Motivación (16) los pequeños éxitos se logran con práctica.

Uno de los problemas que tenemos en la vida es que queremos tener éxito, pero no sabemos en qué. Muchas veces nos guiamos por los demás. Esto puede funcionar pero no nos satisface.

Queremos salud física ya que es necesaria. Queremos aprender algo por diferentes razones inclusive para conseguir un buen empleo. Queremos tener un grado mayor de desarrollo artístico.

Estas metas no están en contradicción, pero siguen siendo muy amplias. Debemos decidir cuáles son nuestras metas a corto plazo incluso a muy corto plazo. Si logramos ver nuestros pequeños avances, estaremos en un camino exitoso.

En la medida en que hacemos las cosas a tiempo y tenemos éxito, comprenderemos que no tiene sentido dejar las cosas para después.

Este artículo trata sobre la procastinación. Es la tendencia que tenemos de dejar las cosas para después. Las consecuencias de esto es dejar muchas cosas sin terminar. O terminarlas cuando ya es tarde y han perdido parte de su sentido.

También tiene que ver con desaprovechar las oportunidades y con no tener en cuenta la necesidad del otro.

Nos podemos preguntar qué tiene que ver el dejar las cosas para después con el título de que nada da más éxito que el éxito. Tiene que ver ya que en la medida en que hacemos las cosas a tiempo y tenemos éxito, comprenderemos que no tiene sentido dejar las cosas para después.

Uno de estos aprendizajes es el de hacer las cosas tan pronto como nos recordamos. Es muy posible que si las dejamos para después, se nos olvide y solo nos demos cuenta cuando ya es tarde. Otra es que el destino cambie y lo que se podía hacer en el momento en que estaban dadas todas las circunstancias para hacerlo, ahora no se pueda hacer. O si se hace el costo de tiempo y de energía y dinero es mayor.

El éxito trae responsabilidades. Si queremos un cargo superior, tendremos que tomar decisiones que antes le correspondían a otro. Mientras fuese otro podíamos criticarlo.

Si somos nosotros las críticas serán contra nosotros. Además sabemos que nunca se puede agradar a todos. Las decisiones siempre afectan a alguien y nos veremos en la situación de ser rechazados.

Las decisiones siempre afectan a alguien y nos veremos en la situación de ser rechazados.

Sin embargo, si aceptamos la responsabilidad, tendremos reconocimientos que antes no teníamos.

Muchas veces se quiere un ascenso solo por las ventajas y por el reconocimiento. El interés no es por defender la institución, sino los beneficios personales. Esto tiene un costo porque la institución sufre las consecuencias.

En este último caso, tampoco queremos tener éxito. Contraponemos el éxito personal con el éxito de la institución. Incumplimos con nuestra responsabilidad y esta es una forma de procastinación. Es dejar de cumplir las funciones. En este caso tampoco hay éxito real.

Sin embargo, no podemos medir el éxito solo por los ascensos. Cumplir con los deberes diarios es una forma de éxito. En la medida en que cumplimos nuestras metas del día, va aumentando nuestra seguridad.

En ocasiones nos proponemos metas anuales, pero no hacemos planes diarios para ir avanzando en ellas. Una meta anual debería estar dividida en metas a corto plazo y estas en metas diarias. Muchas de estas metas diarias son las que nos van a desarrollar nuestros hábitos.

Un error que se comete en muchas ocasiones es el querer avanza muy rápido sin darle solidez a lo que hacemos. Es el caso de quien aprende idiomas y sigue aprendiendo nuevas palabras y nuevas reglas gramaticales pero no se da tiempo para consolidar el aprendizaje porque piensa que está perdiendo el tiempo.

Recordamos que lo que estamos buscando es el éxito. Cuando las metas están a largo plazo, no hay posibilidad de ver el avance. La solución es dividir esas metas en otras a mediano plazo y estas últimas en tareas muy pequeñas. El éxito lo veremos en estas tareas muy pequeñas.

Un ejemplo

También es importante comprender que es lo que queremos aprender en cada etapa. Siguiendo el ejemplo de aprender idiomas, podemos tener una división por trozos. Por ejemplo, podemos aprendernos los 100 sustantivos más usados en ese idioma. Estos 100 sustantivos podemos dividirlos en 10 grupos de diez y cada semana aprender 10 sustantivos. Podemos hacer algo similar con las reglas ortográficas.

La importancia de este método es que podemos saber si este aprendizaje está internalizado o nos falta y cada cierto tiempo regresar a eso trozo y repetirlo.

La idea es saber que estamos aprendiendo algo definido. En la medida en que lo repetimos llegará un momento en que realmente lo hemos dominado y sentimos que hay un triunfo.

Querer aprender muchas cosas al tiempo puede ser una forma de evitar el éxito. Hacemos mucho esfuerzo, pero no avanzamos. Volvemos a preguntarnos ¿Por qué no queremos aprender? ¿Por qué no queremos tener éxito?

Imaginemos que somos un terreno donde hay muchas plantas, sin ningún orden. Cada una lucha por tener el control. Hasta que un día llega el dueño, que es nuestro Yo. Este yo decide que quiere una plantación ordenada y solo de ciertos productos. No quiere maleza.

Lo campesinos saben que aunque se corte la maleza, ésta siempre va a crecer. Además de cortar la maleza hay que saber que se quiere sembrar. Hay que darle tiempo a las nuevas plantas, alimentarlas y cuidarlas. Solo así habrá éxito. Pero eso exige trabajo y constancia.

Además de cortar la maleza hay que saber que se quiere sembrar.

Es igual con nuestras metas. Tenemos que saber que si queremos algo es porque no lo tenemos. No estamos acostumbrados a tener logros. Lo que tenemos de alguna manera ya estaba allí. Estudiamos porque nuestros padres nos enviaron a la escuela. La mayoría de nuestras costumbres fueron aprendidas de otros. Aunque hemos tenido logros, la mayoría de estos logros fueron preparados por otros.

Llega el momento en que decidimos hacer algo por nuestra cuenta y vemos que no concuerda con las expectativas que los demás tienen de nosotros.

Es posible que tengamos temor a decepcionarlos, si cambiamos. También es posible que tengamos el temor de decepcionarnos a nosotros si  no lo logramos. Es más cómodo no comenzar. Pero esto tampoco es agradable. Así que decidimos hacerlo, pero cuando tengamos tiempo.

Si leemos las novelas de Gabriel García Márquez, veremos que hay un tiempo que siempre retorna. Está la obra del Coronel no tiene quien le escriba. Es un coronel que espera que le paguen sus prestaciones sociales y siempre espera y va a las oficinas a llenar las planillas y siempre sigue esperando.

También en la novela de en tiempos del cólera, hay un joven enamorado que no quiere cambiar por temor a que su amor deje de reconocerlo. Pero ella si cambia y deja de amar esa imagen que amó antes.

Hay cuentos de esposos que todos los años deciden divorciarse pero nunca lo hacen y siempre tienen una nueva escusa. Todos los años se repiten las mismas decisiones que no van a realizarse. En el fondo estamos dejando nuestras decisiones en manos de los demás.

Pero si tenemos éxito haciendo lo que otros deciden por nosotros, no es nuestro éxito. No logramos la sensación de avanzar. Más bien tenemos la sensación de estarnos traicionando. No hay avance.

Lo que proponemos son pequeños éxitos. Nada grandioso, pero serán los éxitos de un vencedor.

Es cierto que en nuestra vida diaria todo está hecho para que no aprendamos en profundidad. En el liceo o la universidad se tienen múltiples tareas al tiempo. En el trabajo es algo similar. Tal vez por esto creemos que esa es la manera de aprender y tratamos de abarcar demasiado y aprendemos cada tarea por encima. Sin embargo, en las cosas que de verdad nos importan debemos tener mayor paciencia.

Si queremos ser pintores, debemos darnos permiso para aprender cada tarea lo menor posible. Si nos inscribimos en una academia nos van a enseñar lo esencia y se pasa enseguida a otra tarea. Pero debemos comprender que cada una es un trozo al que debemos dedicarle mayor tiempo fuera de la academia. No debemos conformarnos con lo esencial.

El punto es que además de saber qué es lo que tenemos que aprender, necesitamos práctica.

Muchas veces consideramos que los conocimientos son suficientes para el aprendizaje. Se nos olvida que tenemos que aplicar esos conocimientos para saber si son correctos y para asimilarlos. Podemos decir que el éxito es práctica. Si no sabemos aplicar lo que conocemos es porque aún no lo dominamos.

Se nos olvida que tenemos que aplicar esos conocimientos para saber si son correctos y para asimilarlos.

Es muy importante saber qué es lo que queremos hacer bien y debemos comenzar.

No podemos querer llegar cuando estamos dando los primeros pasos.

Es importante reconocer que dando pasos cortos vamos a llegar, pero estos pasos deben ser productivos.

No basta con la teoría, necesitamos práctica.

No basta con la teoría, necesitamos práctica.

Gabriel García Márquez  wikipedia

José Contreras redactor y traductor en la gran familia de hermandadblanca.org

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