con las emociones, estas últimas cabalgan sobre nuestros pensamientos. Todavía hay algo peor, son muchas emociones y cada vez una emoción diferente toma el control y nos manipula.
Este ejercicio nos permite ver que somos diferentes según la emoción que surja. Ahora podemos observar cómo somos cuando tenemos envidia, cómo somos cuando tenemos miedo, y así sucesivamente. Estamos comenzando a conocernos.
Ahora podemos observar cómo somos cuando tenemos envidia, cómo somos cuando tenemos miedo, y así sucesivamente. Estamos comenzando a conocernos.
También comenzamos a descubrir cómo cada una de estas emociones se puede convertir en una forma de sensibilidad diferente.
No lo vamos a lograr en un día. Pero si ya comenzamos a dar el primer paso, no habrá retorno. Cada acto nuestro nos marca y nos señala el camino que hemos elegido.
Conocimiento y serenidad
Para explicar este punto de la serenidad, Steiner comenta que observamos los infortunios de los demás de manera muy diferente a como sentimos los propios.
La serenidad nos permite vernos desde afuera. Como el que sale de su ciudad y sube a la montaña cercana y vuelve a mirar su ciudad, pero ya no está dentro de ella y la ve como un conjunto. Ve todo con otra perspectiva.
La iluminación está relacionada con conocernos a nosotros mismos. Normalmente consideramos que solo somos seres físicos que un día morirán. Si avanzamos más, reconocemos que tenemos un alma que la identificamos con nuestro Yo.
Sin embargo, Steiner nos dice que todos estos ejercicios para lograr la iluminación nos van a permitir descubrir que además del alma tenemos un Espíritu.
Muchas veces hacemos coincidir el concepto de espíritu con el del alma. Esta identificación nos impide buscar más allá. Sin embargo, el espíritu nos muestra una dimensión que no está en el alma.
Conocimiento superior
El desarrollo del espíritu le da al hombre una dimensión superior. Es el que da la libertad. La victoria no es externa sino interna. Steiner señala que si los ejercicios anteriores de reconocerse desde un punto de vista diferente se quedasen allí, sería un avance pero no daría libertad.
La libertad se refiere a que realmente existe un mundo espiritual que se puede conocer. Descubre que realmente existen seres espirituales que no tienen corporeidad física.
Descubre que los pensamientos, los sentimientos y las emociones son “cosas” reales que interactúan entre ellas. Lo más importante de todo es que descubre que él o ella pertenecen al mundo espiritual.
A este nuevo paso lo denomina la contemplación. Sin embargo no es el final del proceso, sino que es una etapa de trabajo constante. Al llegar a esta etapa debe trabajar con los pensamientos. Pero no de manera indiscriminada, sino que debe trabajar con pensamientos de sabios y dedicarse a su comprensión.
Si este trabajo lo aleja de sus tareas diarias es que hay algo que está mal hecho. Si un ciego perdiese contacto con sus semejantes debido a que por una operación ha logrado ver., diríamos que hay algo mal en su comprensión.
Si él se dedicase a mirar y dejase de tomar en cuenta lo que aprendió con el tacto, o la audición, lo podríamos comprender pero tendríamos que decirle que debe ampliar su libertad y no encerrarse en el nuevo sentido que ha adquirido.
El desarrollo del carácter y la mejor comprensión de quienes somos, debe desarrollar nuestra capacidad ética. Debe manifestarse como mayor altruismo y comprensión de los demás seres.
No puede servir para creerse superior a los demás, y menos para buscar poder sobre los demás. Esto sería haber perdido el camino y tendría consecuencias indeseadas.
El tener mayor conocimiento debe ser útil para beneficiar a quienes tienen necesidad. No puede limitarse a una autosatisfacción. Mayor conocimiento significa tener mayor responsabilidad. Es como alguien que alcanza un cargo más alto en una empresa o en el Estado.
Es cierto que tendrá una mejor situación en muchos aspectos, pero ahora tendrá funciones con los demás miembros de su compañía o con el país que no tenía antes. En la medida en que crea que el nuevo cargo es para tener mayores beneficios y que le importe poco la institución, será un mal gerente y un mal funcionario.
Este mismo error se puede cometer al descubrir las nuevas dimensiones del conocimiento que se adquieren al comenzar a desarrollar el mundo espiritual.
El reino de Dios es el amor. Si sabemos buscar el reino del amor, todo lo demás se nos dará por añadidura.
El autor insiste en que este es un trabajo que busca el desarrollo paso a paso. El intento de avanzar a saltos puede ser una pérdida de tiempo o peor podría perderse al camino.
En la medida en que busquemos un mayor conocimiento de nosotros mismos para lograr el desarrollo de la sensibilidad y del altruismo, estaremos en el camino.
Todos tenemos derecho a vivir bien y con seguridad económica, pero si nos descubrimos tratando de avanzar haciéndole daño a nuestros compañeros es que nos estamos separando del amor a los demás.
El reino de Dios es el amor. Si sabemos buscar el reino del amor, todo lo demás se nos dará por añadidura.
Si nos descubrimos tratando de avanzar haciéndole daño a nuestros compañeros es que nos estamos separando del amor a los demás
En síntesis
Hemos revisado el segundo paso que Rudolf Steiner señala para lograr la comprensión de los mundos superiores.
Este paso nos da una mejor comprensión de nuestros pensamientos, emociones y sentimientos. Nos hace comprender que son “cosas” tan concretas como los objetos del mundo físico.
Sin embargo, no se puede lograr este avance sin purificar nuestros pensamientos y nuestras emociones. Estamos en la obligación de ser mejores seres humanos.
El nuevo poder que logramos por medio de la serenidad tiene que ser útil a la humanidad.
El desarrollo del carácter es un proceso que incluye el desarrollo del amor a los demás y por lo tanto del altruismo.
Referencias
Rudolf Steiner ¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?
Rudolf Steiner Filosofía de la libertad (6) La imaginación moral
José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org
Sgerencias de enlaces
Los Arcanos Menores del Tarot Rider
Los misterios de los Arcanos Mayores
Arnold Schweinzer Premio nobel (1) Reverencia a la vida
Para todos los lectores: la lectura sugerida tiene un error y debería ser: Albert Schweitzer Premio nobel (1) Reverencia a la vida.
De todas formas la dirección web sí es correcta.
Muchas gracias Marina Santos. Tiene razón es Schweitzer. Ya hice la corrección en mis apuntes. Gtacias por animarme a seguir es esta línea. Muchos saludos.
Buenas tardes! Probablemente sea un error de tipeo, pero busqué la referencia y el mismo Google me corregía, es Albert Schweitzer el premio Novel citado.
Aprovecho para agradecer la profundidad en el tratamiento del artículo, ya que así uno se puede ir formando. Nuevamente, Muchas Gracias!