MUÑECA RUSA: tejiendo el espacio-tiempo
Una muñeca rusa es la artesanía más conocida y valorada por muchas personas. Se cree que todas las familias rusas tienen al menos un ejemplar de las matrioskas, al tenerles mucho aprecio por su valor cultural. El nombre se creó a partir de ‘Matriona’ (campesina) que era el nombre femenino más común, proveniente del latín ‘mater’ que significa madre.
Estas muñecas representan la maternidad y la fertilidad, por lo tanto, el hecho de que una esté dentro de la otra significa que una madre da a luz a su hija, y la hija a otra hija y así sucesivamente. También tiene un significado de fraternidad y el autorreconocimiento haciendo referencia al interior de cada persona.
Nadia Vulvokov, una ingeniera de software que se encuentra reviviendo su fiesta de cumpleaños número 36 en un ciclo continuo en el que muere repetidamente y el proceso comienza de nuevo. Muñeca rusa es una serie de televisión estrenada el 1 de febrero de 2019 en Netflix.
En Muñeca rusa su protagonista no tiene idea de lo que tiene que hacer ni de lo que se espera de ella. Y, al final, paseando por el pasado y el presente, intentando modificarlo, quien termina cambiando (o, más bien, encontrando quién es realmente) es ella misma. Nadia sabe nada.
La primera temporada, basada en un bucle eterno, ofrece una trama sobre el autoconocimiento como mecanismo para aliviar el dolor de la pérdida. En la segunda entrega se muestran los viajes en el tiempo a su manera: un trayecto en metro que se convierte en toda una serie de revelaciones sobre su vida y en la que descubre que su existencia es un gran Qué pasaría si, algo que habría hecho todo mejor si tan solo hubiera pasado. En la segunda temporada Nadia evoluciona como persona, en los siete episodios ella aprende qué es lo verdaderamente importante en su vida, el poder del pasado para dictaminar el presente y el alivio de las despedidas.
EL ESPACIO
El espacio es la zona fija donde toda forma encuentra ubicación y es el cuerpo etérico de esa entidad el receptor de muchos tipos de energía penetrante que produce formas. Una de las maneras de activar los centros de energía de ese cuerpo son las drogas, no obstante, poseemos los químicos requeridos para realizar el proceso de manera interna: las hormonas. Son las sustancias químicas las que cargan o descargan nuestro sistema endocrino, cual si fuera un sistema informático.
Los humanos venimos programados para la adicción, y las mayores responsables de ello son nuestras mentes. Generalmente las personas siguen los mismos caminos predecibles en sus vidas públicas que aquellos que siguen sus cerebros, lo que da lugar a un comportamiento adictivo. Lo único que rompe esos hábitos adictivos es el silencio propio de la clave genética 24.
Fue el gato el que activó en Nadia el momento de establecer la autenticidad de lo que Ella Es, pero también la precisión para consigo misma y la relación con los otros. Esta postura le permitió tocar con el dedo de la conexión, con su propio Amor Incondicional, a los Seres que coexistían en su vida.
El espacio-tiempo más accesible para vivir ese Amor sería la sexualidad, pero una que no estuviera sujeta al consumo del ego, sino que le brindara una salida hacia una dimensión sagrada. La sexualidad en el espacio-tiempo está concebida como una dualidad alma-personalidad, dando por resultado el nacimiento de la identidad: el Ser crístico.
Nadia y Alan se conocen en un ascensor, dándonos la idea de subidas y bajadas de nuestra energía en el cuerpo etérico y su relación con la muerte. El día antes de su primera muerte, Alan había planeado proponerle matrimonio a su novia Beatrice , pero antes de que lo hiciera ella rompe con él. Alan acaba recordando que la primera vez que murió fue porque él mismo se quitó la vida.
Junto a Nadia explora varias teorías: que es un castigo porque son malas personas, el purgatorio, un delirio causado por las drogas o brujería. Finalmente, se dan cuenta de que ambos se cruzaron antes de morir por primera vez y resuelven que para dejar de morir, necesitan ayudarse mutuamente. Y eso es lo que hacen. Descubren que el mundo no se resetea cada vez que ellos mueren, sino que la vida sigue en diferentes universos.
La muerte es esencialmente cuestión de conciencia. En cierto momento se está consciente en el plano físico, en otros, la conciencia se retrae a otro plano y está allí activamente consciente. La muerte es literalmente el retiro del cerebro y del corazón de las dos corrientes de energía, la de la conciencia y la de la vida, produciendo en consecuencia, la completa pérdida de la conciencia y la desintegración del cuerpo.
EL TIEMPO
El tiempo es una sucesión de estados de conciencia, no se percibe realmente el tiempo, sino el enriquecimiento de información. Hasta que llegó el ferrocarril, cada ciudad marcaba su hora en función del sol del mediodía. No existía la puntualidad, ésta fue un invento pensado, literalmente, para que no chocaran los trenes, lo cuenta Simon Garfield en Cronometrados (Taurus, 2017). El libro que se adentra en los secretos del tiempo, esa extraña dimensión que hace que los días que transcurren en vacaciones duren eternamente menos que una hora en un día laborable.
Imaginemos el Yo como un largo tren con 62 puertas, cada una representa el mismo órgano neurosensor a lo largo de los sucesivos instantes. Por cada puerta entran imágenes sucesivas. Cuando se viaja en el tren éste ilumina, con su luz, una sección de un largo túnel, no sólo capta la imagen que acaba de entrar por esa puerta (imagen recién percibida), también, como un espejo de memoria, las imágenes que hay atrás. Alan, gracias su desorden obsesivo-compulsivo, tiene una capacidad superior para recordar detalles.
A través del tiempo, las almas aprenden más sobre su verdadera naturaleza y la genuina esencia de la libertad, sin embargo, en su viaje evolutivo, a ninguna alma le es posible avanzar más rápido, cada una tiene su tiempo para el aprendizaje, que no puede ser claro para sí misma o los demás.
Domar el vacío interior de Alan significaba transmutar ese vacío en luz, e instalarse en la serenidad de su paz interior. Viviría el momento, desarrollaría una importante clave genética que le permitiera dejar de proyectarse o de recordar hechos pasados.
La dualidad entre la sombra y la luz, le mostraba los caminos de la derecha o de la izquierda, pero ahora tenía la posibilidad de acomodarte en el tercer carril, en el del medio. Ahora podía arriesgarse a Ser él mismo, a cambio haría una pequeña desaparición, porque de esa manera es como podría acceder a la mejor versión de sí mismo.
Los viajes en el tiempo han estado marcados por la memoria subconsciente, lo que a su vez se relaciona con los efectos mandela y las líneas temporales. Si el comportamiento consciente humano es desequilibrado se introducirán trascendentes perturbaciones en ese organismo cibernético que es el Multicosmos.
LA REALIDAD
La matrioska nos hace pensar en nuestra personalidad como un conjunto de cuerpos, formas dentro formas, base del simbolismo representado en las esferas de marfil talladas por los artífices chinos, donde una bola está dentro de otra, primorosamente talladas, aunque libres y sin embargo confinadas.
Nadia Vulvokov nació un 30 de marzo de 1982 bajo la cruz de la convulsión. Su función es levantar los cimientos de la realidad con una vida muy inestable e incómoda pero con una cualidad profundamente provocadora. Las puertas 38-39 activarían el fuego kundalini que le permitirían despertar a la vez los centros cardíaco y coronario. Gracias a la conmoción en la puerta 51, Nadia sale por la puerta 25 para dar a luz y abrirse al amor transpersonal. La puerta 61 de la conciencia active a la puerta 24, para que en lugar de la sombra de la adicción, Nadia utilice el don de la invención y el poder del silencio. Se puede ver como la matrioska hace referencia a la abuela, la madre, la hija y la nieta.
El cuerpo etérico de Nadia nos permite ver las corrientes de energía con las que nació, líneas de fuerza entrelazadas y circulantes de uno o varios de los siete planos o zonas de conciencia de nuestra vida planetaria. Dichas líneas de energía y el sistema entretejido de corrientes de fuerza, se relacionan con los siete centros focales que se encuentran en el cuerpo etérico, que al sumarle el plexo esplénico (bazo) y el corazón nos dan nueve en total.
Toda la parafernalia temporal que vemos en la serie sirve como presentación de las sombras de los dos protagonistas y su necesidad de enfrentarlos. Nadia tiene que encontrar la paz con su pasado, especialmente en lo relativo a la relación con su madre, de cuya muerte se siente culpable. Alan necesita aceptar su presente y la ruptura con su novia, pero, especialmente, tiene que perder el miedo a un futuro sin ella y entender que es más feliz sola que con él.
En realidad, Muñeca rusa habla del proceso de curación y de la necesidad de acudir a otros para encontrarla, por eso se hacen muchas referencias a la terapia. Una de las cosas que tienen en común Nadia y Alan es el primer videojuego que ella creó como desarrolladora de software. Cuando esto sale a la luz, Alan le recrimina que es imposible pasárselo y que no se puede completar una misión semejante con un solo personaje.
De hecho, la primera temporada está llena de referencias a la curación mediante el otro, desde el simbolismo de los espejos, que representan los ojos del otro, hasta el nombre del último capítulo, que apunta directamente al mito de Ariadna, quien ayudó a Teseo a escapar del laberinto del Minotauro. En la segunda temporada, el vagabundo representa a Caronte el encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro si tenían un óbolo para pagar el viaje, mientras que en la primera temporada usaba una cabeza de cabra símbolo de capricornio-saturno, regente del Tiempo.
Cuando el sistema cuántico se rompe, la realidad se define por una de las opciones. Sólo veremos al gato vivo o muerto, nunca ambas. Este proceso de tránsito de la realidad cuántica a nuestra realidad clásica se llama decoherencia, y es la responsable de que veamos el mundo tal y como lo conocemos. Es decir, una única realidad.